Chicote: "Los niños deben conocer que hay países donde se come y se piensa diferente”

Su amor por la gastronomía, y muy especialmente la oriental, queda patente en el cuento infantil 'Las suculentas aventuras de Chicote', de las que el propio cocinero es protagonista.

Alberto Chicote ha presentado el libro en su restaurante de Madrid, Yakitoro, rodeado de 30 niños y de una estupenda merienda para ellos. Juntos, han leído el principio del cuento, para el que el chef ha contado con la ayuda de Moni Pérez en los textos y las divertidas ilustraciones de Amaia Cía.

La historia que cuenta no es autobiográfica. De hecho, Chicote ni siquiera recuerda cómo comenzó su gusto por la cocina: "En mi familia nunca salíamos a comer a restaurantes y mi madre jamás me dijo 'vente, que te voy a enseñar a cocinar'. No tengo ni idea de por qué decidí ser cocinero".

El protagonista de este cuento comparte todas sus aventuras con otro personaje: Una gallina, a la que bautiza como 'Pepitoria', y con la que un buen día decide hacer las maletas para descubrir cómo se vive y se come en otros lugares del mundo. En este caso, el destino elegido es Japón, probablemente por la pasión manifiesta de Chicote hacia su gastronomía.

"Si seguimos con esta serie de libros, nos encantaría elegir otro viaje con el que los críos puedan conocer que hay otros lugares donde se piensa y se entiende la vida de forma diferente", explica el cocinero, convencido de lo enriquecedora que puede ser esta lectura para los más pequeños.

Chicote explica que eligió el cuento, y no el libro de recetas, por el valor que otorga personalmente a los libros. "No quiero hacer un catálogo de platos. Lo haría con la gorra, porque el material lo tengo en casa, llevo años haciendo recetas, pero no es el libro que quiero firmar. Escribiré un libro de cocina cuando vea la manera de contar lo que yo siento por la cocina", señala.

El objetivo del libro no es convertir a los niños en profesionales, sino simplemente despertar su gusto por una afición con la que además puedan pasárselo bien. "No hay una edad para empezar, un crío con dos años puede ponerse a hacer masa de albóndigas, y puede parecerle divertido", concluye el chef.