¿Es peligroso o no?
¿Qué te puede pasar si comes nieve?
Cuando una nevada te sorprende es difícil resistirse a la tentación de abrir la boca y dejar que un copo caiga sobre tu lengua. Pero, ¿puede ser perjudicial para tu cuerpo hacerlo?
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El invierno de 2018 está siendo el más blanco es muchísimo tiempo. Hacía tiempo que la nieve no caía en tantos lugares y con tanta fuerza. Ha sido un principio de año con colegios cerrados, quitanieves, carreteras cortadas y otras cosas poco románticas. Pero, ¿y lo bonitas que han quedado las fotos de esos paisajes bajo un manto blanco? Para mucha gente, la situación meteorológica ha supuesto un descubrimiento de la nieve, de su tacto y... de su sabor. Porque, sí, mientras se está esquiando, haciendo un muñeco o simplemente paseando entre ella, ¿quién no tiene la tentación de comer un poquito? Os contamos si esto es peligroso o no.
Lo primero que hay que decir es que la nieve es una precipitación como la lluvia y que puede contener distintos elementos en su composición como sulfatos, nitritos, mercurio o formaldehido. Sin embargo, la proporción suele estar muy por debajo de niveles que podamos considerar preocupantes. Por lo tanto, en principio, un poco de nieve en medio del campo o de la montaña no tiene por qué hacernos ningún daño. Dicho esto, vámonos a un escenario de mayor contaminación como, por ejemplo, el que pueda darse en Madrid. Allí, la nieve que cae se va mezclando con las sustancias que puede haber en el aire que puede estar contaminado. Por supuesto, ese porcentaje es menor cuando cazamos al vuelo un copo que cuando agarramos un puñadito que ya ha caído sobre un árbol y que lleva un tiempo allí. Aun así, si se trata de cantidades pequeñas, no tiene porque resultar preocupante.
Otro tema diferente es la nieve que ya ha sido surcada por lo que sea: personas, animales o vehículos. Obviamente, en este caso, esa nieve puede contener bacterias por lo que no deberíamos comerla. Que no nos engañe el color blanco: la mayoría de las sustancias que pueden hacernos daño o provocar que enfermemos son invisibles al ojo humano. Otra recomendación que siempre se hace es "no te comas la nieve amarilla". Si tiene ese color es que algún animal ha orinado encima, por lo que las posibilidades de ponerse enfermo son muy elevadas. La de color rosa también tiene ese color por la presencia de microorganismos, así que mejor esquivarla también si no queremos una diarrea.
Finalmente, hay que hacer referencia al uso de la nieve como calmante para la sed. Es posible que, mientras que hacemos senderismo o algún tipo de deporte en la montaña o el campo, tengamos la tentación de llevarnos a la boca un puñado de nieve para 'beber' y así mitigar la sed. No es buena idea independientemente de que la nieve esté limpia o no. El problema en este caso es que, debido a su baja temperatura, puede reducir de golpe nuestra temperatura corporal y provocarnos una hipotermia. Mejor tirar de la botella de agua de toda la vida. Es menos romántico, pero más seguro.
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