Tiempo de ágapes
Cómo declinar ir a la cena de empresa y quedar bien
En unos días empezarán a llegar los correos y mensajes de comidas de Navidad, cenas de empresa, copas con los del gimnasio, brunch con las mamás del cole…
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Dime en cuántos grupos de WhatsApp estás, y te diré cuántas invitaciones te llegarán. Y los que se crearán para estas citas. ¿Estás preparado?
Si no te apetece nada, pero nada de nada, tenemos las excusas perfectas, y son válidas para todo tipo de grupos de amigos, compañeros y jefes. Aunque éstos, si invitan, mejor que mejor.
Las mejores excusas para no ir a la cena de empresa
-Si son copas, no puedes decir que no antes, debes esperar que llegue el momento, la hora, jamás desvelar tus planes. Y un par de horas antes, comodín de los hijos. “Estoy con el mayor con fiebre, lo siento, chicos, ¡brindad por mí!” “Se ha caído mi padre, le llevo a urgencias, cuando salga os llamo”. Situaciones que pueden pasar en cualquier momento, que surgen en ese instante y que nadie te puede decir que te has rajado. Al final todo ha quedado en un susto, tú has sido una buena madre e hija, responsable, y has querido acercarte también a la cita social, pero a todo no se llega… Qué pena…
-Súper cena con los del trabajo, sábado, todo lleno, tráfico, menú caro, no puedes repetir modelito… Pereza máxima, ¿verdad? Estas cenas se organizan con antelación y lo mejor que puedes hacer para declinar ir es decir que tienes que ahorrar, que os vais de viaje en Año Nuevo y que todo no se puede. Si tu pareja es autónoma tienes la excusa perfecta, en enero además de los Reyes vienen los impuestos… y todo el mundo sabe lo que es eso. Eso sí, no puedes decir que no la primera. Debes esperar al menos unos días, y en la penúltima confirmación para reservar, lo dices. El momento exacto es también importante. Pero tampoco puedes ser la última y ser la que queda mal, o la que no se presenta si ha habido que reservar. Eso no.
-Los niños siempre son una gran excusa. “Tenemos partido el sábado a las 9, ¡me matáis! A ver si mi hermano puede llevar a la niña…” Y tu hermano nunca va a poder… Y, lógicamente, trabajar toda la semana, llegar el viernes a casa, salir, y levantarte el sábado con resaca no entra en tus planes, pero ellos no tienen por qué saberlo.
-Las excusas más profesionales son para tus compañeros de trabajo diario. Para los grupos B como gimnasio, colegio, ex trabajos… Sinceridad y resolución. “Uf, ya tengo ese día cena… a ver cómo me organizo”. Y hasta luego. “¡Copas! Genial, lo único que antes tengo que ir donde mis padres con los niños para dejarles, luego os cuento”. Mensajes fáciles que dejen intuir, pero sin desvelar tus pocas ganas de ir de cena. Debe quedar patente que sí quieres ir, pero las circunstancias lo han impedido…
-Hay quien le da igual lo que piensen, no le apetece ir directamente, que es algo que los jefes también valoran mucho, la sinceridad. Pero cuidado, que no todo el mundo es capaz de valorar a una persona directa. Vives lejos del lugar de la cena, al día siguiente se trabaja y eres la primera en entrar, no puedes beber porque conduces… “Me paso, y os veo un rato”, si has podido alargar la jornada laboral hasta el inicio del evento, genial. Si no ha sido posible y has terminado antes, sin remordimientos, nadie te va a echar de menos. No tienes ni que contestar.
-Hay ocasiones en que el coche puede ser tu mejor aliado… “¡Acabo de pinchar! Cuando llegue la grúa me acerco”.
-Los fines de semana fuera de casa es algo habitual para muchos, así que tienes también comodín.
-La familia, la gran aliada. “Nos reunimos con mis hermanos que luego en Navidad cada uno se va con la familia política que vive fuera”, y hasta luego.
Lo ideal para estas respuestas es poner cara, y mensajes, lo que te apetece… Mirar la agenda, apuntarlo, y dejar pasar el tiempo para madurar las respuestas. Y saber qué le dices a cada uno, recuerda eso siempre. No eres la única a la que no le apetece ir de cena con los compañeros o con gente con la que no tienes nada más en común que veros 3 días a la semana.
Pero sí debes ser la que tenga las mejores respuestas y, más importante, las más creíbles.
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