No, ir al burger no es lo peor que puedes hacer
Siete comidas ‘sanas’ que no sabías que tenían más calorías que una hamburguesa
Aunque no te lo creas, estas comidas te pueden hacer engordar más.
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La mala fama la precede. La hamburguesa es, sin duda, el alimento ‘malo’ por naturaleza. Lo solemos asociar a menos hipercalóricos y que son veneno para la salud. Pero, en muchas ocasiones, no es culpa suya (o, al menos, no únicamente). El problema suele ser que los menús de ‘fast food’ incluyen patatas fritas y refrescos azucarados que convierten el conjunto en una bomba calórica. En el caso de la hamburguesa, las calorías se sitúan en unas 500 en el caso de una versión estándar. Pues bien, hay recetas consideradas más saludables y que superan esa cantidad.
Boles de açai. Inundan Instagram con su colorido y se han convertido en toda una sensación. Sin embargo, algo falla. Es verdad que incluye frutas y cereales, pero no lo es menos que contiene una mezcla de zumo y sirope que sube por las nubes el contenido de azúcar y que hace que, junto a toppings como coco, perritas de chocolate y demás chucherías, el contenido calórico pueda subir por encima de las 500.
Ensalada César. El problema de la ensalada César es múltiple. El principal tiene que ver con su célebre salsa, que mezcla huevos, aceite y otros componentes para dar lugar a un aliño bastante pesado en términos energéticos. El añadido de bacon y de croutons de pan acaban por elevar la cifra de calorías por encima del medio centenar.
Wrap de pollo. Ahhhh, ingenuos de nosotros. En cuanto vemos que hay un wrap de pollo en la carta nos lanzamos a por él pensando (y aquí estamos en lo cierto) que el pollo va a la plancha y que lleva lechuga. Los problemas estriban en la tortilla de trigo que lo envuelve (y que puede alcanzar las nada desdeñables 300 calorías) y las salsas que suele incorporar y que elevan la cuenta calórica a tope. Cuidadín.
Ramen. Bienvenidos a uno de los platos de moda. Y ojito con él, porque aunque lo de "asiático" nos suene a que es sano como el solo, no tiene por qué ser así. Para empezar, hay que recordar que uno de sus ingredientes es la pasta blanca, que es alta en calorías. Por otro lado, el caldo en el que flotan los fideos es graso y puede contener bastante sodio. Añádele un poco de panceta y tendrás un plato que de light, nada. Más de 500 calorías que te toparás sin comerlo ni beberlo.
Sushi. "Vamos a cenar ligerito, vamos a cenar sushi". Y, de repente, escuchas unas risas enlatadas, que te dan idea de que acabas de patinar, amigo. Verás, cada pieza de sushi con salmón puede andar por las 50 calorías, pero, si encima incorporan queso crema (un clásico), la cantidad puede subir hasta las 75 calorías. Te pones a tomar unos cuantos para cenar y, ¡tachán!, allá van más de 500 calorías sin que te hayas dado cuenta. Dale las gracias al arroz blanco y las salsas.
Smoothie. ¿En serio un smoothie puede llegar a tener más calorías que una hamburguesa? Pues sí. todo depende del tipo de frutas que se utilicen y de que el yogur y la leche sean enteros o no. Combina todo eso con una selección de toppings para “endulzar” un poco el conjunto y tendrás una bebida potente entre las manos. Si además el tamaño es XXL, prepárate para sudar en el gimnasio.
Huevos Benedict. Ojo a este plato, porque los huevos están poniéndose de moda como opción sana. El problema viene cuando están acompañados de una salsa holandesa, una tira de bacon y pan… Además, también hay que sumarle el aceite (o la grasa que sea) utilizado en la preparación. Sí, sí, llévate las manos a la cabeza, pero esto puede llegar a tener más de 1.000 calorías. Tan brutal como suena.
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