Raw-food, ¿por qué tantas personas se han pasado a la alimentación crudívora?

Corren tiempos de vivir en 'modo salud'. La gente se cuida más que antes: hace ejercicio, vigila no solo cuánto come sino qué come, ya no acepta que haya tanta contaminación en sus ciudades... Así que, en materia gastronómica, los vegetarianos, que eran vistos como marcianos hace unos años, no solo son multitud sino que cada vez más muchos carnívoros van copiando algunos de sus hábitos. Un caldo de cultivo ideal para que mucha gente se haya pasado al 'raw-food'. ¿Y eso qué es? Pues ni más ni menos que una dieta a base de alimentos crudos, mejor si son de origen ecológico ('raw', en inglés), y no procesados. Le llaman la cocina sin fuego.

La principal virtud del 'raw food' es que, al no calentar los productos para consumirlos, sus nutrientes se conservan intactos (a partir de 45 grados, sus cualidades se deterioran). Así que te das un buen chute de vitaminas y enzimas en cada bocado. De hecho, el tipo de productos que se comen (frutas, verduras, frutos secos, semillas, granos germinados, algas marinas, aceite de oliva de primera prensa en frío, especias...) son en muchos casos superalimentos, es decir, tienen un nivel nutricional elevadísimo.

Además de valorar su aporte nutricional, muchos apuestan por este tipo de comida porque ayuda a depurar el organismo y a fortalecer el sistema inmunitario, además de aportar vitalidad y ser muy efectiva a la hora de hacer dieta, ya que están libres de azúcares refinados y grasas que provocan el aumento de peso y el aumento de colesterol.

Otra de las virtudes que han seducido a sus seguidores es que sus platos son muy sencillos de preparar porque se trata de combinar elementos que apenas tienen que tratar, como frutas, frutos secos, setas, lácteos... Como mucho, tienen que aliñarlos o hidratarlos la noche antes, como es el caso de algunas legumbres o cereales.

Y también hay quien se ha pasado al 'raw food' porque comparte una filosofía, una manera de entender la vida en la que el ser humano respeta al máximo la naturaleza. Comiendo de este modo se es consecuente con ella, ya que se daña menos el medioambiente porque para producir estos alimentos no se usan pesticidas, herbicidas ni fertilizantes sintéticos, y al ser de proximidad, se contamina menos en transportarlos de un lado a otro y se apoya a los productores locales, lo que beneficia a la economía de su entorno.