CONFLICTOS DE PAREJA
¿La pareja debe hacernos completamente felices? Una psicóloga analiza los mitos del amor romántico
Idealizar la pareja como fuente única de felicidad puede convertir una relación en una presión constante. Cuando confundimos amor con expectativas irreales, dejamos de ver al otro tal y como es. Te cuento cómo lo afrontamos en terapia.

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Hablar de pareja implica hablar de deseos, necesidades, emociones, proyectos en común… pero también de expectativas. Todas las personas las tienen: forman parte de cómo entendemos el amor y lo que creemos que debería aportarnos una relación.
El problema surge cuando estas expectativas se convierten en mitos rígidos que nos alejan de la realidad y generan frustración, dependencia emocional o discusiones constantes.
Hoy en día, muchas personas llegan a terapia con la sensación de que su relación "no es suficientemente feliz", no porque realmente haya un conflicto grave, sino porque la comparan con un ideal imposible. Redes sociales, películas románticas o frases como "si te quiere, lo hará todo por ti" alimentan una visión del amor que rara vez coincide con la vida real.

¿La pareja debe hacerlo todo por nosotros?
Una de las ideas más extendidas es pensar que la pareja debe cubrir todas nuestras necesidades: emocionales, afectivas, sociales e incluso de ocio. Este "todo en uno" genera una dependencia excesiva y una presión enorme sobre el vínculo.
Algunas de las razones por las que esta forma de pensar es dañina son las siguientes:
- Agotamiento de la relación: ninguna persona puede sostener ese nivel de demanda.
- Reducción el espacio personal: el tiempo para uno mismo y para amistades y hobbies que también alimentan el bienestar se reduce.
- Aumento de los reproches: como es imposible llegar a ese nivel, aunque nos esforcemos, cuando vemos que el otro no se esfuerza como pensamos que debe se dicen cosas como "si no haces esto por mí, es que no te importo lo suficiente".
Por ejemplo: si pensamos de esta manera y en un momento determinado nuestra pareja no consigue "solucionar nuestro problema" podremos sentir que nos está fallando.
El mito de la felicidad constante en pareja
Muchas personas creen que, si la relación es buena, deben sentirse felices todo el tiempo. Pero la vida en pareja implica rutinas, días neutros, momentos aburridos y crisis puntuales.

Algunas de las razones por las que pensar así no es beneficioso para nuestra relación son las siguientes:
- Convierte cualquier bajón emocional o discusión en señal de alarma.
- Aumenta la autoexigencia y reduce la tolerancia a la frustración.
- Impide disfrutar de lo cotidiano, que es donde realmente se construye el vínculo.
Por ejemplo: cuando una persona deja de sentir esa explosión de felicidad (e intranquilidad) característica del enamoramiento puede empezar a pensar que no está con la persona correcta si cree que la persona correcta es aquella que te genera esa sensación de felicidad extrema constante y permanentemente.
¿Las parejas deben de coincidir en gustos?
Otro mito muy frecuente es el de la pareja perfecta en la que ambos coinciden en todo: gustos, valores, forma de comunicarse, ritmos, expectativas de futuro…
La realidad es que todas las parejas incluyen diferencias, y eso no solo es normal, sino sano.
Por qué es dañino:
- Se confunde diferencia con incompatibilidad.
- Se espera que el otro piense, actúe y sienta igual que uno.
- Aumentan la irritación y los sentimientos de decepción.
Por ejemplo: que a uno le guste la planificación y a su pareja la improvisación. Esto puede verse como que "no son compatibles"; sin embargo, ambos pueden complementarse si dejan de intentar cambiarse mutuamente.

Mito en la pareja: si me quiere debería saberlo y no se lo debería de pedir
Esta expectativa es una de las que más conflicto genera. Creer que el otro adivinará nuestras necesidades sin expresarlas produce resentimiento y distancia.
Algunas de las razones por las que no se recomienda pensar de esta manera son las siguientes:
- Fomenta la comunicación indirecta y los reproches.
- Impide la vulnerabilidad y la claridad emocional.
- Lleva a la sensación de no ser comprendido.
Por ejemplo: si esperamos que nuestra pareja adivine los días que más agotados estamos sin decirlo, es probable que nos enfademos si no es así o que pensemos que a nuestra pareja no le importamos.
Cómo construir relaciones más sanas y realistas
Para salir del bucle de expectativas irreales, es necesario revisar nuestros mitos sobre el amor y sustituirlos por formas más conscientes y flexibles de relacionarnos.
A continuación, se comparten algunas claves prácticas:
1. Comunica lo que necesitas sin suponer que el otro lo sabe. Por ejemplo: "Hoy he tenido un día difícil, ¿podemos hablar un rato cuando llegues?"
2.Diferencia entre deseo y obligación: tu pareja puede acompañarte, pero no puede ser la única responsable de tu bienestar.
3. Normaliza los momentos de calma o desconexión: no todo es euforia: la vida real tiene ritmos más lentos.
4. Acepta las diferencias sin tratar de corregirlas: ajustarse mutuamente es más efectivo que intentar “arreglar al otro”.
5. Cultiva tu vida fuera de la pareja: amistades, hobbies y tiempo a solas fortalecen el vínculo, no lo debilitan.
En conclusión, las expectativas no son el problema… hasta que se vuelven absolutas. Cuando aprendemos a ver a la pareja como un compañero de vida y no como un ideal que debe cumplirlo todo, la relación se vuelve más ligera, más auténtica y libre.
Amar desde la realidad, con imperfecciones, diferencias y momentos normales, es la base de los vínculos que de verdad perduran.
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