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'The Marvelous Mrs. Maisel': más feminismo, más estilo y un indiscreto desnudo

Nueva York, París, un resort de verano… En la segunda temporada de 'The Marvelous Mrs. Maisel' viajamos con Maisel, que se replantea dejar el bullicioso mundo de la comedia para volver a su resuelta vida de ama de casa. Una lección de empoderamiento femenino que entronca con la década revolucionaria de los años 60.

'The Marvelous Mrs. Maisel'

'The Marvelous Mrs. Maisel'Amazon Prime Video

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MÁS FEMINISMO

"Sólo los hombres son divertidos. La comedia se alimenta de la opresión, la falta de poder ... Ahora, ¿qué demonios describe eso mejor que a las mujeres?". Cuando Maisel (Rachel Brosnahan) coge el micro en el Gaslight Cafe tiemblan los cimientos de una sociedad aún encorsetada. Inspirándose en la infancia de su padre, que fue comediante de stand-up en Nueva York, y con una pizca descarada a lo Joan Rivers, Amy Sherman-Palladino, junto a Daniel Palladino, creadores de ‘Las chicas Gilmore’, ha logrado que su encantadora heroína represente las inquietudes acalladas de muchas mujeres pioneras.

Separada de Joel, su marido infiel (Michael Zegen), Maisel se embarca en una aventura profesional que le lleva del glamuroso Upper al inquietante West Village, con ayuda de su díscola manager Susie (Alex Borstein). Esta segunda entrega de 'The Marvelous Mrs. Maisel' se supera, pues consigue que su madre Rose (Marin Hinkle), sorprenda a la mismísima Maisel cuando decide marcharse a París a vivir su sueño de artista. Mientras Joel es reacio al cambio de vida de su mujer, el padre de Maisel, Abe (Tony Shalhoub) lo acata con absoluta naturalidad. Algo tiene la ciudad francesa que da alas a la madura pareja, lo que, en un inicio, desconcierta a Maisel, que se debatirá entre seguir luchando por ser respetada como cómico en un mundo de hombres o regresar a su confortable vida de ama de casa con dos hijos.

MÁS ESTILO

"¿Por qué las mujeres tenemos que aparentar ser algo que no somos, por qué debemos parecer estúpidas, indefensas y arrepentidas y aparentar no tener hambre cuando sí la tenemos?". Maisel proclamaba esto de forma improvisada en medio de un mitin y lo hacía sin perder su inherente elegancia. Ganadora de ocho Emmy, entre ellos, el de comedia, actriz principal y actriz secundaria (Alex Borstein), a los que hay que sumar dos Globos de Oro a la mejor comedia y actriz, 'The Marvelous Mrs. Maisel' logra entretejer diálogos velocísimos, empoderamiento femenino, un toque cómico dulzón y, por supuesto, un estilo propio que no había influenciado tanto en la moda desde 'Mad Men'. "Una vez mezclé tequila, absenta y vino tinto. Nunca antes había vomitado mi color favorito". En efecto, el rosa continúa ahí, la antigua Maisel, destacando en accesorios, conjuntados con otros colores más oscuros, símbolo del cambio paulatino que sufre la protagonista. En la segunda entrega, Maisel vive una vida de soltera, trabajando de día como teleoperadora o en el ropero de los almacenes B. Altman (muy castigada a lo 'El diablo viste de Prada'), y de noche en los clubes que le consigue Susie haciéndose hueco entre esos hombres que la menosprecian simplemente por el hecho de ser mujer.

Si al final de la primera entrega se creaba el personaje de Mrs. Maisel, gracias a los sabios consejos de la veterana Sophie Lennon (Jane Lynch), ahora continuará en su ascenso, demostrando que en la improvisación (aunque sea en otro idioma porque en París se suelta también en un cabaret) está su punto fuerte –algo que ya le remarcó el cómico Lenny Bruce (Luke Kirby). En su descanso veraniego en un balneario (entran los bañadores retro a escena y los colores cítricos, como el amarillo), conocerá a Benjamin (Zachary Levi, 'Chuck'), que le abrirá nuevos horizontes. Mientras, Joel intenta labrarse un futuro en el taller, independientemente de sus absorbentes padres, Shirley (Caroline Aaron) y Moishe (Kevin Pollack).

UN INDISCRETO DESNUDO

Optimista y encantadora, lo que más atrapa de Maisel es que logra conmover desde la honestidad. Hay secuencias realmente memorables en esta segunda temporada, como aquélla en la que Maisel conoce el pisito parisino de su madre y, tartamudeando, no da crédito a lo que ven sus ojos. No es el único estado de shock con el que el espectador soltará una carcajada, los personajes secundarios tampoco se libran, como los padres de Maisel. Rose, intentando hacer realidad sus sueños de artista frustrada, perderá la verticalidad cuando tenga que dibujar a un modelo masculino. Su desnudez también provocará el rubor a su marido que no sabe dónde meterse. Estas deliciosas pinceladas de recatado pudor hacen que 'The Marvelous Mrs. Maisel' adquiera otro nivel, como cuando a Maisel se le ocurre hablar de sexo (tal cual) durante la celebración de una boda.

Anunciada ya una tercera temporada, como ocurriera con 'Mad Men', iremos viendo cómo evoluciona la mentalidad de sus personajes en paralelo al cambio de las reglas sociales. En estos 10 episodios, que finalizan con las elecciones de 1960 en las que ganó Kennedy, Maisel y compañía, al igual que la sociedad norteamericana, intentan reajustarse a los nuevos tiempos. Susie debe superar la mala reputación que se ha ganado en el mundillo del artisteo. Maisel tendrá que sincerarse con sus padres y destapar su doble vida. El fenómeno de la televisión acecha, algo que podría servirle de empujón como comediante a nivel nacional. Una ambigua Maisel bailará sin ataduras o acompañará a su madre a la exclusiva peluquería y se unirá a la cena de Yom Kippur con los padres de Joel mientras intenta descubrir si merece la pena dejar el humor, lo que le hace más feliz. El espectador quiere que Maisel compagine ambas facetas, que sea una buena madre, pero también una comediante que deje huella. En eso están sus guionistas, que logran conseguir que la fábula, a veces, parezca hasta un poquito real.

'The Marvelous Mrs. Maisel' se ha estrenado en Amazon el 5 de diciembre.

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