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CORONAVIRUS

Cómo hay que lavar (y cómo no) las mascarillas higiénicas reutilizables

Dentro de las opciones que tenemos entre los diferentes tipos de mascarillas, podemos encontrar las higiénicas reutilizables homologadas en UNE 0065.

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Esta categoría de mascarillas es la adecuada para proteger a los demás con una capacidad de filtración no menor al 90% y una respirabilidad no mayor a 60 pa. Ambas propiedades, así como la estanqueidad (que ajusten bien a la cara y no queden huecos libres) harán que podamos garantizar la protección necesaria.

Entre las ventajas que tenemos con estas mascarillas es que ofrecen tallas para niños, igual que las higiénicas no reutilizables homologadas en UNE 0064, con una capacidad de filtración un poco mayor (mínimo 95%) y similares en el resto de características. Esto es importante para que a ellos tampoco les queden huecos abiertos por llevar una mascarilla de mayor tamaño.

En el caso de la higiénicas reutilizables añadimos la posibilidad de lavar y volver a usar, lo que consigue que el equilibrio entre economía y sostenibilidad sea más adecuado. Que se puedan reutilizar no significa que las podamos usar tantas veces como queramos, al contrario, debemos tener un cuidado exquisito con ellas. El tiempo de uso es de 4 horas (salvo que el fabricante diga lo contrario). Después de ese tiempo, debemos lavarlas correctamente, dejarlas secar y guardarlas hasta un nuevo uso.

No todas las mascarillas se lavan igual, es importante leer las instrucciones del fabricante que es quien ha validado los métodos de lavado. Es imprescindible que estas instrucciones estén en el envase de la mascarilla así que es mejor guardarlo para tenerlo a mano. La normativa indica que deben mantener la filtración en los mismos valores que los requeridos, al menos, durante cinco lavados. A partir de ahí, pueden ensayarse ampliaciones en el número de lavados. Eso sí, siempre que garanticen que la filtración no va a disminuir. No vale decir “las puedes lavar 100 veces y aún mantiene un 70% de filtración”. Pues no, oiga, no queremos 70%, queremos nuestro 90%.

Desde el Ministerio de Sanidad se han realizado tres recomendaciones para el lavado de estas mascarillas:

- Lavado y desinfección de las mascarillas con detergente normal y agua a temperatura entre 60º-90º (ciclo normal de lavadora).

Y ahora me diréis: ¿por qué las manos se lavan con jabón y agua fría y las mascarillas tienen que ser a 60º? En realidad, no es responsabilidad del agua caliente sino del jabón. Cuando lavamos nuestras manos, los tensioactivos del jabón que rompen la bicapa lipídica del virus, están en contacto directo con la superficie de nuestras manos. Estamos frotando durante varios segundos y distribuimos el jabón por toda la superficie. Además, el virus está en la superficie, no penetra dentro de las capas de nuestra piel, no queda ningún pliegue ni recoveco por donde puedan quedar. Ya vais viendo la diferencia, ¿verdad? La temperatura del agua supondrá una garantía extra a la ya existente con los tensioactivos que ya tendrá el jabón.

Llenar una lavadora con mascarillas para poder lavarlas a 60º es poco operativo, podemos hacerlo con otras prendas que permitan esas temperaturas como toallas, pero no demasiado grandes para que las mascarillas no se queden en los pliegues de las toallas. Otra opción para lavar a menor temperatura podría ser pulverizar un spray apto para ropa con tensioactivos. Son los específicos “quitagrasas”, con eso podría lavarse a 40º C.

Mascarillas
Mascarillas | iStock

La siguiente recomendación del ministerio es:

- Sumergir las mascarillas en una dilución de lejía 1:50 con agua tibia durante 30 minutos. Después lavar con agua y jabón y aclarar bien para eliminar cualquier resto de lejía y dejar secar.

Esto no ocurre en todos los casos de mascarillas higiénicas reutilizables. De hecho, muchas de ellas no recomiendan el uso de lejía. Esto es importante: más cantidad de lejía no implica una desinfección mejor, puede afectar al tejido y, además, lo llevaremos puesto en nariz y boca así que las recomendaciones son exactamente como las que indican en el Ministerio y no más.

La última opción es:

- Se ha establecido que se pueda utilizar, para la limpieza de mascarillas higiénicas reutilizables, cualquiera de los productos viricidas autorizados por el Ministerio de Sanidad para PT2 (uso ambiental) , que han pasado la Norma 14476 de actividad viricida y que se encuentran registrados para uso por el público en general (estos productos que están autorizados en su modo de empleo para superficies, podrán utilizarse para la desinfección de mascarillas higiénicas reutilizables). Su uso será de acuerdo a las recomendaciones del fabricante, poniendo especial atención al uso diluido o no del producto y a los tiempos de contacto necesario para la actividad desinfectante. Una vez desinfectadas las mascarillas, se lavarán con abundante agua y jabón para eliminar cualquier resto químico y se dejarán secar.

Es decir, podemos pulverizar sobre la mascarilla y lavar correctamente después a una temperatura habitual en el ciclo de lavado.

No podemos olvidar otros asuntos a tener en cuenta con el uso de este tipo de mascarillas. Si bien su uso máximo es de cuatro horas, debemos retirarla y lavarla si está sucia o húmeda.

La Asociación Española de Normalización (creadores de la norma UNE 0065), realiza unas indicaciones más muy interesantes para el manejo del lavado.

- Se recomienda que la mascarilla se seque completamente al menos dos horas después del lavado y realizarlo en ambientes donde no se pueda volver a contaminar. (La terraza no es un buen sitio, mejor dentro de casa).

- No se debe higienizar en el microondas.

- Después del lavado, sería interesante hacer una inspección visual por si se detecta algún cambio en la mascarilla como un menor ajuste o deformaciones. En ese caso, se debería desechar la mascarilla.

Por tanto, no sirve únicamente con que “aguante” muchos lavados, sino que se mantenga íntegra.

¿Y plancharla? Depende, algunas mascarillas lo recomiendan para mantener la capa hidrófuga pero atentos, no está indicado en todas. Así que, si no está perfectamente definido en el envase, mejor no hacerlo.

El fabricante es el encargado de proporcionar esta información al consumidor. No os pensabais que nos íbamos a librar de leer etiquetas, ¿verdad?

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