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Conserva el gas de un refresco abierto con estos trucos

En el vídeo te damos los consejos infalibles para preservar intactas las burbujas de los refrescos durante días e incluso semanas.

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Uno de los principales atractivos de los refrescos es su composición gaseosa. Más que el sabor, los amantes de este tipo de bebidas buscan, sobre todo, la sensación que producen las burbujas en la boca. ¿Cómo se consigue?

El gas que llevan las sodas es dióxido de carbono (CO2), que se incorpora disuelto en agua cuando se diluye el producto base. Además, cualquier gaseosa se envasa a una presión mayor que la presión atmosférica, lo que explica que la botella se “desinfla” cuando abrimos la tapa. Una parte del gas disuelto a mayor presión se libera. Para poder conservarlo, presta atención a estos sencillos trucos.

Para empezar, tenemos que advertir que no basta con cerrar bien la botella y guardarla en un lugar seco. Probablemente, la bebida termine pareciéndose a agua azucarada. Siempre guarda la botella en la nevera. Las bajas temperaturas del frigorífico hacen que la energía de las moléculas de CO2 disminuya, dificultando que se libere al exterior. El frío mantendrá el gas dentro de la botella.

Asimismo, tendrás que enroscar la tapa con fuerza. Un truco para asegurarte de que la bebida está bien cerrada es colocarla en la puerta de la nevera boca abajo. Además de garantizar que está sellada correctamente, el gas no tendrá manera de escapar porque en el cuello de la botella de plástico estará el refresco.

Finalmente, resulta bastante útil eliminar la mayor parte del aire del interior de la botella para conservar durante mucho más tiempo el gas. Cuanto menos lugar tiene el aire para expandirse, mejor. A pesar de que no resulta uno de los trucos más estéticos, la efectividad es sorprendente. Basta con aplastar la botella hasta que no haya espacio para el aire y cerrarla con la tapa.

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