Productores de aceite de oliva y de bálsamos labiales al mismo tiempo
De la cosmética a la comida solo hay un paso
Empresas de alimentación que sacan cosmética y al revés: el mundo de la belleza y el de la gastronomía buscan sinergias.
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Lo de renovarse o morir es una máxima más de actualidad que nunca. Y también aquello de “no meter todos los huevos en la misma cesta”, por lo de diversificar y minimizar los riesgos cuando tienes un negocio. Así las cosas no es de extrañar que muchas empresas, que asociamos con tal o cual sector de actividad, nos sorprendan de repente sacando ¡unos callos! Por ejemplo.
Es el caso de La Chinata, pyme extremeña con solera (vieron la luz en los años 30), en la que conviven productos cosméticos (cremas faciales, jabones a base de aceite de oliva virgen extra, body milks, sérum…) con platos precocinados, guisos tradicionales como los de tu abuela: listos para calentar y tomar. Callos a la madrileña, rabo de toro a la cordobesa y fabada asturiana, ahí es nada. “Empezamos vendiendo aceite, de nuestra propia cosecha. El primer producto de cosmética fue el jabón, que es uno de los más vendidos junto con la crema de manos. La idea de la cosmética vino porque a lo largo de la historia siempre se ha usado el aceite de oliva en la cosmética”, comenta Paloma Oliva, al frente de la empresa junto a su hermano Fernando.
Ya lo decíamos en el titular: de la cosmética a la comida, un paso. Ellos acaban de añadir a su cesta gastro los platos preparados y unas palomitas de maíz, elaboradas, por supuesto, con la materia prima que es su signo de identidad: el rico aceite.
Si el aceite da para todo, ¡qué decir de la uva!
Pero no son los únicos en recorrer este camino de un sector de actividad al otro: la granja ganadera gallega Maruxa lanzó hace unos años unas galletas a base de nata y años después también ha puesto un pie en la cosmética con una crema a base de leche, que supone el 40% de su composición. Otras que picotean en el sector gastro y el estético al mismo tiempo, son las vinícolas, porque la vid viene a ser como el cerdo, se aprovecha todo.
El grupo de vino Matarromera, por ejemplo, dispone de la línea cosmética Esdor: ¿qué productos tienen? De todo un poco y todos aprovechando las excelentes propiedades de la uva en la piel, sobre todo los polifenoles, unos antioxidantes estupendos. Faciales, productos corporales y también una línea masculina con contorno de ojos, cremas hidratantes, bálsamo para después el afeitado, etc. Otras bodegas, como Palacio de Azcona, también aprovechan los subproductos de la uva (hollejos y pepitas de las distintas variedades) en los cosméticos. Jabones y geles de vino, champús, aceite de pepita, que mejora la circulación, etc.
Incluso hay firmas que van un paso más allá y no contentos con lanzar artículos cosméticos, apuestan por lo medicinal. En Córdoba, y después de haber hecho incursiones con la estética, surge Oleocanthol: se trata de un anti-inflamatorio no esteroideo, similar al ibuprofeno o el paracetamol, pero natural. En su formulación hay un 40% de aceite de oliva virgen extra, por algo la empresa matriz es una aceitera. Lo dicho: ahora, en tu despensa, al lado de los aceites, vinagres y legumbres, tendrás que poner los geles, las cremas y el protector solar. Pura sinergia.
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