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El anonimato del donante, a debate

El calvario de Manuel, el hijo de un donante de semen que busca desesperadamente a su padre

¿Deben ser anónimos los donantes de óvulos y esperma? El conflicto está en si debe pesar más el derecho del donante a mantenerse anónimo, el de los padres legales, o el del nacido, que quiere conocer su origen. Es el caso de Manuel Romero, que lleva años buscando pistas sobre su padre biológico.

Manuel Romero vino al mundo por inseminación artificial. A los 22 años su otro padre, el que ha ejercido toda la vida como tal, se lo desveló.

Esa confesión supuso un punto de inflexión para Manuel que interpretaba que esa condición era la causa de muchos de sus problemas. A Manuel siempre le costó concentrarse en los estudios, siempre se replanteaba todo lo que le contaban y en la adolescencia tuvo fuertes enfrentamientos con su padre. Tras averiguar que el padre que le dio la vida era un donante, consideró que esta circunstancia era la que le había llevado a padecer todos estos problemas de incomprensión.

Denuncia que en la mayoría de las decisiones que toman los adultos no se piensa en los niños y asegura que siempre le ha acompañado un gran vacío. Intentó buscar a su padre biológico pero lamenta que se le cerraron muchas puertas.

Señala que durante toda la vida siempre ha estado buscando una verdad: tras los medios de comunicación, los gobiernos y cuando se enteró de que su padre había sido un donante "fue un gran alivio". "Me di cuenta de que no tenía que buscar dentro de mí, sino fuera", señala.

Este conflicto de identidad siempre le ha llevado a tener rabia. Rabia hacia su padre, hacia el sistema o la educación. En busca de esas respuestas que no encontraba cursó dos años de Psicología, pero lo terminó dejando porque la carrera le pareció "un poco decepcionante".

Ahora reivindica que los hijos de donantes tengan derecho a saber quién es su verdadero progenitor.

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