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Suele suceder durante la cena de empresa

Me he acostado con mi compañero de trabajo, ¿y ahora qué?

Las cenas de empresa suelen ser el desencadenante de la tensión sexual que llevamos arrastrando todo el año, pero a la mañana siguiente pueden llegar los arrepentimientos.

Cena de empresa

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Lleváis tonteando todo el año. A veces como algo inocente e incluso desconcertarte, pero ninguno se ha atrevido nunca a ir más allá de eso. Hasta que llega la cena de empresa, y os toca sentaros juntos. Risas por aquí, copas de vino por allá. Intentas mantener la cabeza fría hasta que llega el momento de irse de copas y te insiste en que te animes, y al final caes. En su coche, en tu casa, o en el baño del garito. Un poco desacompasado, pero con muchas ganas, el revolcón con ese compañero de trabajo en la cena de Navidad es todo un clásico. Pero eso no significa que a la mañana siguiente no lleguen los arrepentimientos.

Es cierto que muchas parejas han salido precisamente de esas cenas de empresa y tienen finales felices. A veces solo hacía falta verse fuera de la oficina para dejarse llevar. Pero en otras ocasiones uno de los dos, o los dos, tenéis pareja, o simplemente ha sido algo que ha surgido en el momento, pero no tenéis intención de que vaya a nada más, y tenéis miedo de lo incómodo que pueda ser verse de nuevo por los pasillos.

Es por ello que tras abrir el ojo esa mañana surge la pregunta de: ¿y ahora qué?

A este respecto, la sexóloga Lis Hernández, de Sexo es Salud adelanta una serie de consejos:

Lo hecho, hecho está: Lo primero, antes de que nos pongamos a darle vueltas a todas las posibilidades, es evitar los arrepentimientos. Como insiste Hernández, “Sea o no lo políticamente correcto, ya está hecho y de que servirá arrepentirte, si lo disfrutaste”. De forma contraria, se trata de ver la experiencia como algo positivo, independientemente de la gestión que hagamos después. “Así que nada de arrepentimientos, mejor guardarlo como tu auto regalo secreto de navidad”.

No llamar a tu compañera de mesa: Precisamente esa es la idea, que hasta que no sepamos cómo vamos a gestionarlo, evitemos ir corriendo a cotillearlo y lo guardemos para nosotros, al menos de momento. Algo que puede ser difícil si todo el mundo nos vio irnos juntos o si directamente la pasión surgió a la vista del resto de compañeros. Aun así, antes de ir corriendo a dar detalles que puedan hacer incómoda la situación, es mejor pactar qué haremos entre nosotros, y no decidirlo con tu compañera de mesa. De hecho, como recuerda la sexóloga “no necesitamos que toda la oficina comente el tema”, sobre todo en el caso de que nos hayamos saltado alguna política de empresa “si así lo tuvieran establecido”.

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Brindis | iStock

No dar demasiadas vueltas a la cabeza: Diferentes estudios apuntan a que tenemos unos 60.000 pensamientos diarios y la mayoría son negativos y repetitivos. En un momento de estrés como este, quizás las cifras puedan ser mayores. Por eso, antes de montarnos más películas que las de la cartelera del viernes, intentemos naturalizar la situación. “Lo importante es no crearnos falsas expectativas, y entender que fue una inesperada, pero buena compañía, pero que una noche no puede ser una complicación para todas las fiestas”, concluye Lis Hernández.

• Practica inteligencia sexual y emocional: Puede que despertemos juntos y tengamos la oportunidad de tener una conversación adulta sobre el tema, puede que nos inunde el pánico y la incomodidad y salgamos por patas, o puede que la cosa surgiera en el momento, y ahora ambos tengamos vacaciones y no nos vayamos a ver hasta la vuelta en enero. Sea cual sea el momento de la primera conversación, la idea es tener un poco de inteligencia sexual y emocional al respecto. Y es que esa es la clave, no hacer como si nada, sino dejar clara nuestra postura, o si no sabemos muy bien por dónde tirar, tantear un poco la situación, para saber qué reacción tiene la otra persona, y actuar en consecuencia.

Así, lleguemos a la conclusión que lleguemos, es vital “no mezclar lo sucedido con nuestro ámbito personal”. Por lo que decidamos que la cosa va a más, o que fue un polvo de un día, tendremos que tener claro que debemos “seguir nuestra relación laboral como si nada hubiera pasado”.

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