NovaMás» Cocina

Intenta otras opciones más sanas

Las siete comidas más adictivas... y alternativas para no comerlas

Pizza, chocolate, patatas fritas... son algunos de los alimentos capaces de engancharnos más duramente. Pero no te preocupes, podemos darles una vuelta para que, siendo algo parecido, resulte más sano.

Beyoncé y Nicki Minaj comiéndose unas hamburguesas

Beyoncé y Nicki Minaj comiéndose unas hamburguesaseuropafm.com

Publicidad

Podemos ser adictos al amor, a los videojuegos, al móvil, a comernos las uñas, a machacarnos en el gimnasio... y a determinados alimentos, claro está. Entre toda la variedad de viandas que nos podemos llevar a la boca, hay algunas que se llevan la palma. Son las siguientes y, eh, os damos algunas alternativas para que la cosa sea más llevadera...

Pizza Hawaiana
Pizza Hawaiana | Pixabay.com

Pizza. No vamos aquí a demonizar la pizza en sí misma, pero sí aquellas pizzas industriales, con masas prefabricadas e ingredientes excesivamente procesados. Un ejemplo palmario: una pizza congelada con una masa que incluye saborizantes, azúcar y un aporte excesivo de sal. Encima: carne sazonada de diversas procedencias. Para rematar: toneladas de queso o incluso alguna salsa tipo la barbacoa. Un cóctel terrible para la salud.

Alternativa pizzera: La solución está clara. Se trata de hacer la masa en casa (si es con harina integral, mucho mejor) y tratar de poner ingredientes frescos, como verduras o carne de buena calidad. La salsa de tomate, mejor que sea casera. Y controlarnos con el queso, claro.

Crema de chocolate
Crema de chocolate | Pixabay

Chocolate. Otro caso en el que hay que hacer puntualizaciones. Nos vamos a referir al chocolate con leche, que incluye demasiada grasa y demasiado azúcar. Es más, cuantos más ingredientes encontremos en una barra o tableta (caramelo, toppings, tropezones de dudosa procedencia), peor será para nuestra salud y es posible que más nos enganche gracias a su sinfonía de aromas añadidos.

Alternativa chocolatera: Vamos a optar por el chocolate negro, más saludable a todas luces. Es verdad que tiene un sabor más amargo, pero es solo cuestión de acostumbrarse.

Patatas fritas
Patatas fritas | Agencias

Patatas fritas. He aquí un caso peliagudo. Las patatas fritas en bolsa son un cóctel explosivo. Debido a que apenas pesan y a la mezcla de saborizantes, sal y demás añadidos que llevan, resulta difícil dejar de comerlas. Es más, en mucha ocasiones nos encontramos con la bolsa vacía entre las manos, lamiendo sus paredes metálicas sin habernos dado cuenta...

Alternativa patatera: Es recomendable evitarlas, incluso las versiones bajas en sal, ya que están igualmente fritas. Una alternativa posible pueden ser los chips vegetales, hechos a partir de remolacha, calabacín, zanahoria...

Imagen no disponible
Imagen no disponible | Montaje

Pollo rebozado y frito. Guau. Un clásico de la adicción. En las películas norteamericanas siempre vemos cubos enormes de pollo frito que se comen de manera inmisericorde. ¿Por qué no podemos parar? No es por el pollo, sino por el rebozado frito, con los 600.000 añadidos de sustancias adictivas que incluye.

Alternativa pollera: Lo más razonable es no rebozar el pollo o, si no podemos resistirnos, hacerlo en casa con una mezcla básica de pan rallado, perejil y huevo. Nuestro estómago nos lo agradecerá.

Helado
Helado | Cocinatis

Helado. Otro ejemplo de uso azúcar y de presencia de grasa es el que tiene lugar en el caso de los helados industriales. Además, en este caso se tiende a abusar de él si, por ejemplo, lo tenemos en el congelador de casa. Las marcas industriales son las que incluyen más aditivos, conservantes y saborizantes que no, no hacen ningún favor a nuestro cuerpo.

Alternativa heladera: Una muy buena es el 'helado' de chocolate y plátano sin lácteos, en el que toda la cremosidad viene dada por los propios platanitos: ambrosía pura.

Bol de leche con cereales
Bol de leche con cereales | istock

Cereales. También resulta difícil parar de echarse cereales en el bol de leche cuando estamos desayunando (o cenando). Entramos en una especie de trance que nos empuja a volver una y otra vez al paquete. La clave está en el azúcar añadido que, a partir de 2018, deberá figurar en las etiquetas.

Alternativa cerealista: La solución pasa aquí por buscar alternativas 'healthy' en las que no haya azúcar añadido. Es posible que tengamos que salir del lineal habitual de cereales del supermercado y acudir a un herbolario.

Hamburguesas
Hamburguesas | Europa Press | Pixabay

Hamburguesa. Finalmente, una de las reinas de la comida adictiva es la hamburguesa... totalmente desaconsejable cuando se trata de versiones que incluyen todo tipo de grasas extra en forma de salsas, tiras de bacon frito, quesos o incluso un pan de dudosa procedencia.

Alternativa hamburguesera: Si estamos en un restaurante de comida rápida, lo más sensato es prescindir de todo aquello que hemos citado en el párrafo anterior y que está procesado... Si podemos permitírnoslo, lo mejor es hacernos nuestra propia hamburguesa en casa.

Publicidad