ASÍ SE HA TRANSFORMADO
"Mi nariz es mi tortura": la confesión más sincera de Isabel Preysler
Isabel Preysler ha pasado por numerosas operaciones estéticas, pero ninguna tan complicada como las de su nariz. Entre errores quirúrgicos, golpes accidentales y una larga lista de cirugías, la socialité ha aprendido a aceptar su historia con honestidad y serenidad.

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Los retoques estéticos están cada vez más presentes en nuestra sociedad. Con el paso de los años, se ha normalizado la idea de modificar o mejorar la apariencia a través de la cirugía plástica, ya sea por motivos estéticos, de autoestima o simplemente por seguir ciertas tendencias.
Pero, lo más llamativo es que esta práctica ya no se limita a adultos o celebridades: cada vez son más los jóvenes que muestran interés por someterse a algún tipo de intervención.
Las edades en las que se empieza a considerar un retoque estético son cada vez más tempranas, lo que refleja hasta qué punto la presión social y los ideales de belleza influyen en la percepción que tenemos de nuestro propio cuerpo.
Y si nos ponemos a pensar en una de las pioneras por excelencia en este ámbito de los retoques estéticos, es imposible que no nos venga a la cabeza Isabel Preysler. En varias ocasiones, ella misma ha hablado sobre sus múltiples retoques, de todos menos de uno: la nariz.

Pero, ayer, la socialité acudió al El Hormiguero, programa al que fue para presentar la publicación de sus memorias, con el título de Mi verdadera historia. Aparte, hablaron de muchas otras cosas interesantes, como de sus hijas, sus exmaridos y sus retoques estéticos, entrando en detalle en la nariz.
Es por eso que, en este artículo, te contamos todos los detalles sobre las diversas operaciones estéticas que se ha realizado en la nariz, el gran tabú para Isabel Preysler.
Años 70
Remontamos a los años 70, porque fue cuando la socialité se sometió a su primer retoque de la nariz. La primera operación fue en Manila, la capital de Filipinas, y sin los avances tecnológicos de los cuales disponemos hoy en día.

Según cuenta Isabel en el programa de Pablo Motos, esa primera operación tenía la finalidad de mejorar su respiración, afectada por culpa del tabique de su nariz. Preysler afirmó que esa limpieza de cartílago "fue un auténtico error".
Una nariz "destrozada"
Tras aquella primera operación, Isabel ha confesado que su nariz "se desmoronó por completo". En sus memorias relata el desconcierto que se vivió entonces: "Todos los médicos quisieron salir corriendo de allí porque no sabían qué hacer", recuerda.
A partir de ese momento comenzó su auténtica pesadilla. Se vio obligada a someterse a numerosas intervenciones para intentar recuperar tanto el aspecto como la funcionalidad de su nariz. La más reciente tuvo lugar en 2023, después de que uno de sus nietos la golpeara sin querer mientras jugaban, provocándole una fuerte hinchazón.

Preysler admite en su libro que "la tengo tan destrozada y estoy tan cansada de médicos y operaciones que ya me da igual todo". Aun así, reflexiona con ternura: "Lo que no quiero perderme es achuchar y jugar con mis nietos pequeños, aunque luego, a veces y sin querer, tenga que sufrir las consecuencias".
En el programa
En el programa presentado por Pablo Motos, Isabel también compartió algunas de sus vivencias relacionadas con las múltiples operaciones de su nariz. Aunque al principio se mostró reacia a hablar del tema, la madre de Tamara Falcó terminó abriéndose y contando detalles que sorprendieron a todos.
"No me hables de mi nariz, mi nariz es mi tortura", comenzó diciendo la socialité. Después explicó que, a raíz de una mala intervención, los médicos tuvieron que extraerle cartílago de las orejas para poder reconstruirle la nariz, un proceso largo y doloroso que marcó un antes y un después en su vida.

En otra ocasión, tuvo que volver a operarse tras un accidente doméstico con su hija Ana: "Me dio un cabezazo cuando era pequeña, se me hinchó la nariz y se me quedó espantosa", recordó. Años más tarde, la historia se repitió con uno de sus nietos, que, jugando, le golpeó en la misma zona.
Uno de los episodios más llamativos fue cuando viajó hasta Dallas para someterse a una nueva operación, ya que su nariz estaba completamente destrozada y tenía compromisos profesionales inminentes. "Tenía los contratos de Porcelanosa y de Ferrero y no podía sonreír. Me dejaron una nariz perfecta, pero no podía sonreír", confesó con ironía.

Una lección aprendida
Después de años de intervenciones, complicaciones y anécdotas inesperadas, Isabel Preysler ha convertido su historia con la cirugía estética en una lección de vida. Lo que empezó como un intento de mejorar su apariencia terminó siendo un recorrido lleno de obstáculos médicos y emocionales.

Sin embargo, lejos de ocultarlo, la socialité ha decidido hablar con sinceridad sobre su experiencia, mostrando una faceta más humana y vulnerable. Hoy, más allá de la perfección, Isabel reivindica el valor de aceptar las propias cicatrices y disfrutar de lo verdaderamente importante: su familia y los pequeños momentos de felicidad cotidiana.
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