¿PAGAS A MEDIAS? ¿HACES FOTOS CON EL MÓVIL?
13 errores que no debes cometer si tienes una cita en un restaurante
Hubo un tiempo en que tenías que tomar café, dar un paseo y hacer algún plan diurno como pasos previos a irte a cenar con una cita. Ahora los tiempos han cambiado (¿por fortuna?) y Tinder y demás aplicaciones de ligoteo permiten que puedas irte a cenar en una primera cita. Sin haberte visto antes. Así, a puerta fría. Y, claro, cometes errores garrafales que pueden hacer que el desenlace de la velada se decante hacia la fatalidad más absoluta. Si tenías planes para la noche que nada tienen que ver con ver 'Top chef' en el sofá de tu casa mientras acaricias a tu gato, toma nota de las siguientes cosas que JAMÁS debes hacer en una cita en un restaurante. Y mucho menos si es la primera.
Publicidad
1- No escojas un restaurante con luz de fluorescente si te toca a ti buscar lugar. Las luces de fluorescente son enemigas de la intimidad, además de que hacen sentir muy inseguro a nuestro acompañante, que imagina todos sus defectillos sometidos al implacable veredicto del otro.
2- Prohibidos shawarmas, kebabs, hamburgueserías y cualquier cosa que huela a 'fast food'. Aunque nuestro 'partenaire' no sea un fanático de lo 'healthy' (en este caso, es recomendable llevar unos dónuts en el bolso y retirarse un momento al baño a contrarrestar los efectos de la quinoa), tampoco hay que irse al otro extremo: un restaurante agradable, íntimo e informal con una carta de cocina mediterránea será la solución.
3- Ofrece siempre antes de empezar. Parece ser que en las primeras citas un gesto que causa bastante rechazo es que empieces a comer como si no hubiese un mañana sin ofrecer a tu acompañante que pruebe antes. Sí, tu futuro inmediato puede depender de un simple '¿quieres?'.
4- Espera a empezar hasta que a tu acompañante le llegue el plato. Es tan obvio que parece mentira que en pleno siglo XXI todavía haya quien no respete esta máxima en las citas.
5- Nada de ruiditos al masticar, ni de masticar con la boca abierta, ni de hablar mientras masticas. Eso ya vendrá, tal vez, y precisamente vendrá algún día, y os reiréis juntos de ello mientras comentáis que vuestro retoño tiene la nariz del abuelo, precisamente si hoy eres capaz de evitarlo. Así de compleja es la realidad.
6- No digas que no a todos los platos que proponga el otro. Quede claro que para elaborar este artículo hemos consultado a nuestro entorno más cercano y ha habido un consenso absoluto en que si no hay 'feeling' a la hora de escoger los platos tampoco va a haberlo en otros aspectos en los que precisamente te interesaría comprobar empíricamente si lo hay. Y sí, está bien que demuestres que tienes personalidad y no dices que sí a todo, que eres una persona con criterio propio, pero cuidado: 'Top Chef' está en la recta final y es demasiado tentador dejarte ahí con el cortado, con la cuenta por pagar, y cambiarte por Paco Roncero.
7- Ahí va un error fatal: NO EMPIECES A CAMBIAR LOS INGREDIENTES DE LOS PLATOS. Si no te gusta la ensalada, no pidas una ensalada pero-sin-olivas-ni-tomate-y-si-me-puedes-cambiar-las-nueces-por-pipas. Hay millones de personas en este mundo a las que da una grima espectacular que el resto de personas no coman de todo. Y creen que ese no comer de todo esconde, en realidad, cosas oscuras de las que conviene mantenerse alejado. Si eres de esas personas a las que no les gustan muchas cosas, simplemente ocúltalo.
8- No te saltes la cena. Volvemos a un caso real: “¿quedamos ya cenados a las 22 h que no tengo dinero?”. Sorprendentemente esa primera cita llegó a buen puerto y acabó en matrimonio, pero todos sabemos que fue una declaración de intenciones absolutamente kamikaze que podía haber acabado como el rosario de la aurora. En primer lugar, parecerás un tacaño, cosa que no da buena impresión pese a que la otra persona también sea tacaña (un fenómeno curioso, por otra parte), y en segundo lugar el otro podrá creer que buscas sexo fácil y que pasas directamente a las copas para aligerar el proceso.
9- Paga la cuenta. No propongas pagar a medias, no saques tu parte tras haber hecho un cálculo mental rápido, ni –aún peor– preguntes “¿cómo lo hacemos?”. Paga. Tal vez el otro llegue antes y no te dé tiempo, con lo cual debes aceptar la invitación sin protestar, pero es interesante que tu intención sea hacerte cargo de la cena si lo que quieres es olvidar a Paco Roncero al menos en lo que queda de noche. ¿Queréis otro caso real? Si eres 'punkie', estás contra el sistema y llevas a tu primera cita a tomar unos quintos a un centro social, sin importarte que parezca una tipa sofisticada de clase media que se siente como pez en el agua en restaurantes veganos, y la cuenta es de 4 €, no pongas dos encima de la mesa y le propongas pagar a medias porque vas corto de dinero. Porque puede que la chica en cuestión –así acabó el asunto– saque los 4 €, los ponga sobre la mesa y se largue de allí para siempre sin decirte ni adiós mientras tú sigues sin entender por qué.
10- No hagas bromas al camarero. Ojo, no es que estemos en contra de tan sana costumbre que tan poco se estila en ciudades como Barcelona y Madrid y tanto y tan bien en otras como Granada o Lanzarote. Es que es muy arriesgado. Tal vez el camarero no entienda nuestro humor, tal vez no estemos inspirados, tal vez tenga un mal día. Dejémoslo para otra ocasión.
11- No bebas más de la cuenta. Es interesante seguir el ritmo alcohólico del otro, de lo contrario la descompensación puede dar lugar a grandes catástrofes de toda índole, algunas de las cuales pueden tener lugar en la cama, en el caso de que la cosa acabe entre sábanas, y provocar una negativa rotunda a repetir semejante desastre por parte de la otra persona.
12- No te saques comida de los dientes con el dedo. Nada más que añadir.
13- Deja el móvil. Olvídalo, no existe. Esto significa que no te pongas a enviar Whatsapps, comprobar cómo va todo en Instagram o responder a un tuit de Pablo Iglesias. Pero sobre todo, lo que no debes hacer jamás en una primera cita es ponerte a hacer fotos de los platos. Porque sólo hay una cosa peor que ponerte a hacer fotos de los platos en una primera cita: ponerte a hacer fotos de los platos en plan grandilocuente, lo que significa apartar centros de mesa, mover lámparas y sillas y ponerte de pie. Acabarás comentando con tu gato lo bien que está para su edad Paco Roncero.
Publicidad