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CIRUELA, NÍSPERO Y ALBARICOQUE

Tres frutas de verano que deberías comer

Hablábamos hace unos días de los incontestables encantos de sandía y melón. Pero que amemos estas dos frutazas no significa que nos hayamos olvidado de otras frutas de verano versátiles, nutritivas y deliciosas. Hablamos de ciruela, níspero y albaricoque.

ciruela

Fuente de fibra y muy diurética, no olvidemos a la ciruela. Cocinatis

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ALBARICOQUE

Buen acompañante de platos dulces y salados

Si hay una fruta pequeña, delicada, dulce, esa es el albaricoque, que hay que recoger y tomar maduro ya que solo así se pueden apreciar todos sus aromas y matices. Los albaricoques se han de coger muy maduros para que tengan toda su finura y todo su aroma, ya que si están verdes apenas maduran fuera del árbol (puedes guardarlos en la nevera dentro de una bolsa de plástico agujereada). Tienen mucha agua (funciona en dietas diuréticas para quien tiene problemas de retanción de líquidos) y pocos hidratos, de modo que es poco calórico en comparación con otras frutas.

Al tener mucha fibra va bien para hacer más fluido el tránsito intestinal y su contenido en provitamina A (beta-caroteno) lo convierte en una fruta antioxidante, que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y algunos tipos de cáncer, y resulta ideal para proteger la vista, la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y el sistema inmunológico. De hecho, tiene tanta provitamina A que su color anaranjado le viene de este elemento. Si son frescos y maduros, tendrán taninos, secan y desinflaman la mucosa intestinal, lo que ayuda en las digestiones pesadas.

Ah, y también tiene mucho potasio que se pierde al llevar a cabo tratamientos diuréticos, magnesio y calcio. Solo hay que andar con ojo si tienes insuficiencia renal o cálculos renales.

Un consejo: Aprovecha esta época para hacer confituras y conservas para poder disfrutar del albaricoque todo el año. Es una fruta muy versátil que tanto funciona en postres como en platos salados.

CIRUELA

Para gustos, los colores

Será por colores... La ciruela, famosa por sus virtudes para favorecer el tránsito intestinal por su aporte en fibra, tiene los mil y un tamaños, formas, colores y sabores. Hay cuatro grandes grupos en función de su color:

Las amarillas, que tiene un sabor ácido y mucho jugo, suelen salir durante la segunda quincena de junio. Las rojas son más dulces que las amarillas; la variedad Santa Rosa tiene piel roja y carne amarilla, y se recolecta en julio. Al ser tan delicada, cada vez se vende menos. La variedad Metley, también conocida como ciruela fresa por su piel de color morado, tiene una pulpa jugosa de color rosáceo intenso y un sabor que recuerda al de la fresa.

Las negras son ideales para cocer, como la variedad Arandana, carnosa, pero no muy dulce, mientras que las verdes, llamadas Claudia (ya sea la Reina Verde o la De Oulins) son las más dulces. La primera, que se recoge en julio y agosto, se distingue por ser la más dulce y exquisita, tanto que igual sirve para un postre como para elaborar compotas, conservas y mermeladas. La segunda hace honor a la esposa de Francisco I y es una de las variedades más extendidas. Se cultiva sobre todo en Zaragoza.

Pero lo más curioso de las ciruelas es que en la mayoría de los casos hay un gran contraste entre la piel, habitualmente amarga, y la pulpa, dulce. Y, claro, al tratarse de una fruta, tienen unas propiedades nutritivas maravillosas. Tienen mucha agua y muchos hidratos de carbono, con el sorbitol, de efecto laxante, y derivados de la hifroxifenilxantina, que estimulan la actividad de los músculos del colon, como uno de los destacados. Al tener mucha fibra, ayuda al tránsito intestinal. Aporta provitamina A (más si son ciruelas de color oscuro), que protege la vista, la piel, los huesos y el cabello, y vitamina E (que va muy bien para la fertilidad). Ambos componentes son antioxidantes.

Un consejo: Un desayuno infalible contra el estreñimiento y/o el intestino perezoso debería tener entre sus ingredientes ciruelas frescas, secas, en compota o en mermelada. Además, sacian mucho porque su fibra soluble absorbe mucha agua, hinchando el estómago con un gel, y fija la grasa y el colesterol, de modo que disminuye la absorción de dichas sustancias.

NÍSPERO

Una fruta 'made in China'

El níspero, una de las primeras frutas en aparecer cuando llegan los calores, es un producto made in China, porque procede originalmente de allí, aunque hay una variedad japonesa (que también nació en China, por cierto) y lleva decenios cultivándose en todo el mundo. Llegó a Europa en el siglo XVIII como árbol ornamental, hasta que su consumo comenzó a extenderse en el siglo XIX en toda el área mediterránea, porque se adaptó a las tierras donde se cultivan cítricos. A España llegó por marinos mercantes.

El níspero tienen un alto contenido en vitamina A, B2 y C. Es antioxidante, hidrata la piel, aporta calcio, fósforo, magnesio, azufre y hierro, además de hidratos de carbono y fibra. Y por su gran cantidad de agua, es una fruta diurética, muy recomendable para quien tiene ácido úrico o gota. La pectina, el tipo de fibra soluble que contiene, contribuye a la regulación del colesterol, la diabetes y el tránsito intestinal, a la vez que sacia porque retiene agua e hincha el estómago.

Por cierto: ¿Sabías que hay una variedad llamada peluche? Son grandes, alargados, de piel rugosa y color amarillo pálido, con pulpa carnosa y jugosa, y sabor un poco dulce.

Un consejo: Si compras nísperos un poco verdes, puedes envolverlos en papel de aluminio y meterlos en el congelador. Al día siguiente ya los podrás comer en condiciones, aunque una vez maduros aguantan poco tiempo antes de comenzar a pudrirse.

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