LLENAS DE SABOR Y NUTRIENTES
¿Verdura fresca o congelada? El eterno dilema de quienes buscan comer sano
Depende mucho de las circunstancias en las que te encuentres para poder elegir si es mejor la verdura fresca o la congelada. Si vas a comerla en el momento, entonces, opta siempre por la fresca, si es para consumir en días posteriores, mejor congelada.

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Todos queremos comer saludable, pero siempre surge la misma duda cada vez que abrimos la nevera: ¿frescas o congeladas? La respuesta no es tan sencilla, y tiene mucho que ver con nuestro ritmo de vida. Las verduras frescas son un lujo para quienes pueden consumirlas recién cosechadas, vamos, como si fuesen directamente recogidas del campo y enviadas a tu casa.

Su sabor intenso y su textura crujiente dejan la sensación de estar más cerca de la naturaleza. Sin embargo, muchas veces la vida moderna, el trabajo y los proyectos, nos obliga a planificar y a depender de productos que viajan días, incluso semanas, desde el campo hasta nuestra mesa, perdiendo parte de esas vitaminas delicadas, como la C o algunas del grupo B.
Aquí es donde las verduras congeladas se convierten en el nuevo protagonista salvavidas. Procesadas justo después de la cosecha, conservan casi toda su riqueza nutricional, y aunque la textura pueda variar un poco al cocinarlas, nos permiten alimentarnos de manera sana sin sacrificar tiempo ni practicidad. Además, su duración más larga nos ayuda a no desperdiciar tantos vegetales porque se hayan puesto malos y facilita organizar nuestras comidas, algo crucial para quienes llevan una vida llena de alboroto y ajetreo.

Así que, no se trata de elegir entre lo fresco y lo congelado como enemigos, sino de encontrar un equilibrio: lo fresco cuando sea posible, y lo congelado como una solución práctica, nutritiva y adecuado con nuestro ritmo de vida y nuestro cuerpo. Comer bien también es cuidarse a uno mismo.
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