LA FELICIDAD DE NUESTROS HIJOS
Algunos consejos para ejercer la maternidad
En el post de hoy quiero recordar
algunas aspectos que siempre se sobreentienden o tod@s tenemos en mente, pero
en los tiempos que corren, a veces por las prisas o el nivel de vida y el
estrés de algunas familias, dejamos a un lado.

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Debo de confesar que soy de las
que opinan que en generaciones anteriores, a pesar de contar con menos medios,
se daban mejores condicionantes para educar a los pequeños de cada casa. Es muy
probable que nuestros padres nos educaran mejor de lo que lo hacemos nosotr@s,
por ello siempre es bueno tener en cuenta sus consejos, para transmitirles a
nuestros hijos todo nuestro cariño y equilibrio, para que sean inmensamente
felices. Ese debe ser siempre nuestro objetivo, LA FELICIDAD DE NUESTROS HIJOS.
La paciencia con ellos, saber escucharlos, ponderar sus intereses
con sus deseos, deberían estar siempre presentes en nuestro día a día, para
ayudarles a crecer como personas.
Transmitirle los valores que nosotros hemos recibido, siempre
desde el respeto, es otro aspecto que considero fundamental. Hay maneras y
maneras de regañar a nuestro hijos, todas cumplen el objetivo, pero hablarles
con cariño, sin malas formas y palabras malsonantes, contribuirá a que ellos
también sean respetuosos el día de mañana.
Está muy de moda decir ahora que los niños deben de ser autónomos,
pero yo opino que hay que prestarles la ayuda que precisen. Hay que ser
comprensivos, y que se sientan respaldados cuando algo no les ha salido bien.
Posiblemente el mayor defecto que tenemos en las nuevas
generaciones es ser excesivamente permisivos y condescendientes con nuestros
hijos, dando prioridad a sus exigencias a veces para estar contentos. Es
indudable que haríamos mal si no estableciéramos algunos límites y mantenerlos,
que los protejan, que les permitan adquirir conciencia de la responsabilidad y
sobre todo que generen un equilibrio en la familia.
Finalmente me gustaría defender el uso de las buenas costumbres.
Para ello, sólo tenemos que recordar cómo era un día cotidiano en nuestra
infancia, la que nos regalaron nuestros padres. Hasta la semana que viene y
gracias una semana más por seguir dedicándome un ratito.
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¡Mamá y mujer!
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