La cara de tensión de Mery Perelló durante la complicada rueda de prensa de Rafa Nadal

"No es una decisión que tome yo, es una decisión que toma mi cuerpo". Con estas palabras Rafa Nadal anunciaba en una rueda de prensa convocada este jueves en la sede de su academia de Manacor que "después de muchos años sin faltar a la cita" en París, lamentablemente, no iba a poder disputar el Roland Garros 2023.

Una decisión que, en gran parte, viene motivada por la lesión de grado 2 en el psoas ilíaco de su pierna izquierda que tuvo lugar este pasado 18 de enero, que "no ha evolucionado como nos hubiera gustado", y por la que, también, ha asegurado que "no tengo intención de seguir jugando los siguientes meses".

Delicadas declaraciones para el reconocido tenista que pone "un punto y aparte en mi carrera deportiva" y que cuando se sienta "preparado físicamente" planea volver a los torneos: "Podría ser a final de año y jugar la Copa Davis si fuera posible. De esa forma, encararía mi último año".

"Voy a esforzarme para que mi final sea de otra manera", asevera el profesional, que espera darlo todo este próximo 2024 para decir adiós definitivamente con la mejor de las sensaciones: "Este sería mi objetivo, parar para encarar el que sería el último año de mi carrera deportiva, con las garantías de poder disfrutarlo. Si sigo jugando, esto no va a ocurrir. El año que viene sería mi último año y poder jugar los torneos que me apetezcan para poder despedirme de los torneos que han marcado deportivamente hablando todos estos años", tal y como puedes ver en el vídeo que acompaña a la noticia.

Tres complicados anuncios que revelaba ante la atenta mirada de tres de sus incondicionales apoyos que se encontraban sentados en primera fila para mostrarle todo su apoyo: su mujer Mery Perelló, su hermana Maribel y su entrenador Carlos Moyà.

Sin embargo, fue esta primera quien consiguió captar la atención de los medios allí presentes por el rostro serio y los brazos cruzados con los que se mostró durante gran parte de la rueda de prensa.

Ataviada con un jersey amarillo y unos pantalones blancos, la joven de 34 años, visiblemente tensa, escuchó atentamente las explicaciones de su marido demostrando que es una vez más su pilar fundamental.

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