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Desde dormir más a hacer ejercicio

Cómo desengancharse del café: aquí van 10 consejos

¿Eres de los que te sientes esclavo de las siete u ocho tazas de café  que te tomas a diario? ¿Te gustaría acabar con esa relación enfermiza? Sigue nuestros consejos y dirás bye-bye a la bebida con cafeína.

El café, ese vicioso amante que no te deja.

El café, ese vicioso amante que no te deja.Morguefile

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"No soy persona si no me tomo una café nada más levantarme". ¿Habéis pensado alguna vez en lo que nos dice esta frase?, ¿significa que si no nos metemos un chute de cafeína no llegamos ni siquiera a la categoría de subespecie? Suponemos que muchos de vosotros tenéis un consumo responsable, pero, por si hay almas descarriadas que realmente se sienten esclavos del cafelito, sufren de taquicardias, andan nerviosicos perdidos o tienen el colesterol por las nubes, ahí va un paquetazo de medidas para dejarlo.

Reduce el consumo poco a poco. Evidentemente, si eres un yonqui del café, de esos que se toman siete u ocho tazas al día, quitarlo de golpe y porrazo puede ser demasiado. Empieza suprimiendo las que menos necesites: esa que te aprietas a media mañana para escaquearte del trabajo puede ser una gran opción, las de pasadas las cinco de la tarde también sobran, creenos.

Busca un sustituto. De cajón. Necesitas una bebida caliente para olvidarte de tu adorado café. Puedes empezar por un descafeinado aunque, ojito, porque algo de cafeína contienen. El cacao soluble, el té, los zumos naturales... pueden ser grandes aliados que te hagan olvidarte de tu humeante amigo de la mañana. A por ellos, tigre.

Prepárate para el síndrome de abstinencia. A ver, cómo te decimos esto... desengancharse del café es como desengancharse de cualquier otra droga y puede realmente difícil. Prepárate para momentos de nerviosismo, dolores de cabeza, etc. No va a ser un proceso sencillo y tienes que saber que te esperan instantes de flaqueza en los que darás tu reino y tu colección de minifiguras de Los Simpson por una taza de café.

Duerme más (incluso siestas). Si modificas tus hábitos y pasas a dormir las siete u ocho horas recomendadas, estarás haciendo mucho para olvidarte del café. También puedes cambiar tu cortado anti-modorra por una pequeña siesta que, tras 15 minutos, te vuelva a dejar preparado para retomar el trabajo y ser productivo.

Bebe agua. Bien, el agua, nuestro líquido elemento favorito te va a ayudar con el síndrome de abstinencia. No solo te echará una mano a la hora de rehidratar tu cuerpo, sino que te ayudará con el equilibrio mental combatiendo cara a cara al nerviosismo. Además, tener una botella de agua siempre a mano evitará que acabes pidiendo un café o... aún peor... sacándotelo de una máquina.

Toma alimentos integrales. ¿Por qué?, te preguntarás. Pues porque comer cereales integrales, por ejemplo, te ayuda a regular el índice glucémico y esto evitará que te sientas tentado de combatir los bajones de azúcar con una taza de café. Además, estarás mejorando tu alimentación. Nada, tranquilo, no hace falta que nos lo agradezcas.

Elimina las digestiones pesadas. Piensa que, muchas veces, el recurso al café viene cuando tienes que "despejar" después de una comida copiosa regada con abundante vino. En ese momento, el recurso al cafelito es lo más habitual del mundo. Si comes más ligero, no sentirás esa necesidad de tener que despertarte de la modorra con cafeína.

Come con frecuencia. ¿Cuántas veces te metes entre pecho y espalda un café porque estás aburrido o ves muy lejos la hora de la cena? Si te apuntas a comerte una fruta o un snack saludable de cualquier otro tipo, te sentirás saciado y te olvidarás de ese café king size con el que remontabas esos bajones entre comida y comida.

Haz ejercicio. Pues claro que sí. El ejercicio físico te ayudará a sentirte mejor -liberarás endorfinas- y a olvidarte de tu clásico cortado de después de comer o de tu cafetazo de primera hora de la mañana.

No te juntes con los cafeteros. Importantísimo evitar los rituales que te llevaban muchas veces a apretarte un café. Aléjate de las sobremesas, de esos momentos en los que las comidas parecen alargarse o de los cafecitos de media mañana. Así, conseguirás dejar atrás la cafeína.

 

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