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Por Betty M. Martínez

William Levy, el príncipe azul que hechiza a la audiencia en 'Sortilegio'

Aunque lleva un tiempo alejado de las telenovelas, William Levy sigue ocupando un lugar muy destacado en el ranking de galanes más admirados. Prueba de ello es que tarde a tarde 'Sortilegio', donde interpreta a Alejandro Lombardo, no solo lidera holgadamente la audiencia de su franja horaria, sino que ocupa destacados puestos entre las emisiones más vistas de la TDT. Sin duda, William Levy mantiene intacto su hechizo con el público.

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El príncipe azul del cuento

Comencemos por el principio. Por cómo lo conocimos. Uno de esos momentos muy del género. Casi muere, lo que sería uno de sus peores momentos. Pero esa casi muerte lo lleva a conocer a la mujer de su vida, lo que sería uno de sus mejores momentos.

Porque esa es la tónica en la vida de Alejandro: que los malos momentos van estrechamente ligados a los buenos. Bruno (David Zepeda), su hermanastro, orquestó todo un maquiavélico plan que incluía una boda fraudulenta, un asesinato y el cobro de una herencia.

Lo cierto es que el plan, además de original, era bueno. Podría haber funcionado de no ser por esa buena estrella que acompaña permanentemente a Alejandro Lombardo y que consigue que siempre evite el caos cuando parece irremediable.

Salió vivo del atentado para regresar a su casa y reencontrarse con su esposa. Con el ligero matiz de que Alejandro no solo no recordaba haberse casado, sino que tampoco conocía a esa mujer que era ahora la señora Lombardo. ¿Cómo recordar aquello que no había vivido?

Después del socorrido recurso de una presunta amnesia, Alejandro descubrió que esa "estafadora" no era más que otra víctima como él y curiosamente, ese hermano que quiso destruirlo de la forma más vil, terminó por hacerle el mayor favor de su vida: traer a María José a su vida.

Porque, si bien es cierto que en su relación ha habido algún que otro altibajo, han conseguido ir salvando todos los obstáculos y, sin duda, Alejandro ha puesto mucho de su parte para que eso fuera así. Desde perdonar el engaño del falso matrimonio hasta lidiar con los mil y un dolores de cabeza que le ha traído (y le sigue trayendo) su familia política.

Ahora mismo están viviendo una etapa de calma. Saben que se quieren y, dentro de lo que cabe, son felices esperando la llegada de su bebé. Pero, ¿tiene fecha de caducidad esa felicidad? ¿Qué nuevos peligros tendrán que afrontar? ¿Son suficientemente sólidos los cimientos de su relación como para enfrentar nuevas complicaciones?

Caín vs Abel

Pero si la relación entre Alejandro y María José es intensa, donde verdaderamente saltan chispas es entre Alejandro y Bruno (David Zepeda). El odio, el rencor, la envidia, la ambición, el resentimiento traspasan la pantalla cada vez que estos dos personajes comparten secuencia.

El arranque de esta historia ya nos dejaba claro qué papel jugaba cada uno. Alejandro era ese Abel que ejercía de cabeza de familia de la mejor manera posible, mientras que Bruno era ese Caín que buscaba todas las opciones habidas y por haber para derrocar al rey de la casa.

Y lo peor es que Bruno parece no cansarse de atacar una y otra vez el liderazgo de Alejandro. Y aunque sus planes nunca terminen de funcionar sigue maquinando como destruir a su hermano sin importarle a quien se lleva por delante, sea una humilde muchacha engañada sea su propia madre. Salvando todas las distancias, por momentos recuerdan bastante al Coyote y al Correcaminos.

Bruno utiliza toda la artillería que tiene a su disposición, pero Alejandro se defiende sin recurrir al juego sucio, aunque la jugada del divorcio y la compra-venta de acciones roza límites peligrosos. Pero, ¿es comparable utilizar una argucia empresarial con un intento de asesinato?

Sin duda, Bruno es la gran cruz con la que carga Alejandro. Debe defenderse de él como hombre porque no soporta que esté con María José. Como hermano porque no tolera que fuera el favorito de su padre. Como empresario porque quiere ocupar su silla presidencial como sea.

Por ahora Alejandro ha ido esquivando todos los cuchillos que le ha lanzado, ha saltado todas las zancadillas, ha desmontado todas sus mentiras, pero ¿podrá seguir defendiéndose sin mancharse las manos como su hermano? ¿Qué otras trampas tendrá que evitar? ¿Será capaz Alejandro de acercar posturas con su hermano? ¿Pasará el karma factura a Bruno?

Pero no solo Bruno le complica la vida a Alejandro, su hermana Raquel (Chantal Andere) tampoco facilita la convivencia familiar. Sin llegar a los extremos de Bruno en cuanto a acciones, Raquel también es un continuo dolor de cabeza con sus caprichos, su alcoholismo y sus obsesiones.

El mejor hijastro

Pero quizá lo más curioso de Alejandro es que ha roto el mito de pobre huérfano que odia a la madrastra que le amargó la vida. Porque la relación de Alejandro con Victoria (Daniela Romo) es mucho más especial, mucho más estrecha, mucho más cariñosa, mucho más verdad que la que Victoria tiene con sus propios hijos.

Victoria trató a Alejandro como si fuera su hijo desde el primer día que entró en la casa Lombardo y Alejandro ha respondido a ese cariño. Victoria es, a todos los efectos, su madre. Así la trata. Así la quiere.

Es extraño ver cómo Victoria recibe más cariño y más atención por parte de su hijastro que de sus hijos. Alejandro la cuida, la protege, la ayuda, la entiende

mientras que Bruno y Raquel viven en el reproche constante, en la queja permanente, en la crítica destructiva. Alejandro y Victoria han creado un hilo invisible irrompible mientras que entre Victoria y sus hijos hay un abismo de distancia.

Quizá también porque Alejandro tiene la capacidad de ver y pensar en los demás, de preocuparse por sus problemas, de preguntar por sus inquietudes, de atender sus necesidades. Algo de lo que sus hermanos carecen por completo ya que están completamente llenos de egocentrismo y egoísmo.

Un amigo leal

Con un hermano como Bruno, Alejandro ha sido muy afortunado de que la vida pusiese en su camino a Fernando (Gabriel Soto). Es con Fernando con quien tiene todas esas conversaciones, toda esa confianza, todas esas confidencias que no puede tener con Bruno.

¿Qué sería de Alejandro sin un leal escudero con Fernando? ¿Sin alguien en quien poder confiar ciegamente? ¿Sin ese amigo que le dice lo que quiere y lo que no quiere escuchar?

Y justo es reconocer que Alejandro también ha sabido responder a la amistad de Fernando. No todos gestionarían como él lo hizo la relación de su mejor amigo con su madre.

En definitiva, de Alejandro Lombardo habría mucho más que decir. Su mano izquierda para esquivar las continuas insinuaciones de Maura. Su generosidad con la familia de María José. Su camaradería con alguien tan diferente a él como Chucho.

Pero quedémonos con que Alejandro Lombardo es ese hombre día a día va saltando todas las barreras que su propio hermano pone en su camino. Ese hombre enamorado que espera ilusionado la llegada de su primer hijo. Ese hombre que ha conseguido querer a su madrastra como a su madre.

Y quedémonos con que William Levy es ese hombre que, como dice la canción de Il Divo, "nos ilusiona y nos atrapa" cada tarde en Nova a través de 'Sortilegio'

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