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No cuidamos bien los genitales

Las 8 cosas que haces mal con tu vulva

La vulva y la vagina son una de las partes más delicadas de nuestro cuerpo. Sin embargo, no siempre las tratamos de la mejor manera y es que hay muchos gestos cotidianos que más que mimarlas hacen que las maltratemos sin piedad.

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La moda o nuevos hábitos nos hacen sentir más atractivas pero no significa que sea bueno para determinadas partes de nuestro cuerpo como por ejemplo, la vulva y vagina. Antes de que nos confundamos, dejemos claro que la vulva es el término genérico que se utiliza para las partes visibles o genitales externos y está compuesta por el monte de Venus, los labios externos e internos, el vestíbulo que abarca desde el capuchón del clítoris hasta el orificio vaginal, el orificio de la uretra, el de la vagina y el ano.

La vagina por su parte, es un tubo muscular elástico que se extiende desde los genitales externos hasta el cuello del útero, es decir la parte interna de los genitales. Tanto la vulva como la vagina son partes delicadas con un entorno propio que debemos proteger y respetar. A cuantas más agresiones externas les sometamos, mayor probabilidad de tener infecciones y molestias tendremos.

La higiene es importante, pero con cuidado

1. Los jabones

Lo primero que hacemos mal es empeñarnos en tener esta parte de nuestro cuerpo impecable y esto no siempre es bueno. Ojo, no estamos diciendo que no debamos lavarla, sino que hay que evitar los jabones que intervengan de manera negativa en la flora vaginal, que son el conjunto de bacterias que viven de forma natural en la zona íntima.

Ana Lombardía, psicóloga, sexóloga, terapeuta de pareja, creadora de Sexo en la Piel y facilitadora de talleres en los que enseña a disfrutar de una sexualidad positiva, afirma que “limpiar la vulva con agua templada suele ser más que suficiente. Introducir elementos como los jabones o las toallitas puede alterar el PH y las defensas del propio cuerpo”.

Pero cuando paseamos por los pasillos de higiene íntima en el supermercado muchos productos nos prometen cuidar nuestra zona íntima sin agredirla. En cambio, estos productos suelen estar muy perfumados y contienen lactobacilos que hacen que aumenten los propios de nuestro cuerpo. Por ello, la experta aconseja no utilizar jabones a no ser que “la ginecóloga o matrona nos lo recomiende”.

2. Las toallitas

Al igual que ocurre con los jabones las toallitas suelen estar muy perfumadas y “si se va a usar alguna toallita debemos asegurarnos de que sean específicos para la zona genital femenina, sean naturales y no lleven perfumes” aconseja.

Estos productos tienen muchos componentes alergénicos, como perfume, alcohol, aceites, o polifenoles, que son sustancias muy alergénicas. Cuando nos lavamos las manos por ejemplo después de jabonarlas las aclaramos, en cambio cuando lo hacemos con una toallita no lo hacemos. Esas sustancias se quedan en la zona y la dejan húmeda.

3. Duchas vaginales

Tenemos tan interiorizado que debemos estar impecables ahí abajo que para ello se crearon las duchas vaginales. Lombardía aclara que “las duchas vaginales consisten en limpiar la vagina con agua jabonosa o sin jabón. Es decir, introduciendo el agua en el interior de la vagina. Estas duchas pueden afectar negativamente a la salud vaginal ya que introducen un elemento extraño en ella e innecesario. La vagina ya cuenta con su propio sistema de autolimpieza y protección y se regula a sí misma. Cuando introducimos jabones, agua, toallitas, etc, estamos interfiriendo en el proceso natural de la misma”.

Jabones
Jabones | iStock

A la moda sí, pero sin riesgos

Seguro que recordáis el capítulo de Sexo en Nueva York en el que a Charlotte se le “leen los labios”, pues con eso te lo decimos todo. Llevar la ropa demasiado ajustada no le gusta nada a nuestros genitales, por muy a la moda que esté. A la hora de elegir ropa interior siempre es más recomendable decantarse por tejidos naturales y que permitan que la zona respire.

4. Los salvaslips

El uso continuado de salvaslips es contraproducente para con las infecciones. Imagínate que llevaras una mascarilla pegada todo el día a la boca, sería un poco difícil tomar aire y estar cómoda, ¿verdad? Pues es lo que le ocurre a la vulva llevando un protector de este tipo todo el día puesto. En el caso de que necesites o quieras llevar uno, controla las horas que lo llevas, cámbialo con frecuencia o pásate a los hechos con tela que son más respetuosos con nuestros cuerpos y con el medioambiente. Como aclara la sexóloga, “los salvaslips actúan como barrera, asfixiando la

zona y no dejándola respirar. Además, retiene el flujo que la vagina expulsa y lo mantiene en

contacto con la vulva. Además, en muchas ocasiones llevan componentes agresivos con la vulva y la vagina como perfumes y blanqueantes”.

Y a la hora de dormir, ¡libérate y deja que todo se relaje! Dejar que la zona respire durante las horas de sueño es positivo para nuestra zona genital.

5. Ropa interior de algodón

Gracias al entramado que tienen las prendas íntimas de algodón la zona genital está protegida a la vez que ventilada. Por ello, a la hora de elegir nuestra ropa interior es mejor que esté hecha de este material. Asimismo, la ropa interior de color, aunque sea de algodón, está teñida con tintes artificiales que pueden contener tóxicos y alterar la flora. En el caso de que sea negra aumenta la temperatura de la zona lo que hace que las infecciones puedan proliferar.

¿Y en la cama?

6. Alimentos como juego sexual

Admite que has hecho el juego de la nata montada, la fondue de chocolate, que has comido sobre el cuerpo de otra persona o que tú misma serviste como plato. Parece y, en un primer momento, es divertido, pero usar alimentos en los juegos sexuales no siempre es buena ideas si no cumplimos una norma “tener cuidado de que no entren en contacto con los genitales y las mucosas”. “Podemos utilizar todos los productos alimenticios que queramos para los juegos sexuales siempre y

cuando tengamos en cuenta esa regla” afirma Ana Lombardía.

7. Teñir el vello púbico

Y de nuevo la moda se metió en nuestras bragas para ¡teñirnos el vello púbico! Como dice la experta, “el sentido común nos dice que no es una buena idea”. Tan sólo tenemos que mirar los componentes de los tintes y ponerle un poco de lógica. Demasiada agresión para una zona tan delicada.

8. Preservativos y lubricantes de sabores

Por otra parte, es muy común el uso de preservativos con sabores y lubricantes que cada vez tienen sabores más exóticos. En este caso Lombardía admite que “son mucho más recomendables para aplicar sobre los genitales que la comida” y que “un buen producto de cosmética erótica no debería repercutir negativamente en la salud de la zona íntima, pues están especialmente diseñados para ello. Pero siempre es recomendable conocer bien las indicaciones de uso y probar una pequeña cantidad de producto sobre la piel del antebrazo primero y sobre la zona genital después para asegurarnos al 100% de que no somos alérgicos a ninguno de sus componentes”.

Y como consejo final, no descuidemos la forma de limpiarnos a la hora de ir al baño. Siempre hay que hacerlo de adelante hacia atrás y no limpiarse en el bidé de forma habitual.

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