¿Puedes comer algo que se te haya caído al suelo? Te damos las 10 claves

Hay dos tipos de personas en este mundo: los que, comiéndose un bollo con chocolate, si se les cae un trozo, siguen caminando con expresión triste y los que recogen el pedazo del suelo y se lo llevan a la boca lo antes posible. En Cocinatis suponemos que si eres incondicional de alguno de los dos bandos, va a ser complicado que cambies de parecer. Pero, si estás en el medio, eres un indeciso o, sencillamente, nunca te habías planteado este tema, te damos 10 claves para que decidas si quieres comerte ese trozo de hamburguesa que, esquivando tu bocaza, ha ido a darse contra el pavimento de la calle.

1. La regla de los cinco segundos NO es cierta. Hay estudios que sostienen que si recoges la comida que se te ha caído antes de que pasen cinco segundos, es totalmente seguro que te la puedas comer. Numerosos estudios científicos aseguran que nanay, que la transferencia de bacterias se produce de manera casi inmediata.

2. Lo de soplar no vale. Una cosa es que tu trozo de croissant haya entrado en contacto con una pelusa. Vale, eso seguro que se va de un soplido. Pero, ¿de verdad crees que vas a poder hacer desaparecer la bacteria e.coli con un poco de airecillo salido de tus pulmones?

3. Si la comida es muy salada o muy azucarada, es más seguro comérsela. De hecho, numerosos estudios atestiguan que la transferencia de bacterias es menor en estos casos. No en vano, la sal es un potente conservante que actúa también como antibacteriano en la preparación de alimentos envasados.

4. Si es comida es "húmeda" es más fácil que se infecte de bacterias… El motivo es que una tostada con mermelada o unos espaguetis con tomate hacen un 20% más de contacto con el suelo que comidas “secas” como una galleta o una patata chip.

5. Dependiendo del suelo, la cosa cambia. Aunque parezca que es al revés, en los suelos laminados o en los azulejos el riesgo de que las bacterias pasen a la comida es mayor que en, por ejemplo, alfombras. La clave reside en que entre el alimento y la alfombra siempre hay un cierto espacio y, por tanto, el contacto es menor.

6. En caso de animales domésticos, ojito. Si en nuestra casa hay mascotas, la posibilidad de que haya bacterias en el suelo es mayor, por lo que conviene ser más cauto al recoger esa galletita caída y que, creemos que en la intimidad de nuestro hogar, sigue estando limpia.

7. Aunque esté como una patena… Es posible que pensemos que el suelo de nuestra casa está totalmente limpio, pero en ella vivimos nosotros, pisamos el suelo y un estudio de la Universidad de Arizona asegura que el 90% de la gente tiene restos de materia fecal en la suela del zapato. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

8. Lavarla bajo el grifo. Con determinadas comidas, el truco está en pasarla por el grifo. Esto, claro está, no podemos hacerlo con una galleta, pero quizá sí con una loncha de embutido o con una fruta, por ejemplo.

9. Depende del clima. Si hace calor y el ambiente es húmedo se multiplican las posibilidades de que las bacterias se hayan hecho fuertes en el suelo son mucho mayores. Es decir, que es más peligroso recuperar ese trozo de bocata si estás en Barcelona a 35 grados que en Madrid a 16, claro está.

10. También sería mala suerte… Dicho todo lo anterior, hay que decir que, en fin, que también sería cuestión de mala suerte que nuestro trocito de comida volviera del suelo convertida en un peligroso cóctel de bacterias. Al fin y al cabo, si la regla de los cinco segundos y el soplido nos llevan funcionando toda la vida, ¿por qué iba a ser diferente ahora?