Para empezar aplicamos una selladora blanca en el armario para que después el esmalte agarre. Pintamos la pared de un color malva suave con una brocha primero y un rodillo después. Sellamos también la cómoda y la silla. Lijamos los muebles y pintamos la lámpara con un bonito esmalte verde. Pintamos también las puertas del armario y la base de la lámpara. En cuanto a su pantalla, optamos por eliminarla y quedarnos con su estructura y el aro, que sujetamos con unas varillas de madera y afianzamos con pedacitos de rafia, que usamos para envolver toda la pieza.
Tapizamos las sillas con mucho cuidado para adaptarnos a la forma de la silla. Ponemos unos ganchos para que los niños puedan poner la mochila y sus cosas. Estos ganchos son de tecnología adhesiva, por lo que podrán ser fácilmente cambiados de lugar a medida que los niños crezcan. Así, hemos transformado la habitación. Sólo hemos tenido que comprar una cama, una alfombra y una cortina; todo lo demas lo hemos reciclado para poder tener un espacio renovado sin grandes costes económicos.