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Desescalada

Cómo evitar rozaduras por los zapatos tras dos meses en zapatillas de casa

Es el momento, te guste o no, de que llegue la desescalada también a tus pies. Hemos estado dos meses en zapatillas de estar por casa, calcetines gordos, descalzas incluso… y ahora no sólo hay que calzarse, sino que llega el calzado de verano.

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Y ya sabes, hasta que no te sale la primera rozadura no has inaugurado la temporada. Para evitar que eso ocurra, te vamos a dar las claves de cómo conseguir volver a tu calzado, ya sea por fases, o directamente a las sandalias divinas que te morías por estrenar.

La importancia del calzado

“Es imprescindible que, para cuidar correctamente de nuestros pies, usemos un calzado de calidad, con materiales como la piel, que gracias a su mayor flexibilidad y adaptabilidad, va a permitir una mayor comodidad a la hora de llevarlos. Una cuestión muy importante de los zapatos de piel es su transpirabilidad, lo que va a permitir que el pie no pase calor en verano o frío en invierno”, nos cuentan a Novalife desde la firma Lottusse.

Cómo evitar problemas de espalda, rodillas y cadera

“Respecto a la altura del tacón, contrariamente a la creencia que apunta a que lo mejor es un calzado plano, es necesario que el talón esté elevado al menos 1,5 cm, ya que de esta forma el pie se encontrará en una posición más cómoda a la hora de caminar. Zapatos de tacón ancho y con un tacón de hasta 5 cm proporcionarán un mayor confort, especialmente tras un tiempo sin haber usado zapatos”, nos recuerdan.

Cómo evitar las temidas rozaduras

Desde Esdor, su directora Jessica Bajón añade: “Durante el invierno los hemos tenido escondidos pero con la llegada del buen tiempo los pies piden a gritos ir al aire y tienen que estar perfectos. La piel de los pies tiene tendencia a deshidratarse y endurecerse, especialmente la zona de los talones. Es así porque la piel de las plantas de los pies va engrosando con el paso de los años por dos motivos: el primero es que es la parte de nuestro cuerpo que soporta más peso y el segundo, que la llevamos protegida por el calzado la mayor parte del tiempo. Con la llegada del buen tiempo empezamos a utilizar zapatos abiertos y esta capa tan gruesa de células muertas por el efecto del calzado cerrado se reseca, y deshidrata rápidamente, lo que provoca un aspecto bastante feo, especialmente en los talones”.

Las claves para evitar las rozaduras: una buena pedicura

“Cuando liberamos nuestros pies, tras una larga época de frío y calcetines, éstos pueden tener un aspecto algo descuidado. Por ello, lo primero que debemos hacer es ponerlos a punto sumergiéndolos en agua con sal durante 20 minutos y dando un repaso a las durezas con una lima especial o piedra pómez”, añaden desde la marca cosmética especializada en cuidado.

Heridas en los pies
Heridas en los pies | iStock

“Por supuesto, una vez acabado el baño, es indispensable secarse muy bien los pies, sobre todo entre los dedos. La humedad favorece la aparición y proliferación de hongos y bacterias”, recuerda.

Una buena exfoliación, un pequeño masaje con nuestras manos, e incluso pequeños pellizcos en la planta del pie, activarán la circulación de la zona más dañada y que más debemos cuidar. En cada dedo, realiza unos pequeños tirones de los pies, activa también cada articulación de estos deditos tan importantes para nuestra anatomía. Para reforzar este cuidado, camina descalza un rato cada día y, por favor, vigila las uñas, te pueden hacer heridas y, dependiendo del calzado, llegar a sangrar. En esa elección del calzado, como hemos comentado antes, está la clave de casi todo, “hay músculos que pueden llegar a adormecerse por una mala elección”, recalcan. Además, si llevas más de un año sin usar calzado de verano, “Habría que darles uso varios días antes de ir a caminar o realizar una salida más larga de lo normal. El material se puede “secar” y provocarnos lesiones. En el caso de que aparezcan heriditas o nos salgan ampollas, los pasos a seguir serían:

-Lavar la zona con jabón y aclarar con abundante agua tibia.

-Secar bien con gasas y aplicar clorhexidina o povidona yodada.

- Tapar la zona con una gasa antiadherente (para evitar que se pegue) y cubrir con esparadrapo de papel.

-En caso de que la ampolla tenga gran tamaño y nos impida caminar por el dolor que provoca, la deberemos abrir y drenar, y nunca quitarle la piel.

Virginia Sánchez, dermatóloga y Directora Médica de Clínicas Dorsia añade: ¿Qué ocurre cuando hemos estado 2 meses utilizando un calzado diferente? Pues que los pies ahora se han adaptado al nuevo calzado creando “almohadillas” en zonas diferentes, perdiendo las anteriores. Por este motivo, en el desconfinamiento, al salir a caminar durante 1 ó 2 horas con un calzado que hace 2 meses que no usamos los pies se van a resentir con mucha facilidad”.

Para evitar ese “sufrimiento” innecesario de los pies debemos tener claro estos puntos:

-Utilizar calzado más bien holgado, pero bien sujeto (ejemplo: zapatillas algo grandes para nosotros pero sujetando bien el pie con los cordones).

-Usar calcetines de algodón de grosor medio.

-Aplicar crema hidratante después de la ducha.

-En caso de grietas en talones o callos aplicar pomada con urea al 40% ó 50% por las noches.

-En caso de erosiones utilizar una crema cicatrizante con centella asiática, óxido de zinc y vitamina E y cubrir con un apósito. Hacer curas diarias hasta la resolución.

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