¿Sabes cuánto necesitas para unas patatas fritas?
No desperdicies aceite: esta es la cantidad que hay que echar
No sumerjas tus platos en aceite ni eches tres gotitas y te quedes corto: atención a la cantidad que hay que poner en cada receta.
Publicidad
Bienvenidos, amigos del ahorro. ¿A quién no le gusta tener unos eurillos de más en el bolsillo, verdad? Vale, nosotros no podemos recomendaros o no dejaros el sueldo en tragaperras, en copazos el finde o en ese perro de porcelana tamaño natural que deseabais como ninguna otra cosa en el mundo. Pero sí podemos ayudaros a que no se os vaya la olla en la cocina. Por ejemplo, con el aceite. Ojo, y que no os quedéis cortos, porque la pregunta es -redoble de tambores- ¿CUÁNTO ACEITE HAY QUE USAR EN CADA CASO?
Para freír patatas. La duda eterna. En Cocinatis conocimos en una ocasión a un joven francés, con muy buenas intenciones, que pretendía freír una sartén entera con un hilillo de aceite. La cosa acabó peor que una comida familiar de Donald Trump en un restaurante mexicano. Para que las patatuelas queden bien, lo idóneo es que éstas queden cubiertas: si las sometemos a la escasez porque somos unos roñicas se quemarán por un lado y quedarán crudas por el otro.
Para freír croquetas. O empanadillas, o casi cualquier cosa que no sean patatas... añade aceite hasta cubrir la mitad de las viandas. Tendrás que estar atento para darles la vuelta y que no parezcan tú cuando te quitas la camiseta en la playa. Con un poco de habilidad, conseguirás una fritura excelente y homogénea. Y no te hace falta que la sartén rebose aceite.
Para una ensalada. Lógicamente, depende del tamaño, pero ojito, ni se puede dejar la ensalada seca ni provocar que, al terminar, haya una balsa de aceite en la fuente. Añade el aceite con una cuchara o con una aceitera, haciendo que todas las hojas, tomates y trocitos de cebolla estén rociados, pero no "regados". ¿No querrás que una ensalada acabe teniendo tantas calorías como un bocadillo de calamares, no?
Para la tostada del desayuno. Tomar un buen trozo dde pan tostado con aceite de oliva virgen extra es una buena costumbre que aquí vamo a defender a capa y espada. Pero, ojo, lo que no podemos es convertirla en un currusco de pan grasiento. Aplica el aceite con moderación, que no cale por la miga del pan... al final tiene que quedar como una película fina y no como un charcazo verde que podrían investigar los Cazafantasmas.
Para los guisos. Aquí toca respetar siempre SIEM-PRE lo que diga la receta. Conviene ser personas moderadas, de centro incluso. Tanto en preparaciones como la carne asada, el marmitako de bonito o una menestra de verduras, con una cucharada o dos a lo sumo es más que suficiente. Si atiborras de aceite la cazuela, por muy virgen extra que sea, la vas a liar y acabarás convirtiendo el plato en una booooomba más pesada que un abrigo de churros. Que lo sepas.
Para la pasta. Nada de nada, ¿capisci? Los italianos llevan años diciéndonos que no nos pongamos pesados, que no hay que poner aceite a la hora de cocer los espaguetis o los macarrones. ¿De dónde viene entonces esta costumbre de echar un chorrito para que no se pegue la pasta? Pues lo desconocemos, pero lo cierto es que, si la removemos un poco al principio, quedará sueltecica.
Para la paella. En Wikipaella comprobamos que hay una medida exacta para una paella para cuatro personas. No es otra que 120 mililitros de aceite de oliva virgen extra. Ni más ni menos, que dirían Los Chichos. Visto lo serios que se están poniendo con este clásico plato valenciano, ¿quiénes somos nosotros para cambiar esta proporción? Va a misa, vamos.
Publicidad