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¿QUÉ TAL UNAS AVES SIN DESPLUMAR FERMENTADAS EN LA BARRIGA DE UNA FOCA?

Los diez platos más asquerosos del mundo

Ojo, que hemos titulado así conscientes de que este post destila horrible etnocentrismo occidental. Que nosotros comemos conejitos, corderos, caracoles, morcillas, sesos y numerosos manjares que a muchos, desde otros rincones del mundo, les parecerían una aberración. "¿Qué hará ese insensato comiendo mollejas?", musitará un chino mientras apura su saltamontes. Valga este post con los diez platos más dificilitos del mundo, pues, como homenaje a todas las culturas del mundo, y en especial a todas las culturas gastronómicas.

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1- Pez pene. Hincarle el diente a un pez pene puede hacer que a más de uno se le revuelvan las tripas, pero lo cierto es que en China, Japón y Corea lo comen como si fuese pan. ¿Sus particularidades? Un sabor suave y una textura similar a la de las almejas, que lo convierten en un manjar muy típico de las celebraciones familiares. Parece ser, además, asegura la medicina tradicional china, que mejora el rendimiento sexual de los hombres que lo consumen con regularidad.

2- Arañas fritas. Son un aperitivo muy común en Camboya, especialmente en la ciudad de Skuon, donde la araña es una de las principales fuentes de riqueza. Al parecer, la gente empezó a comer arañas durante la época de escasez que coincidió con el régimen de los Jemeres Rojos, y poco a poco fueron aficionándose, hasta el punto de que las arañas constituyen uno de los 'snacks' más populares de la zona. Su textura es crujiente, con poca carne en las patas y más sustancia en el interior, y su sabor, dicen, podría definirse como "un cruce entre pollo y bacalao".

3-Ancas de rana. En tempura, fritas, a la plancha o incluso, si nos queremos meter entre pecho y espalda una rana entera, en forma de cremas o batidos, incluso tortillas. Ese animalillo de ojos saltones que descansa plácidamente sobre los nenúfares es un manjar de los dioses en países como México y Portugal, aunque también se consume en España y Francia.

4-Saltamontes. Está claro que comer o no comer insectos es, al fin y al cabo, una cuestión puramente cultural. En países como Tailandia, el saltamontes o los gusanos son manjares habituales y, dicen los expertos, las cosas serían diferentes si lo fuesen también en Occidente. Los saltamontes aportan proteínas y minerales, además de grasas insaturadas, de modo que constituyen un manjar muy saludable, además de bajo en calorías. Se preparan fritos y su textura es crujiente.

5- Sangre de cobra (y carne, claro). Es, desde hace unos años, un boom en Indonesia, país en el que uno se puede hacer con un chupito de sangre de cobra en cualquier puesto callejero. Hay lugares especializados, como el restaurante King Cobra de Yakarta en cuya trastienda yacen centenares de esas simpáticas criaturitas esperando convertirse en platos (o bebidas). Tanto la carne de cobra como su sangre, que se toma junto con la bilis del animal mezclada con un potente aguardiente local, tienen numerosas propiedades para la salud. Del mismo modo que el pez pene, dicen quienes la consumen habitualmente que mejora el notablemente en rendimiento sexual (en los hombres).

6- Huevos centenarios. También conocidos como huevos podridos por el común de los mortales, estos manjares tan extendidos en China no son más que el resultado de preservar durante meses en cal viva, arcilla y ceniza un huevo que puede ser de pato, pollo o codorniz. El resultado es un olor contundente y un aspecto negruzco, una textura gelatinosa y un sabor similar, dicen los más optimistas, al de un queso fuerte. Suele servirse como aperitivo, aunque tambiés es típico como plato principal acompañado de arroz, por ejemplo.

7-Kiviak. Cuando uno llega a casa con el apetito a flor de piel tras una larga jornada, pues hombre, para qué nos vamos a engañar, lo último que se comería son unas pequeñas aves enteras sin desplumar (álcidos) que han estado fermentando en el interior vacío de una foca. Aunque si eres un esquimal de Groenlandia seguro que no harías ascos a este platillo tan propio de la zona, de aspecto verdaderamente desagradable y olor ultracontundente, que suele cocinarse en festividades especiales.

8- Amber Moon. Hablábamos hace unas semanas de este cóctel lamentable, a nuestro parecer el más malo que ha podido idear la mente humana. El Amber Moon nació, atención, como remedio para paliar las resacas y consta de un huevo crudo, sal, pimienta, salsa inglesa, un chorrito de whisky y una pizca de tabasco. Existe su versión sin alcohol, llamada Prairie Oyster.

9- Tiburón podrido. Comer tiburón a secas ya nos parece una excentricidad, pero comerlo podrido es el colmo para cualquiera que no sea islandés. De hecho, este manjar es típico de la fiesta de Thorrablót, una festividad de invierno en que las familias se reúnen para dar cuenta de su tiburón podrido, cuyo olor es similar al del amoníaco.

10-Grillos. Son propios de países asiáticos como Tailandia, pero en México, por ejemplo, también está muy extendido el consumo de los llamados chapulines, que se suelen comer acompañados de queso en el interior de una quesadilla. Nutritivos, con gran cantidad de proteínas y no excesivamente calóricos, se pueden comer fritos, acompañados de las más diversas salsas.

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