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Con estos trucos te durarán más

Diez tips para conseguir que te duren más los sujetadores

¿Tienes la sensación de que te dejas un dineral en sostenes? ¿Te pasas el día comprando nuevos y aún así abres el cajón y solo tienes dos que te vayan bien? Los sujetadores se dan, se destiñen, se deforman, se deshilachan… a veces a la velocidad del rayo.

Sujetador

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Pero existen algunos truquitos a la hora de lavar, conservar y guardar tu ropa interior que te permitirán alargar su vida y tener siempre a mano flamantes sujetadores en el cajón que parecerán recién salidos de la corsetería. Aquí diez tips para conseguirlo.

Intenta lavarlos a mano. En la medida de lo posible, sin frotar en exceso. Basta con introducirles en un barreño con agua tibia y jabón y dejarlos un rato a remojo, aclarar convenientemente y tender en un lugar en que no les de el sol directo, para que no se acartonen. En el caso de los sujetadores claritos en los que se vean las manchas, frota delicadamente las zonas más complicadas con un detergente suave tras haberlos dejado diez minutos en remojo. Y si no lo haces con todos, hazlo al menos con aquellos de mejor calidad, especialmente si tienen espuma y aros.

Si no tienes más remedio que lavarlos en la lavadora, introdúcelos siempre en el interior de una rejilla y con el corchete puesto, para evitar que se enganchen con otras prendas. Escoge siempre un programa suave (si puede ser el de lavado a mano), evitando los programas largos y sin utilizar lejía, suavizante y otros productos agresivos. Bastará con un poco de jabón para prendas delicadas para que queden perfectos.

No los escurras en exceso, ya que lo único que conseguirás es que se deformen y se estropee la espuma. Es preferible que tarden más en secarse.

No te pongas siempre el mismo, pues si lo haces la banda se dará de sí con más rapidez. La idea es que tengas varios y los vayas alternando, y los laves cada cinco puestas, más o menos, aunque siempre dependerá de si es verano o invierno, si has sudado o si los sujetadores son de colores claros, que probablemente requieran más frecuencia de lavado.

Sujetadores
Sujetadores | iStock

Guárdalos correctamente. Lo ideal es que dispongas de un cajón solo para ellos y no los amontones. Hay quien los guarda completamente abiertos, aunque es cierto que se requiere mucho espacio, de manera que lo recomendable es guardarlos doblados por la mitad en un cajón, sin que tengan contacto con el exterior.

Elige correctamente la copa. Un sujetador que no es de nuestra talla exacta se estropeará antes, pues nuestros pechos no encajarán bien y por tanto la prenda se acabará deformando. Por tanto, es importante escoger tanto la talla (80, 85, 90…) como el tamaño de la copa (A,B,C, D…). Una vez conozcamos nuestra medida exacta es importante tener en cuenta dos cosas: debemos medirnos el pecho periódicamente y comprobar que no ha habido cambios en su tamaño, pues una simple pequeña pérdida o ganancia de peso puede ser decisiva, y por otra parte debemos ser fieles a esa talla, y comprar siempre en establecimientos especializados que nos puedan ofrecer con exactitud la copa que requerimos.

No te aprietes los tirantes. A menudo, cuando un sujetador está dado de sí y empezamos a sentirnos incómodas con él, tendemos a apretarnos los tirantes. Craso error. No solo se estropeará aún mas la prenda, sino que no nos quedará bien (se notará incluso con la ropa) y nos dejará unas marcas en los hombros que jamás debería dejar un buen sujetador. El tirante tiene que quedar ajustado sin apretar, ya que la sujeción debe recaer siempre sobre la banda elástica.

Renuévalos cuando veas que los tirantes se caen, que la banda está dada de sí incluso cuando te abrochas los corchetes más cerrados, o que la banda se te va subiendo por la espalda. Un buen sujetador no debe moverse de su sitio, no debes enterarte prácticamente ni de que lo llevas desde que te lo pones por la mañana hasta que te lo quitas por la noche.

Evita los desodorantes y body milks agresivos y, sobre todo, espera un minuto a que tu piel haya absorbido cualquier producto que le hayas echado para evitar su contacto con el sujetador, que así se ensuciará menos.

Ten un sujetador para cada ocasión: sin tirantes, con la espalda descubierta, deportivos, push up… En función de las necesidades y la ropa que utilices es interesante tener un tipo de sujetador que se adapte a cada ocasión: así evitaremos estropear los sujetadores tratando de bajar u ocultar los tirantes o la banda de la espalda. Y aunque ya lo sepas, nunca está de más recordarlo: invierte en buenos sujetadores. Más vale que tengas pocos y de calidad que un montón de baratija, especialmente si tienes los pechos grandes. Irás cómoda, te quedarán bien con toda la ropa y te sentirás mejor y más segura.

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