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¿Cuánto hace que no lo preparas?

¿Te sale regular el puré de patata? Sigue estos 10 consejos y lo petarás

Eclipsado por las patatas fritas o la ensalada, el puré de patata es esa guarnición que en ocasiones nos puede salvar la vida. Eso sí, no es tan fácil que quede bien... aquí os damos consejos para alcanzar la perfección.

Un puré de patata rico, rico.

Un puré de patata rico, rico.Wikipedia

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Di la verdad. Estás acostumbrado/a a que tu puré de patata sea el del supermercado, que tan solo necesita leche caliente para disolver los copos. Pero, ¿y si te lo curras tú mismo/a? No es tan difícil, aunque sí que hay trucos para que no quede aguado, seco o demasiado pesado. Aquí van 10 consejos que te ayudarán a que salga de 10.

Elige la patata perfecta. Ha de ser harinosa. La patata de la variedad Monalisa, por ejemplo, es ideal. Si elegimos una patata demasiado seca, el puré no será lo mismo.

Intenta que tengan el mismo tamaño. Elige siempre patatas que sean de la misma talla más o menos; se harán al mismo tiempo y así evitarás que las más pequeñas se queden demasiado blandas mientras que las grandes siguen duras.

Cuécelas con piel. Es mejor que no las peles para evitar que se libere el almidón. De esta manera, las patatas conservarán todas sus propiedades.

Cuécelas en agua abundante y con sal. Piensa en las patatas como si fuera un puñado de pasta. Es importante que las metas en agua con sal añadida para que la cocción les aporte sabor. No te olvides del agua o el puré no sabrá a nada.

Pélalas y machácalas, pero nunca con batidora. Si no quieres que se libere demasiado almidón y el puré quede pegajoso, machácalas con un tenedor o con un pasapuré. También hay machacadores de patata especiales para ello. Eso sí, pélalas primero, ¿vale? Y hazlo mientras aún están calientes para que te resulte más sencillo.

Añade la mantequilla y la leche, CALIENTES. Si quieres que todo se integre perfectamente, pon la mantequilla en textura pomada y añade la leche calentada previamente.

Remueve hasta que quede todo integrado. Aunque parece que no hay truco, remover de manera paciente la patata, la la leche y la mantequilla para que todo quede integrado evitará que queden grumos o que el líquido vaya por un lado y la patata por otro.

¿Un poco seco? Añade un pelín de nata. Si, pese a todo, vemos que el puré nos queda un poco secote, no es mala idea ponerle un toquecito de nata para que la textura se suavice y, sí, nuestra guarnición sea seda pura.

Es el momento de rectificar de sal o añadir un poco de pimienta. Ahora podemos añadir un toque más de sal o de pimienta negra antes de servirlo. Si las patatas no han cogido suficiente sal durante la cocción es nuestra oportunidad para arreglarlo. También puede poner un poquito más de mantequilla, cebollino picado... imaginación al poder...

Sirve siempre inmediatamente. El puré de patata, para que mantenga su textura, ha de servirse inmediatamente. Por eso es importante que el puré no espere al resto de los platos. Si se queda frío, habremos arruinado la receta...

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