LOCALES PARA TODOS LOS GUSTOS
Cinco 'hotspots' gastronómicos que visitar en Carcassone
La ciudad medieval francesa, un rincón pintoresco del mundo que recibe a diario visitantes de todo el planeta, es, además, un lugar en el que se rinde especial tributo a la gastronomía. Hemos visitado Carcassone y hemos seleccionado cuatro locales para todos los gustos, desde la alta cocina hasta la trufa, el arte o la pastelería.
Publicidad
1- Le Parc, de Franck Putelat
Ubicado en la ciudad medieval, este dos estrellas Michelin es un paraíso de la alta gastronomía de tradición 100% francesa, cuyo chef, Franck Putelat, es el creador de algunos platos tan populares como su célebre pan de ajo con mozzarella, alubias blancas y trufa de verano, que llega a la mesa en forma de pastelillo, y que podremos encontrar tanto en la carta como en alguno de sus diferentes menús. Su interior cálido y minimalista es un buen lugar para poner fin a un día intenso en Carcassone, como también lo es, si el tiempo acompaña, una de las terrazas más hermosas de la ciudad. La de Putelat es una cocina de tradición francesa, de vocación saludable, sin alardes creativos innecesarios pero sí un buen manejo de la técnica y un conocimiento del producto local que se nota hasta en el último de los ingredientes de un plato.
Un buen ejemplo de esta vocación es uno de los platos que nos sirvieron en el Menú del Chef, un pescado al punto con espinacas en diferentes texturas (con piñones, en dados, en puré...). O su cóctel de bienvenida, delicioso, elaborado con Blanquette de Limoux y menta, el licor espumoso más antiguo del mundo, originario de la zona. El propio chef denomina su cocina como "clásica-ficción", un apelativo que demuestra su voluntad de basarse en el recetario tradicional y aplicarle una vuelta de tuerca. Destacan unos panes excelentes y una selección de vinos de la región que nos harán completar una experiencia de alta gastronomía francesa que no puede perderse ningún paladar sibarita.
Chemin des Anglais, 80
2- Remi Touja Pastisser
Esta pastelería ubicada fuera de la ciudad medieval es una parada obligatoria para los amantes de los dulces, especialmente aquellos que saben apreciar las bondades de la alta pastelería. No en vano el joven Remi Touja luce orgulloso el premio de Champion de France de Dessert 2013 gracias a una maravilla que se puede degustar en su pequeñísimo establecimiento, en el que siempre encontraremos al pastelero con las manos en la masa elaborando especialidades como la que le dio la fama: el pastel de chocolate blanco con piña, jengibre y limón. Además de la pastelería clásica francesa, en su pequeño establecimiento encontraremos también todo tipo de bombones y chocolates elaborados de forma artesanal, además de unos pannetones de escándalo (el pastelero los borda) y cualquier cosa que este día salga de su siempre creativa cabecita. Un 'must'.
Rue de Verdun, 20
3- Barriere Truffes L'Atelier
¿Alguien se imagina un local especializado en trufas (sí, sí, trufas) durante todo el año con platillos a precios razonables? Pues no solo existe, sino que es un lugar absolutamente encantador, con una terracita que destila paz y buenas vibraciones, que podemos visitar si la vida nos lleva a Carcassone (y estaría bien hacer todo lo posible para que nos lleve). Tras 25 años dedicándose al mundo de la trufa, su responsable, Phillippe Barriere, decidió montar un pequeño y pintoresco restaurantito en Carcassone con el objetivo de acercar la trufa, hasta el momento un producto elitista y prohibitivo, al gran público. Y lo hace desde hace cinco años con platillos que van desde la trufa con foie, una locura, hasta con aceite de oliva, huevos o con un ligero carpaccio de tenera, demostrando que los maridajes con esta seta son innumerables. Su idea era, en sus propias palabras, "democratizar la trufa", y sobre todo ser un punto de referencia en materia de divulgación sobre este producto. Explicar al mundo, en definitiva, que hay más de 100 variedades de trufa, que la mayoría de gente las confunde todas con la trufa de invierno (más cara y más popular), o que la de verano es blanca por dentro, más ligera y más difícil para la cocina.
Todos los platos de su carta llevan trufa excepto un plato de embutidos y quesos, todos ellos de la zona, al igual que su carta de vinos (Barriere recomienda el blanco para maridar con la trufa). El día de nuestra visita, de hecho, nos abrió un blanco sensacional, Le Maset de Lumet, un Chardonnay elegante y perfumado con un toque de Chenin Blanc, uva tipica de la región del valle del Loira que aporta acidez y sutileza a este vino de precio asequible, muy recomendable, que se lleva estupendamente con la trufa.
Rue Trivalle, 51
4- Jardin en Ville
Tendremos que conducir hasta las afueras de Carcassone, y dirigirnos al restaurant boutique Jardin en Ville para disfrutar de su hermosa terraza en plena naturaleza y de su comedor repleto de obras de arte, que es a su vez galería y tienda de objetos, desde decoración a complementos e incluso moda. Es un lugar mágico, decorado con un gusto exquisito, donde sus artífices elaboran una cocina sencilla, impecable, casera, elaborada con productos locales, saludable y honesta. Aquí predomina el producto ecológico sin apenas manipulación, como un magret de pato meloso y sabroso, que llega a la mesa con un sencillo arroz basmati acompañado de un aliño de soja y cilantro. Se necesita poco más para ser feliz, tal vez una ensalada de verduras del huerto como la que nos sirvieron de entrante o una selección de postres a base de frutas de temporada con yogur y muesli, pastelería casera y un café delicioso.
Rue des Framboisiers, 5
5- La verre d'un
En este bonito bar de vinos ubicado fuera de la ciudad medieval se hacen catas, se venden vinos y se pueden degustar platillos de la región. Una de las curiosidades de este templo vinícola de Carcassone es las catas se celebran en el sótano, que fue en su día una antigua prisión y conserva los elementos originales. En La verre d'un todo es sabiduría y divulgación del mundo del vino, de manera que será difícil no salir cargados con unas cuantas botellas de delicisos caldos franceses de la zona. Para ello, una buena idea es viajar a la ciudad en Renfe, que gracias al tren de alta velocidad une en apenas 2,5 horas las ciudades de Barcelona y Carcassone, y convierte a la pequeña localidad francesa en el destino ideal para hacer una escapada gastronómica exprés desde cualquier lugar de España.
Rue de Verdun, 2
Publicidad