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TRUCO PARA ADELGAZAR

Cómo organizar tu nevera para adelgazar

Con un poco de orden en tu nevera contribuirás a que la dieta para perder esos kilos sea más sencilla.

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Cuando tu nevera luce como un caos, nos produce la sensación de que los alimentos saludables son menos accesibles. Con un poco de orden contribuirás a que la dieta para perder esos kilos sea más sencilla. Lo primero que podemos recomendarte es que guardes toda tu comida en envases de plástico opacos, menos las consideradas más saludables.

Muchas personas no pueden evitar los picoteos. La solución es preparar un espacio en la nevera para cuando nos entra esa hambre incontrolable. Colócalo de tal manera que quede centrado a la vista nada más abrir el frigorífico. Deben estar ya preparados en recipiente de plástico. Frutos secos, pedazos de fruta, algún vegetal troceado como la zanahoria, pechuga de pavo… Otro espacio importante es el del agua. Reserva un espacio para que tengas abundantes botellas y puedas disponer rápido de ellas sin necesidad de ver algún alimento tentador. La puerta de la nevera es un buen espacio para este consejo.

Otra recomendación que te podemos dar es que precortes la verdura. Cuando te da hambre, lo último que quieres es ponerte a limpiar y cortar vegetales. Planifica tu tiempo para que los tengas listos cuando quieras preparar la comida. Además, debes colocarlos en recipientes o bolsas transparentes a la altura de los ojos. La fruta es siempre un snack perfecto, ya que ayuda a matar el hambre y te aporta muchas menos calorías que una galleta. Ten siempre un bol con fruta variada en la nevera, en un lugar bien accesible. Los cajones también son un buen espacio si estos son transparentes.

Los lácteos, como la leche y el queso, puedes colocarlos en zonas más escondidas de la nevera. Un buen lugar para la leche es en la puerta de la nevera, pero en un lugar menos vistoso que el agua. En cuanto al queso y los embutidos, guárdalos en un lugar lejos del alcance de la vista para evitar tentaciones. Por último, las carnes debes colocarlas en el estante más bajo del frigorífico, escondidas de la vista. Intenta que sean carnes con poco grasa, como pechuga de pollo o lomo de cerdo, e introdúcelas en recipientes de plástico opacos. El pescado, si lo prefieres, puedes conservarlo en un recipiente transparente.

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