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Hablemos de ESO

Dime cómo es tu caquita y te diré cómo comer

¿Eres de los que, tras sentarte en el trono, y antes de tirar de la cadena, dedicas una última miradita a tus heces? Fíjate bien: dan mucha información sobre tu salud.

Hola, soy tu caquita y vengo a contarte cositas.

Hola, soy tu caquita y vengo a contarte cositas.Wikipedia

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Hola, amigos de lo desconocido. Hoy vamos a echar un vistazo a nuestro interior y a lo que sale de él. Más concretamente, a la caquita. Aunque vosotros lo ignoréis (quizá aposta, porque se trata de un tema, ejem, complicado), vuestra caquita es una fuente de información estupenda sobre cómo os estáis alimentando y os da mucha, mucha información acerca de vuestro cuerpo. Sin más dilación, vamos al grano echando mano de la escala de Bristol (que sí, que es sobre caca).

Trocitos pequeños y secos. Sí, como los de las cabras. Es cuando sales del baño haciendo alguna broma con bolitas de chocolate y tal. ¿Te suena, no? Pues lo que suele pasar en estos casos es que en tu alimentación falta fibra (en España no tomamos la suficiente), así que se trata de mejorar en la ingesta de vegetales o cereales integrales. Hala, ya tienes tarea.

Con forma de salchicha compuesta por trocitos. Bueno, está un poco mejor, pero sigue delatándote: consumes escaso número de frutas y verduras y, además, te falta agua. ¿Eres de los que no te arrimas al grifo ni cuando toca fregar? Pues acostúmbrate a la idea de que tienes que beber más. AGUA. No valen cerveza, ni café ni ningún otro licor. Seamos serios.

Con forma de salchicha redondeada pero con grietas. Esto ya está mucho mejor. No obstante, lo cierto es que falta un poco de hidratación. Si, además, no sale con la facilidad que debiera, ni lu dudes: añade un poco más de H20. Por lo demás, en el resto de variables lo estás haciendo bien, así que ¡felicidades, tu caca te sonríe!

Con forma de salchicha redondeada y de consistencia compacta pero blanda; sin grietas. Estamos ante la caca perfecta. Si es tu caso, estás de enhorabuena. Tienes una alimentación compensada y equilibrada en la que no te falta de nada. No te confíes, pero la verdad es que estás en el buen camino.

La misma salchicha de antes, pero con una preocupante tendencia a pegarse a las paredes del váter. Pues aquí estamos ante un pequeño problema: tu caquita tiene buena pinta, pero es excesivamente pegajosa. Esto puede deberse a que tienes una dieta muy rica en grasas que tu cuerpo no es capaz de absorber. Intenta reducir un poco el consumo.

Trocitos irregulares y blandengues. Estás a medio camino entre la normalidad y la diarrea. También puede ser un indicativo de un consumo excesivo de cafeína. Aunque creas que somos unos pesados, te recordamos que un incremento en el consumo de alimentos ricos en fibra también te puede ayudar a compactar esos trocitos.

Una masa blanda o acuosa, directamente. Vale, pues tenemos una diarrea importante. Aquí hay una infección y lo que necesitas es incrementar el consumo de líquidos para compensar los que está perdiendo tu cuerpo. No te preocupes, en realidad en unos días se pasa y ya volverás a la normalidad.

Seguimos con la frecuencia: hacer caca entre una y tres veces al día es un indicativo muy bueno. Todo lo que sea pasarnos de eso es indicativo de un proceso diarreico y, al revés, si tardamos entre dos y tres días en visitar al señor Roca, la cosa tampoco irá demasiado bien.

Y acabamos con el color. La caca ha de ser marrón, demonios. Aunque suponíamos que esto ya lo sabiais. Si aparecen color rojo o negro, hay sangre implicada, que vendrá de hemorroides o similar. Si es verde, puede deberse a que estamos tomando muchos vegetales y, finalmente, si muestra un color blanquecino o descolorido, los culpables serán los medicamentos.

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