COCINA DE APROVECHAMIENTO
Trucos para aprovechar las sobras navideñas y convertirlas en nuevos platos
Si vas a acoger comidas y cenas navideñas en tu casa, ten por seguro que va a sobrar mucha comida porque tendemos siempre a poner de más por aquello del "mejor que sobre que no que falte". Pero no se tira nada, a todo le vas a poder dar una segunda vida.

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Las sobras. Ese ecosistema maravilloso que habita en nuestros frigoríficos después de cada comida familiar, fiesta o ataque de entusiasmo culinario. Abrimos la nevera y ahí están: medio pollo que te mira con tristeza, un puñado de arroz que ya nadie quiere, media bandeja de verduras asadas, dos lonchas de jamón que sobrevivieron al aperitivo… y ese tupper misterioso del que nadie se atreve a hablar.
Pero lo cierto es que aprovechar las sobras es sostenibilidad pura: menos desperdicio, menos dinero tirado y más creatividad. Además, permite algo precioso: cocinar una sola vez y comer dos (o tres). Porque sí, la ciencia dice que recalentar no es un pecado, el pecado es dejar que la comida termine criando vida propia.
Vamos por partes: cómo usar, transformar y revivir las sobras sin riesgos y sin convertir la cocina en un campo de experimentos. Porque aprovechar las sobras no es comer pizza fría de desayuno en 3 de enero.

Cómo aprovechar las sobras de Navidad
Con un poco de anticipación, puedes lograr de verdad que la comida sobrante se convierta en manjares para los días siguientes.
1. Primer truco: organiza las sobras como si fueran oro
Antes de ponerte a improvisar recetas, toca algo básico: orden. Porque si no sabes lo que tienes, no lo usarás. Y si no lo usas… acaba en la basura. Y la basura duele.
Trucos de organización básicos:
- Todo en fiambreras transparentes. Si no lo ves, no existe.
- Fecha de cocinado en la tapa. 100 etiquetas pequeñas cuestan 50 céntimos. Compensa, créeme.
- Coloca lo más antiguo delante. Método FIFO (First In, First Out), como en la industria alimentaria, pero sin bata ni gorrito.
- Regla de seguridad: la mayoría de sobras aguantan 2 o 3 días en nevera. Si dudamos… mejor congelar en el primer momento.
- Ten clara una frase: sin control, no hay aprovechamiento. Con control, hay magia.
2. El pollo del día anterior: el rey absoluto del reciclaje culinario
Si hay un alimento que pide a gritos una segunda vida, es el pollo. Ideas para revivirlo:
- Croquetas: el clásico que nunca falla. Si las haces bien espesas y frías antes de empanar, te saldrán de matrícula.
- Tacos o fajitas: tiras el pollo desmigado a la sartén con especias, cebolla y un poquito de limón… y fiesta.
- Ensaladas completas: con verduras, frutos secos y un aliño decente, tienes un plato nuevo.
- Arroz frito estilo asiático: pollo, arroz, huevo, verduras… y ya.

3. Arroz sobrante: el mejor ingrediente del universo (si lo tratas bien)
El arroz recién hecho está rico, sí. Pero el arroz de ayer es perfecto para platos nuevos porque está más seco y aguanta mejor. Ideas:
- Arroz frito con verduras y salsa de soja.
- Pasteles de arroz mezclado con huevo y verduras, pasado por sartén.
- Ensaladas frías con atún, pepino, maíz y lo que tengas por ahí.
- Bolitas de arroz estilo arancini (si te vienes arriba).
Eso sí: el arroz mal conservado puede dar problemas de Bacillus cereus. Traducción: no lo dejes horas a temperatura ambiente. Enfriado rápido y a la nevera, cocina de nuevo cuanto antes (no más de 48 horas).
4. Verduras que nadie quiere… pero que pueden ser gloria bendita
Las verduras asadas o cocinadas suelen ser las sobras más ignoradas. Pero tienen un poder: se transforman con nada.
- Cremas y purés: todo al vaso batidor, un poco de caldo, un toque de especias y listo.
- Tortillas y revueltos: el rescate definitivo.
- Pizzas o tostas: sobre una base crujiente, cualquier verdura parece gourmet.
- Buddha bowls: verduras más cereales más proteína más salsa… y ya tienes un plato moderno sin hacer yoga.
5. El pan duro: del enemigo a la mejor herramienta
El pan es de los alimentos que más se desperdician… y es absurdo, porque es de los más fáciles de resucitar.
- Picatostes: cortas, al horno 10 minutos, y ya.
- Pan rallado casero: más rico que el comprado.
- Torrijas o budines: postres que convierten lo duro en delicioso.
El truco definitivo contra el pan duro: salpicar con agua, horno 5 minutos, y parece recién hecho. El pan duro no es basura. Es potencial.

6. Pescado del día anterior: sí, se puede rescatar (bien hecho)
El pescado es delicado, pero también agradecido cuando sabes qué hacer. Ideas:
- Empanadillas con pescado desmigado, tomate y huevo duro.
- Pasta con salsa cremosa y el pescado incorporado.
- Croquetas (sí, otra vez croquetas; la vida es mejor con croquetas).
- Ensaladas frías tipo ensalada de atún, pero más elegante.
Eso sí: el pescado solo admite una segunda actuación. Nada de recalentar por tercera vez.
7. Sobras típicas de Navidad:el auténtico desafío
Pavo, cordero, marisco, turrón…. Atiende, que ni te lo imaginas. La navidad puede durar meses… si sabes transformar. Trucos rápidos:
- Cordero desmigado en tacos o en pita: éxito asegurado.
- Pavo para sandwiches o canelones: clásico entre clásicos.
- Gambas y marisco: ideales para cremas, arroces o sopas. O congelados para más adelante.
- Turrón blando: trituras con yogur o lo usas para un helado casero. O con gelatina y nata y alucinas.
- Turrón duro: mételo en el mortero y a coronar yogures, bizcochos o postres.
8. La ciencia del "combina y vencerás"
El truco maestro del aprovechamiento es entender familias de ingredientes:
- Sobras proteicas; tacos, croquetas, empanadas, ensaladas
- Sobras de carbohidratos; salteados, pasteles, tortillas
- Sobras de verduras: cremas, pastas, bowls
- Sobras dulces: helados, natillas, bases de postre
Cuando sabes esto, abrir la nevera es como abrir un puzzle donde todas las piezas encajan.
9. El congelador: cómo usarlo bien
Si no vas a usar algo en 48 horas… congélalo. El congelador es sostenible, ahorra dinero y salva vidas gastronómicas. Y sí, casi todo se puede congelar: carnes, panes, verduras cocinadas, caldos, platos completos. Solo una excepción: ensaladas verdes frescas se vuelven tristes, como cuando se acaban las vacaciones.
Aprovechar las sobras no es un castigo ni una obligación. Es saber cocinar con inteligencia, con cariño y con un ojo puesto en el planeta y el otro en la cartera.
Porque la cocina creativa no empieza comprando ingredientes rarísimos: empieza mirando tu nevera con actitud de chef y no de víctima. La sostenibilidad también sabe a croquetas. Y a tacos. Y a cremas.Solo necesitas un poco de ciencia… y muchas ganas de no tirar nada.
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