EN CALANDA Y ALREDEDORES SABEN DEL TEMA UNA BARBARIDAD
Cuatro maneras de comerse un melocotón
Entre la crisis por el veto ruso y un verano poco cálido, la temporada de fruta dulce ha sido un constante disgusto para los productores españoles. ¿Qué mejor que echar una mano a los agricultores que consumiendo unos ricos melocotones? Los del final del verano son los más sabrosos, ya que acumulan más horas de sol sobre su piel, y se prestan a diversos usos culinarios.
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El humilde melocotón estaba acostumbrado a lidiar con las fuerzas de la naturaleza. Incluso contra agricultores franceses que tiraban camiones en la frontera. Para lo que no estaba preparada esta fruta es para enfrentarse a las adversidades geopolíticas, en forma de veto ruso a las importaciones europeas. Una ruina para los fruticultores españoles, y una lástima para los consumidores rusos, que se pierden los mejores frutos del verano.
El melocotón es una fruta dulce rica en fibra, que proporciona un importante aporte de potasio y tiene un buen montón de vitaminas, entre las que destaca la provitamina A (caróteno), fundamental para la buena salud de los ojos, la piel y el cabello, y con acción antioxidante para mantenernos eternamente jóvenes (o por lo menos intentarlo). Vamos, además de estar bueno, es gloria para el cuerpo. Evidentemente, por más que nos pongamos a ello, vamos a ser incapaces de comernos todos los excedentes frescos, pero sí podemos ayudar al sector dando salida a los melocotones a través de cuatro maneras diferentes de degustarlos.
Zumo
Melocotones, agua y azúcar. Con estos tres ingredientes (y las abuelas lo saben, un poco de limón para darle un toque refrescante) podemos hacer un auténtico zumo de melocotón. Quizás no quede tan bonito como el del supermercado, ya que al ser natural contendrá pequeños trozos que quedarán en suspensión, pero su sabor tampoco tiene nada que ver. Podemos conservarlo de un año a otro, por lo que puede convertirse en la fuente de vitaminas ideal para atravesar el crudo invierno. Aunque de forma industrial se fabrica indistintamente con melocotones rojos o amarillos, incluso con nectarinas, el fruto ideal para su elaboración en casa es el de carne amarilla, con una textura más sólida y firme. Además, corremos menos riesgo de que estos nos den una sorpresa en forma de sabor ácido.
Almíbar
La forma más parecida y natural a disfrutar de un melocotón fresco durante todo el año. Si en el caso del zumo era recomendable usar un melocotón amarillo, aquí es imprescindible. Por su tamaño, sabor y consistencia, las variedades Baby Gold o Campiel son las ideales para este uso. Meter las piezas deshuesadas en botes, cubrirlas con agua almibarada y poner a hervir los recipientes durante media hora son los pasos que nos separan de tener en la despensa un postre que funciona solo o como acompañante de helados, tartas, e incluso, para los más atrevidos, como guarnición o entrante.
Mermelada
¡Ay, esos melocotones que nos dio nuestro tío el del pueblo se nos van a pasar sin remedio, están ya muy maduros! Tirarlos sería un pecado. Podemos hacer con ellos una mermelada; si los frutos son de calidad y usamos una buena batidora resultará fina y suave al paladar. Otra receta con azúcar y ese zumo de limón, que tan bien combina con nuestro protagonista. Si somos de ese tipo de personas a las que les gusta almacenar los botes de cristal "por si acaso", por fin tendremos una excusa para darles utilidad. Sobre una tostada para el desayuno, o como relleno de un bizcocho, esta confitura nos dará más de una alegría.
Melocotón con vino
Un popular clásico de las fiestas de Huesca y otras localidades aragonesas. Este no es un método para conservar el melocotón más allá de una semana, pero sí una exquisita y refrescante forma de degustarlo. Aunque su forma de prepararlo es tan simple como su propio nombre indica, en cada casa se hace con un toque distinto.
En la receta más extendida tan solo hay que pelar los melocotones amarillos, trocearlos en dados y ponerlos en un recipiente con vino, azúcar, corteza de limón y una rama de canela. Pasadas unas horas de maceración, ya tenemos un rico brebaje que nos pondrá a tono rápidamente para bailar a ritmo de jota. Para este postre se requiere una vez más de melocotón amarillo, bien el famoso embolsado de Calanda o cualquiera de las variedades similares, conocidas como 'tardías' por ser las últimas de la temporada.
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