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Por qué el sexo después del parto no es sencillo

Uno de los grandes problemas después de dar a luz es la presión a la que se enfrentan las nuevas mamás para volver a tener relaciones sexuales. Pero es cosa de dos.

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Recuperar la intimidad con nuestra pareja después de ser madre se convierte en una responsabilidad asignada y esto puede generar malestar y ansiedad. La carga recae sobre las mujeres para que hagan algo al respecto cuando, en realidad, se trata de un problema de pareja.

Los expertos aseguran que averiguar qué factores nos influyen puede ser útil para comprender por qué es posible que no estemos en el ‘mood’ para el sexo. Y que nuestra pareja también lo entienda es imprescindible para quitarnos de encima el injusto peso de la responsabilidad. Es un asunto de los dos, y no será así para siempre.

Puede haber muchas razones o influencias que te apartan del sexo con penetración nada más dar a luz, y todas son válidas. Cansancio, frustración, ansiedad, dolor físico…

Sin olvidar que existe una presión social para que las mujeres vuelvan a satisfacer las necesidades de sus parejas, con un enfoque muy limitado en el placer de ellas y en lo que realmente quieren.

Tener expectativas realistas es fundamental para la salud y la felicidad de todos los involucrados. Si te preocupa que hayan pasado unos meses sin el menor deseo sexual, puedes optar por buscar apoyo profesional para ayudarte a desentrañar lo que te está sucediendo, hablar con tu médico de cabecera, con un psicólogo o un terapeuta sexual que tenga experiencia con las nuevas mamás.

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Pareja | iStock

Razones de sobra

Para muchas mujeres, la ‘función sexual’ disminuye durante el embarazo y no regresa a su valor inicial durante el período posparto, según datos de diferentes investigaciones. No querer hacerlo o no disfrutar del sexo es muy habitual (al 83% de las mujeres les pasa) a los dos o tres meses después del parto, y continúa siéndolo a los seis meses (el 38%). Hasta 18 meses después, las mujeres pueden tener niveles mucho más bajos de placer sexual y satisfacción emocional. Y no pasa nada.

La sequedad vaginal es uno de los factores físicos más comunes del dolor sexual después de dar a luz. También puede haber dolor o malestar en el abdomen, la pelvis, la vagina y la vulva. Por otro lado, la depresión posparto puede hacer que las mujeres pierdan interés en el sexo, y el tratamiento farmacológico para resolverla también puede hacer lo mismo.

Cuando uno de los miembros de la pareja está agotado por el ‘tacto’ (tener un bebé encima todo el tiempo no es tan maravilloso como parece) y el otro se muere por el tacto, los obstáculos entre ambos aumentan. Por no hablar de los cambios corporales, que pueden agravarse con el embarazo y el parto. Para algunas mujeres, al convertirse en madres, dejan de verse a sí mismas sexys, y esto afecta irremediablemente al deseo sexual.

Sexo en relaciones largas

A medida que avanza una relación, las cosas cambian. No hace falta que te lo digan. Los cuerpos se transforman, las mentes también, y lo que una vez nos excitó puede que ya no sea lo mismo. Cuando el sexo deje de ser fácil, trata de conectar con tu pareja de otras maneras. Sobre todo después de dar a la luz. Redefinir el sexo y la intimidad es clave para mantenerse unidos cuando el sexo no es posible.

Las mujeres en relaciones del mismo sexo tienen menos probabilidades de luchar con esto, ya que es más probable que definan el sexo más allá de la penetración. Además, no suelen utilizar el sexo como arma.

Si el sexo con penetración es doloroso, eso no significa que no podáis masturbaros juntos o sacarle partido de otras formas a las zonas erógenas de tu pareja. El truco de los sexólogos para crear intimidad poco a poco es empezar a ver los juegos previos como pequeños encuentros a lo largo del día, no solo durante los momentos previos al sexo.

Hambre de piel

El ‘hambre de piel’ que suelen experimentar las parejas de las nuevas mamás durante los primeros meses de vida de sus pequeños puede resultar confuso. Y, lo que es peor, generar una falsa sensación de que les debemos algo, que tendríamos que estar más receptivas. Para que esto no suceda, debemos poner intención a cada gesto y dedicar tiempo de calidad a abrazar, acariciar, acercarse al otro y hablar de cosas que no estén relacionadas con el bebé.

Querer tocar y querer sexo no es exactamente lo mismo. Cuidar un bebé y tratar de cuidarse a una misma, tampoco es sencillo. Hablar claro sobre todos estos dilemas con tu pareja es fundamental para liberar tensiones y que el sexo, cuando llegue, vuelva a ser algo natural y placentero.

*Recuerda que la coerción sexual, es decir, que alguien te presione o te engañe con fines sexuales cuando no quieres, implica siempre un comportamiento abusivo y existen organismos nacionales para apoyar a las mujeres afectadas por agresiones sexuales, violencia y abuso doméstico o familiar. El teléfono 016 de asistencia a víctimas de violencia de género atiende durante las 24 horas a mujeres que sufren acoso o violencia sexual. No estás sola.

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