Nos solucionan la vida
¿Son saludables las sopas y cremas de verdura listas para tomar?
Cuando empieza la temporada de otoño e invierno, suelo recomendar a mis pacientes que una buena forma de tomar las verduras que pauto en cada una de sus comidas, es hacerlas en forma de cremas u purés, utilizando todo tipo de vegetales, haciendo variables con tubérculos (para aumentar la cantidad de carbohidratos en quien lo necesite) y quesos y mantequilla para aquellos que tengan que aumentar la densidad calórica de esta preparación.
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Como veis son muy versátiles, pues un paciente cuyo objetivo sea la pérdida de peso puede hacer un puré utilizando únicamente verduras, por ejemplo, puré de calabacín y puerro, puré de calabaza y cebolla, de brócoli y espinacas, etc. Esta forma de preparación crea un plato muy nutritivo y realmente bajo en calorías, que, acompañado de una fuente de proteínas como un par de huevos, un pescado, o un puñado de frutos secos, conformarían una ingesta estupenda. Además son muy cómodos porque se pueden tener preparados.
Por tanto, ante la pregunta de si son saludables y recomendables en la pérdida de grasa, sí, lo son y mucho.
El problema es que requieren una mínima elaboración, la industria lo sabe, en su afán de facilitarnos la tarea de comer con menos esfuerzo, va ampliando la gama de estos purés de verduras disponibles en los estantes del supermercado. Listos para calentar y tomar, a lo que la mayoría de mis pacientes preguntan, si, en mi afán de recomendarles purés de verduras, valdrían también los envasados del supermercado. Pues bien, tienen sus ventajas y sus inconvenientes:
Como puntos a favor, podría destacar que, dentro de la gama de productos de supermercado, son bastante saludables, son un buen recurso cuando necesitamos algo rápido y, como ya sabemos, la mayoría de "opciones rápidas" para elegir en estos establecimientos no suelen ser muy recomendables, estos purés de verduras envasados sí serían una buena opción. Por tanto, destaco que, ante una situación así, facilitan la tarea de mejorar nuestra dieta.
Como imaginaréis, no son iguales a los que preparamos en casa. Atendiendo a su calidad nutricional, los ingredientes que añadimos en casa los controlamos nosotros, con frecuencia suelen tener añadida alguna harina o espesante, quizá algo de azúcar o exceso de sal, pero sobre todo, hay más probabilidad de que la grasa añadida no sea aceite de oliva virgen extra, si no otra de peor calidad.
Aunque podríamos ver más puntos negativos para estos preparados, me preocupa especialmente lo que implica que nuestra dieta esté continuamente compuesta de productos que no requieren cocinado: los ingredientes de nuestros platos, nuestra implicación en la compra y la cocina, definen la relación con nuestra alimentación, y eso, tenemos más que comprobado que conlleva mejores hábitos a largo plazo.
Aunque os suene extraño o incluso cursi, el cariño que ponemos en la selección de alimentos para nuestras preparaciones repercute de forma muy positiva en esa relación con la comida, y es un punto más a cuidar en un estilo de vida saludable. No es igual aprovechar las verduras de nuestra despensa para hacer un puré y añadir diferentes especias, hacer variaciones, que comprar un envase de plástico para calentar y tomar. Os animo a reflexionar sobre este punto, porque como dice uno de mis mejores amigos y chef, cocinar es amar, y amar la comida saludable es hacernos un regalo.
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