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Ojo con estos cinco

Estos son los aditivos que más miedo dan (y están en tu comida)

¿Miras las etiquetas de los alimentos y te echas a temblar? ¿Eres de esas personas que consideran que la comida de ahora es toda química? Pues, atiende, porque este post es para ti.

Aditivos alimentarios

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Quedas muy bien diciendo que antes sí que comía bien y que ahora los alimentos llevan demasiados aditivos pero, seamos realistas: en esa era bucólica en la que la leche se ordeñaba y de la ubre al gaznate y en la que el pan se amasaba a mano en una panadería de pueblo tú aún no existías. Tu desembarco en esta realidad tuvo lugar cuando ya existían súpers e hípers y colorantes, conservantes y saborizantes campaban a sus nachas. Por eso, hemos entresacado para ti algunos de los aditivos que más yuyu dan. Aunque los sigues tomando a diario. Los seguimos tomando, vaya.

Cuidado con lo light: etiquetas que engañan
Cuidado con lo light: etiquetas que engañan | G+J

BHA y BHT. Conocidos también como E-320 y E-321, son antioxidantes sintéticos que comenzaron a utilizarse en la industria petrolífera y que, desde los años 40, se emplean en alimentación por su capacidad para proteger las grasas utilizadas en repostería o sopas deshidratadas. Su utilización se ha debatido extensamente, ya que experimentos con animales han demostrado que pueden ser cancerígenos. En España, las dosis máximas autorizadas lo son siempre considerando la suma total de estos antioxidantes.

Nitrito y nitrato de sodio. Estos dos conservantes (e-250 y E-251) se utilizan de manera habitual en la curación y la conservación de carnes, a las que, además de alargar su vida, proporcionan sabor y un característico color rojo. En el cuerpo, pueden formar compuestos llamados nitrosaminas que dañan el ADN y son un factor riesgo para el cáncer. La clave es tomarlos en cantidades muy muy pequeña, tal y cómo recomendó la OMS hace unos meses.

Grasas hidrogenadas. Cuando a unas grasas de origen vegetal se les añade hidrógeno para aumentar su duración y su estabilidad, nos encontramos con las grasas hidrogenadas, que se emplean en la elaboración de aperitivos frito o bollería industrial. Su consumo puede llevar a la aparición de enfermedades cardiovasculares o, en el menor de los casos, con un aumento de los niveles de colesterol malo.

Etiquetas de alimentos
Etiquetas de alimentos | Getty

MSG. El glutamato monosódico lleva siendo un sospechoso habitual desde hace décadas. En los 60, debido al uso de este aditivo en la comida china, se popularizó el 'síndrome del restaurante chino' por el que había personas que manifestaban dolores de cabeza o sudoración tras comer allí. Lo cierto es que este aditivo, presente en numerosas comidas preparadas o procesadas, puede provocar efectos adversos en determinada personas, si bien las autoridades europeas lo siguen considerando como un potenciador de sabor seguro.

Benzoato de sodio. Se trata de un conservante sintético (E-211), que se obtiene por la reacción del hidróxido de sodio y el ácido benzoico. Se utiliza para prevenir la aparición de hongos y levaduras y se utiliza de manera generalizada en refrescos, comidas preparadas de todo tipo y también salsas o incluso vinos. En grandes dosis y mezclado con ácido ascórbico, puede producir benceno, que es cancerígeno. Mezclado con sulfitos o colorantes puede provocar problemas de tipo neurológico.

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