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SE ENFRENTA A 3 AÑOS DE CÁRCEL

Así actuaba 'el estafador de las mil caras': falso representante de golfistas y tenistas

Jose Antonio Sanz Arcos se presentaba con nombres italianos como Enzo Martorell, alquilaba casas de lujo y contrataba los servicios de acompañante y vivía a todo tren sin pagar nada. Se enfrenta a 3 años de cárcel por estafa continuada.

Ni Enzo Martorell, ni Stefano Meli. Su nombre real es José Antonio Sanz Arcos, la verdadera cara del hombre de las mil. Un presunto estafador profesional, que se hacía pasar por un empresario italiano, o representante de golfistas para conquistar y engañar, sobre todo a mujeres de compañía. Y así se pasó 7 días de juerga y lujo en Ibiza hasta que se le acabó el cuento, o mejor dicho, la estafa.

Todo comenzó cuando contrató a través de Internet los servicios de una acompañante durante una semana por 6.000 euros. La mujer creía haber cobrado porque José Antonio simulaba delante de sus víctimas hacer el ingreso en efectivo en cajeros, pero en realidad el sobre estaba vacío.

Aunque el banco luego anulase el movimiento, en un principio el pago aparecía como realizado, y el engaño surtía efecto. Simulando más transferencias inexistentes, y desplegando todo su encanto a base de cenas, joyas y coches de lujo convencía a las mujeres para que abandonasen su trabajo y se convirtieran en sus socias . La 'scort' que contrató a través de Internet aceptó, y le hizo entrega de hasta unos 14.500 euros para su su supuesta sociedad que ya no volvió a ver como tampoco a José Antonio que voló, o mejor dicho, embarcó a Ibiza.

A esa empresa de alquiler de barcos también les habría estafado con ingresos falsos de 14.000 y 5.000 euros. Incluso al tripulante, otros 3.000. Ya en Ibiza, José Antonio Sanz Arcos volvió a recurrir y a engañar de nuevo a una mujer de compañía, 9.000 euros más para su monto de estafas.

Y para vivir a todo trapo en el yate, contrató los servicios de una empresa de catering a la que tampoco pagó, 2.500 euros más. Sus últimos días en Ibiza los disfrutó con otras dos chicas de compañía, casi 7.000 euros que no vieron jamás, y alquiló una villa en la isla balear, que tampoco pagó y que apenas usó. Al poco de poner el pie en la vivienda al séptimo día fue detenido, acabando así con su semana de lujos y engaños. Hasta 200.000 euros se calcula que ha podido estafar en su particular juerga ibicenca por la que se enfrenta ahora a 3 años de prisión.

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