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Algunas datan del siglo XVII

Ruta por las tabernas centenarias de Sevilla

Si hay algo que distingue Sevilla de otras ciudades es la posibilidad de tapear por tabernas que llevan abiertas varios siglos. Trazamos una visita por algunas de las más representativas.

Casa Morales, una de las más emblemáticas tabernas sevillanas.

Casa Morales, una de las más emblemáticas tabernas sevillanas.Cocinatis

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Aún quedan antiquísimas tabernas  centenarias en  Sevilla que son auténticos tesoros. Ya nuestros  antepasados refrescaban sus gargantas con jarras de vino a granel y nobles bocados para paliar el mareo que les producía el vino. Cuentan  que fue el rey Alfonso XII en una de sus visitas a Cádiz, donde creó la primera tapa, “tapando” con una loncha de jamón su vaso de vino.  El rey quedó encantado con el invento, dando forma a lo que hoy es nuestra cultura.

El Rinconcillo (Gerona, 40) abrió sus puertas en 1670 y tiene el honor de ser la taberna más antigua de la ciudad. Su decoración, auténtica y singular, combina la carpintería y los azulejos típicos Sevillanos, haciendo que rápidamente nos demos cuenta  que estamos en un espacio único. Ofrece tapas típicas sevillanas y chacina de primera y son muy recomendables las espinacas con garbanzos.

Muy cerca, cruzando la calle, está la taberna Los Claveles (Plaza Los Terceros, 15), de 1841 y ya restaurada, aunque mantiene la singularidad de lo que fue. De techos altos y grandes puertas, que abre en cuanto llega la primavera, ofrece tapas caseras, cerveza muy fresquita y un “montadito completo” con un filete de lomo, pimiento, jamón y un huevo de codorniz.

También merece una visita Bodega San Lorenzo (Juan Rabadán, 7). Muy  cerca de la iglesia de el Cristo de El Gran Poder aún conserva su estructura de tienda de ultramarinos donde se toman unas tapas buenísimas de cuchara. Adentrándonos un poquito más en el centro (a un paseíto) hay que visitar Casa Morales (García de Vinuesa, 11), y que es otra  tasca con encanto. De 1850, en ella se cuida a la clientela con mimo dentro de un ambiente  añejo y con detalles de otros tiempos en los que la vida transcurría sosegada y era posible la tertulia con los amigos y tomarse un buen vino.

Otra bodega es Entrecárceles Manuel Cortina, s/n),  entre la Plaza de El Salvador y la Plaza de San Francisco. Es un espacio pequeño pero con mucha solera.  Lugar de paso obligado en aquellos años, tanto por el tranvía como por los viandantes que iban a la Plaza del Pan o de la Pescadería, lugares que a diario se llenaban de gente por ser centro neurálgicos de compras.

Antes de adentrarnos en este maravilloso entramado de callejuelas que componen El barrio de Santa Cruz  hay que hacer una parada obligada en Las Teresas (Santa Teresa, 2),antigua taberna donde puedes imaginar a los caballeros aliviando su sed con una copa. A pocos pasos, en el Barrio Santa Cruz, está Las Columnas (Alameda de Hércules, 19), una vieja bodega bajo unos soportales de la Giralda que data de 1934 y asentada sobre unos antiguos baños árabes.  También está la antigua La Goleta (Santa María de Gracia, 13), regentada por Álvaro Peregil, heredero de una larga saga de taberneros sevillanos.

Seguimos paseando por Sevilla y no podemos olvidarnos del barrio de Triana. Nada más cruzar el puente, se topa uno con la Plaza del Altozano, que todavía conserva el olor de lo que fue hace cien años: una plaza de abastos rodeada de murallas. Triana es un barrio con historia propia y mucho arte. En el primer número de la calle Castilla está Casa Cuesta, de 1908, que, a pesar de haber sido restaurada, mantiene el sabor de los viejos cafés culturales donde se reunían  poetas, artistas y feriantes. No hay que olvidar pedir la afamada cola de toro, una de las tapas estrellas. Es bien distinta a la bodega Sol y sombra (Castilla, 147),un curioso local empapelado por completo (incluso los techos) de viejos carteles de corridas de toros y con una estupenda cocina que te no te dejará indiferente. Es muy difícil enumerar cada uno de las tabernas centenarias y rincones que hay en Sevilla. No podemos olvidarnos de El Tívoli (Santa María de Gracia, 19), todo un clásico en el pueblo de Camas. También en Camas está Gaviño (La Pañoleta, 16), parada obligada camino de Huelva. En la actualidad siguen abiertas y conservan las buenas costumbres, como la de servir las tapas en papel de estraza, tal y como se hacía antiguamente.

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