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¿ES TAN MALA COMO DICEN O ES EL ELIXIR DE LA FELICIDAD?

Verdades y mentiras sobre la cerveza

La cerveza es un objeto de estudio legendario de numerosas investigaciones científicas, las cuales van revelando detalles nuevos de esta bebida universal que a menudo nos dejan patidifusos. ¿De verdad engorda tanto? ¿Puede beberse a diario? ¿Qué cantidad es la recomendable? ¿Es ciertamente nutritiva? ¿Es, como dicen los amigos de PETA, mejor que la leche de vaca? Vamos a ver qué dice la ciencia.

Imagen de archivo de varias cervezas

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1- La cerveza no causa barriga cervecera. Parece ser que la relación entre la cerveza y las lorzas no es más que un mito, que en realidad, según numerosos estudios, tiene una explicación más que coherente. Decía recientemente el Colegio de Médicos de Asturias que tomar entre 2 y 3 cañas diarias en el caso de los hombres y 1 y 2 para las mujeres no sólo no es malo, sino que es incluso saludable y no tiene por qué incidir en nuestra línea, dado su efecto protector cardiovascular y su gran cantidad de antioxidantes. El problema de la cerveza es que, en líneas generales, no la tomamos sola, sino que solemos acompañarla de las míticas tapitas, frutos secos, etc., que son al fin los causantes de la aparición de esa barriga que atribuimos erróneamente a la cerveza. También es cierto, además, que en muchas ocasiones salir de cañas significa tomarse unas cuantas más que las que recomienda el Colegio de Médicos asturiano.

2- Tomar cerveza es mejor que tomar leche. Así lo aseguraba recientemente una investigación de la Harvard School of Public Health, difundida por PETA, la cual afirmaba que la cerveza es capaz de fortalecer huesos y ayudar a nuestra longevidad, mientras que la leche está conectada con la obesidad, la diabetes y el cáncer. Además, claro está, del sufrimiento del ganado vacuno, que por sí solo sería un motivo suficiente para dejar de tomar leche en tanto que ciudadanos responsables.

3- La cerveza NO alivia la resaca. Ese mito que tanto hemos disfrutado creyendo a pies juntillas a lo largo de nuestra vida no es más que eso, un mito. La cosa va así: el alcohol etílico o etanol afecta a las neuronas, por lo que nos cuesta más pensar. Es decir, tenemos una resaca como un piano. Además, una parte de ese etanol se transforma en acetaldehído, un tóxico que reduce los niveles de determinada vitaminas y nos hace más torpes de lo habitual. Somos un cuadro, para qué negarlo, hasta que, de repente, nos tomamos un par de cañas domingueras e inexplicablemente nos venimos arriba. Pues bien, la ciencia dice que sí y no. Que esa especie de subidón fantasma que nos sobreviene cuando nos tomamos una cerveza al estar de resaca no es más que un pequeño oasis de bienestar: el efecto ligeramente anestesiante y euforizante del alcohol nos va a hacer creer que ya no tenemos resaca, pero no es cierto. La seguimos teniendo, y va a llegar más tarde con mayor virulencia, lo que significa que el domingo por la tarde vamos a ser un auténtico poema. No nos queda más remedio, pues, que recomendar zumitos de frutas y mucha, pero que mucha paciencia.

4- Existe una máquina para hacer cerveza en casa. En realidad es un muerto que va a ocupar la mitad de casa, pero hay quien ya disfruta de los encantos de PicoBrew, un armatoste que cuesta 500 euretes y nos permitirá elaborar en casa nuestras propias cervezas artesanas... ¡en menos de tres horas! El cacharrito tiene una gran cantidad de posibilidades para elaborar la cerveza a nuestro gusto, totalmente personalizada y controlando en todo momento todas las variables.

5- Puede haber cervezas prácticamente de cualquier cosa. La Historia de la Cerveza nos ha dejado marcianadas como una cerveza elaborada con pelo de barba, una cerveza vaginal, de trozos de luna o de pis, entre otros muchos sabores surrealistas. Vivir para ver.

6- Existe una fuente pública de cerveza. Se encuentra en la ciudad eslovena de Zalec y, efectivamente, es una fuente ubicada en plena calle de la que emana cerveza fresquita. Ha sido habilitada por el ayuntamiento para reactivar el turismo en la zona y, a juzgar por las colas que se forman, está funcionando a las mil maravillas. Ojo, que hay que pagar una cuota para poder rellenar las jarras en esa fuente que, para muchos, es infinitamente mejor que la de la eterna juventud.

7- La cerveza ayuda a que la carne no sea cancerígena. Así lo asegura un estudio de la Universidad de Oporto, que afirma que macerar la carne en cerveza antes de cocinarla reduce notablemente los riesgos de que sea cancerígena. Esta investigación ha sido duramente criticada, especialmente tras la alerta de la OMS sobre el consumo de carne roja, pero el estudio afirma que los efectos antioxidantes de la cerveza protegen contra la incidencia del cáncer.

8- En una buena parte de los bares de España se tiran mal las cañas. Y eso, amigos, sí que no. Atención a este vídeo y, a partir de ahora, atentos a los tiradores de cañas de pacotilla que campan a sus anchas por la geografía española. ¡Salud!

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