Hay que fijarse en todo
Cómo elegir las mejores patatas fritas de bolsa
¿Crees que todas las patatas de bolsa son iguales? Ni de broma. Sigue nuestros consejos para elegir las mejores. No se trata de marcas, se trata de leer la etiqueta
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Seamos realistas: las patatas fritas no son el aperitivo más saudable del mundo. Pero, eso sí, están buenísimas. No obstante, siempre se puede afinar, leyendo la etiqueta, y acabar eligiendo las que son menos nocivas para nuestro body serrano. Os contamos cómo acertar con las mejores posibles...
El aceite. En los últimos tiempos, se ha hecho mucho hincapié en que las patatas deben estar fritas en aceite de oliva virgen extra para que sean más sanas. Esto encarece el precio de cada bolsa de forma significativa y, en realidad, las más tradicionales son las fritas en aceite de girasol que no tiene por qué tener nada de malo. Eso sí, mejor desechar las que especifica que están fritas en aceite "vegetal" sin concretar más. Ahí el tipo de aceite puede proceder de muchas fuentes diferentes y puede no ser demasiado saludable.
La sal. El contenido en sal -o en sodio- de cada bolsa de patatas fritas es otro de los parámetros que hay que vigilar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el contenido de sodio en la dieta debe equivaler a 2 gramos diarios (que son 5 de sal). Hay bolsas de patatas grandes que pueden rozar esa cantidad, con lo que a poca sal más que tomemos, estaríamos superando el límite diario recomendado. Mejor optar por las versiones bajas en sal.
La grasa. La diferencia entre las patatas fritas normales y las patatas fritas 'light' es que a estas se les retira la grasa tras la fritura, aunque siguen teniendo las mismas calorías. Con este proceso pierden un 15% de grasa en el camino. Otra opción es buscar las que están hechas al horno que, al no pasar por la freidora, resultan aún más saludables al contener menos grasa.
Los aditivos. Obviamente, los ingredientes de las patatas fritas 'normales' son patatas, aceite y sal. En cuanto tienen sabor a algo, aparecen los colorantes, saborizantes y demás. No solo añaden sodio, sino que además muchos poseen esa cualidad 'adictiva' que hace que no podamos dejar de comerlas. Si queremos optar por la versión más sana, es mejor dejar de lado estas.
El tamaño de la bolsa. Cuanto mayor sea el tamaño de la bolsa, más patatas fritas comeremos. Esto es un hecho. Si queremos limitar la ingesta, podemos optar por elegir las bolsas pequeñas, en torno a 30 gramos. Hay que tener en cuenta que, en tamaño más grande, las hay de 135, 170, 200... Cuantas más tengamos a nuestro alcance, más acabaremos comiendo.
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