NovaMás» Cocina

SON MUY ENGAÑOSOS, LOS PUÑETEROS

Diez pistas para reconocer un tomate diez

Escoger un tomate fuera de temporada es una labor más compleja que sacarse una Ingeniería Aeronáutica. Los ves así, tan rojos, tan brillantes, tan apetitosos, que te entran por los ojos hasta que acabas descubriendo que saben a suela de zapato. Los ortodoxos de lo 'healthy' te dirán que no compres tomates fuera de temporada, pero nosotros, sin embargo, te damos algunos consejos para no errar en la frutería pese a que aún no estemos en verano.

tomates1

Ojo, porque en materia de tomates no es oro todo lo que reluce. Jan Buchholktz

Publicidad

1- La piel del tomate tiene que ser suave y ligeramente brillante, tampoco en exceso, sin ningún punto negro o melladura. Hay que fijarse bien en este aspecto, ya que cuanlquier punto negro, por mínimo que sea, puede indicar que el tomate está podrido por dentro.

2- Lo primero que hay que mirar es siempre la parte posterior, pues es donde maduran primero.

3- Es necesario comprobar la textura del tomate para asegurarnos de que está en su punto correcto de maduración, ni demasiado pasado ni demasiado verde. Para ello, tomamos el tomate en la mano y lo apretamos ligeramente. Si está blando significa que está demasiado maduro, y si la consistencia es buena pero tiene alguna parte ligeramente blanda también debemos evitar comprar ese tomate: en dos días será papilla pura. Los tomates con consistencia dura tampoco son recomendables: están verdes, y en algunos casos han madurado en cámaras. Lo más recomendable siempre es consumir el tomate en su punto de maduración y sin que esté muchos días fuera de la rama. Para ello, la máxima ya la conocemos: proximidad y temporada. Siempre que sea posible, claro.

4- Tiene que pesar. Un tomate maduro y sabroso siempre será consistente y mucho más pesado que un tomate de mala calidad. Nos gastaremos el dinero, pues, pero valdrá la pena, porque si hay un producto en el que se nota la calidad ése es precisamente el tomate.

5- El olor es clave. Olvídate de los tomates que no huelen, y en invierno son la mayoría, y escoge sólo tomates con un olor dulce y fresco. Evidentemente, jamás tendrán ese olor intenso y agradable de los tomates buenos que nos encontramos hacia finales del verano, pero tampoco permitamos que nos vendan una suela de zapato. Huélelos en sus hojas, que es de donde proviene todo el aroma.

6- Que no sean muy grandes. A menudo nos entrarán por el ojo por su gran tamaño, pero los tomates muy grandes no serán tan sabrosos como los de tamaño medio.

7- Conservar es la solución. Dado que la calidad del tomate baja tan considerablemente fuera de temporada y que a la mayoría nos gusta consumir tomates durante todo el año, una buena opción es comprar en grandes cantidades cuando es temporada y hacer conservas para el invierno. Podemos dejar listos desde pistos a salsas de tomate para pasta y pizzas, incluso ya fritas y mezcladas con otras verduras. Aguantarán perfectamente hasta 6 meses en nuestra despensa, justo hasta que quede poco para que vuelva a ser temporada.

8- Siémbralos en primavera. Si eres de los que tienes un pequeño huerto urbano en la terraza, debes saber que la mejor época para sembrarlos es la primavera, y que podrás recoger tus flamantes tomatitos aproximadamente unos 55 días después de la siembra. Asegúrate de regarlos prácticamente a diario, siempre en función de la temperatura, y que la planta esté a unos 3 o 4 cm de profundidad del suelo.

9- Lo cierto es que hay tantas variedades de tomates, y de gustos, que es difícil precisar cómo debe ser cada uno de ellos y cómo debemos consumirlos. A grandes rasgos, diremos que los tomates cherry son ideales en ensaladas de verano (mejor escoger los pera, mucho más dulces y sabrosos, y huir de esos esperpentos insípidos que venden en ocasiones en el súper), lo mismo que el corazón de buey (probad a comprar un corazón de buey de tamaño medio-grande y colocar la ensalada dentro, uno por comensal, vais a quedar como reyes sin apenas esfuerzo). Para el gazpacho funciona el Marglobe, y el Roma suele ser el que utilizamos para hacer salsas y conservas, mientras que el Raf también funciona estupendamente en ensaladas. Hay muchas más variedades, pero no podemos acabar sin destacar los tomates amarillos, cada vez más habituales, que se caracterizan por su dulzura y funcionan bien en numerosos platos.

10- En en caso de que llegues a casa y te des cuenta de que no te han vendido unos tomates lo suficientemente maduros, déjalos madurar unos días a temperatura ambiente. Para ello, es importante que los pongas extendidos, con el tallo hacia arriba, y que no se toquen unos con los otros.

Publicidad