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OS QUERÉIS, PERO SALTAN CHISPAS. EVÍTALO

Diez consejos para no discutir con tu familia en la comida navideña

Ese paraíso de corazones y buen rollo que es para muchos la Navidad no lo es para ti, que detestas estas fiestas porque te ponen cara a cara, durante largas veladas, con personas a las que tratas de evitar a toda costa el resto del año. ¿Qué hacer para no liarla parda el día de Navidad? ¿Cómo evitar que a la tercera copa de cava se destape por arte de magia la caja de las bombas? Pues siguiendo este decálogo que hemos elaborado con ayuda de la coach Bibi Villa.

Mesa navideña

Este remanso de paz puede acabar como el rosario de la aurora. Cocinatis

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1- Ten una actitud positiva. Es fácil decirlo y en muchas ocasiones muy complicado de llevar a cabo. "Debes visualizar previamente cómo quieres que vaya la comida", nos cuenta Bibi, y, al fin, para que vaya bien sólo tienes que desear que así sea. Ten una actitud positiva constantemente para que haya buen rollo y armonía.

2- No hables mal de nadie que esté presente ni que no lo esté. Y con eso nos referimos también a Pablo Iglesias y Rajoy. Si criticamos, la crítica se apodera de todo y empezamos a transitar el delicado terreno del mal rollo. Te guardas las críticas para ti y, si deseas sacarlas, hazlo posteriormente en petit comité sólo con aquellos que tengas confianza.

3- Intenta buscar huecos para ti. Las Navidades son muy intensas, y empiezan prácticamente a mediados de diciembre con cenas, aperitivos, vermuts y celebraciones varias. Hasta tal punto nos lo tomamos en serio que son muchos los que llegan al día de Navidad ya cansados de tanto desorden. Es importante que durante todos estos días de inmersión familiar encontremos huecos para salir a tomar algo con nuestros amigos (cosa que va a suponer un soplo de aire fresco, y vamos a amarles más que nunca) y esos huecos pueden ser tranquilamente el día de Navidad. ¿Por qué no un gin-tonic por la noche con ellos? ¿Por qué no sacar un hueco para ir al cine este fin de semana? La desconexión es fundamental para afrontar el siguiente 'round' con mucho más sosiego.

4- Sé resposable. Y no sólo en la comida de Navidad, de Fin de Año, Año Nuevo o Reyes. En la vida, en general. El victimismo es el peor enemigo de la estabilidad emocional, y con ello no queremos decir que tengamos que convertirnos en esas personas que son excesivamente alegres las 24 horas del día. La vida, está claro, son luces y sombras. No siempre luces, claro, pero tampoco siempre sombras. "Este me ha dicho, ell otro me ha insinuado, aquel me atacó...", nos explica Bibi. "Esas conjeturas son erróneas, siempre. Los otros no nos hacen las cosas, los otros hacen las cosas y a nosotros esas cosas nos afectan de determinada manera". Tenemos que ser responsables de nuestras acciones y de nuestras emociones, decir adiós al victimismo y no culpar a nadie de ellas. Para ello es importante ser capaces "de trascender aquello con lo que nos sentimos atacados. Se trata de dejarlo pasar, como la lluvia", asegura Bibi, que sonríe cuando le contamos que la teoría nos la sabemos, pero... ¿y la práctica? "Pues eso, práctica". Todo empieza por intentar hacerlo, por pensar que somos capaces. La primera vez nos costará horrores ser capaces de trascender cosas que estamos interpretando como críticas feroces, pero poco a poco nos va a ir saliendo mejor".

5- Aprende a ver las cualidades positivas de los otros y sacarlas. "Hemos de eliminar esa actitud tóxica de fijarnos sólo en lo negativo, en lo que no nos gusta", explica Bibi. Y es cierto que seguro que muchos de los familiares con los que somos susceptibles de discutir tienen cosas que detestamos pero también otras magníficas. Aprender a detectarlas y, no sólo eso, sino a decirlas puede cambiar radicalmente el ambiente de la comida. Dile a tu tía que está muy guapa, o a tu cuñado que tiene un aire a Varoufakis, al cocinero que el asado está de muerte o al que haya traído el vino que menuda maravilla. Prueba a hacerlo y verás.

6- Ceder. Es fundamental en todos los casos, especialmente cuando se trata de ir a cenar a casa de la familia política. Y cuando decimos que hay que ceder nos referimos a ambas partes: uno tendrá que ir a casa de los familiares de su pareja pero el otro tendrá que ceder en alguna ocasión y no hacer que se multipliquen las comidas. Lo ideal es sentarse antes de las fiestas para planificar juntos, sin discusiones, las comidas, y llegar a un punto de equilibrio entre lo que uno desea y lo que el otro está dispuesto a dar. Negociar, al fin, que es la base de cualquier relación adulta sólida y duradera, ya sea de pareja, profesional o laboral.

7- No te sientes al lado de los que no te caen bien. Es de lógica, pero evítalo a toda costa. Y si es necesario habla con los anfitriones para que propicien que te puedas sentar al lado de aquellos con los que te llevas mejor. Sentarte cerca de los niños siempre va a ser un revulsivo en Navidad, pues suelen estar tan contentos que esa alegría es contagiosa. Puedes echar un rato montando legos y eso te alejará del riesgo, siempre latente, de liarla parda.

8- No bebas demasiado

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