Adivinamos cómo va a ser tu cesta de Navidad

Cuando llegan estas fechas, empezamos a ver por la calle gente cargada con las cajas de sus lotes de Navidad. Una costumbre arraigada que ha tenido épocas mejores (cuando a veces caía hasta algún jamón) pero que no ha llegado a desaparecer y que sigue manteniéndose en muchas empresas. Otras, han cambiado el lote clásico por una buena comida o cena de Navidad para los empleados o incluso han optado por hacer lotes personalizados más gourmets que cada año van cambiando donde sólo se incluyen un par o tres de productos.

Si sois de estos últimos, los de la cesta de Navidad gourmet, quizá sea necesario esperar a recibir el regalo para ver qué es lo que contiene y saber qué os quedará por comprar. En cambio, si sois de los que trabaja en una empresa donde la tradición manda, no será necesario que esperéis. Puede ser que lo hagáis con la esperanza de que este año tu empresa se haya estirado un poco, pero, aunque no quiero desanimaros, lo veo muy difícil.

Si trabajáis desde hace años en la misma empresa, vamos a deciros lo que posiblemente contiene la maleta de cartón, aún sin verla.

Bebidas:

- No faltará nunca una botella de cava. O de vino espumoso. Y además será Brut Nature, que siempre da más caché.

- Una botella de vino blanco y otra botella de vino tinto. El blanco será casi con toda seguridad de la zona de El Penedés o será un Rueda. El tinto será un Ribera del Duero o un Rioja.

- Una botella de licor o destilado. Si la empresa tiene presupuesto, casi seguro que incluirá una botella de whisky o de coñac. Si no le llega, pero quiere tener un detalle, puede ser que os encontréis una de anís que además os servirá para cantar los villancicos rascándola con el mango de una cuchara de madera.

Comida:

- Una cuña de queso manchego, bien envasada al vacío para que aguante es un fijo de los lotes.

- Un chorizo o un salchichón si es que hay que escoger. Si no es así, serás afortunado y tendrás uno de cada.

- Lomo embuchado o jamón: no te esperes una pieza ni de uno ni de otro, pero quizá caiga algún sobre ya loncheado.

- Frutos secos, para después de la comida, los polvorones y los turrones. Porque ante todo, debemos alimentarnos bien. Son ideales para acompañar una buena sobremesa sin fin hasta la hora de cenar.

Dulces:

- Los polvorones son totalmente imprescindibles. Puede ser una caja más o menos grande, pero siempre artesanales de La Estepa. Si no va a ser así, Sr. o Sra. empresaria, mejor no los ponga.

- Una cajita de bombones también resulta muy típica. Y seguro que es una de estas tres: la famosa caja de color rojo; la de bombones rellenos de guinda y licor con nombre francés o la del bombón redondo en papel de magdalenas, aunque sin Isabel Preysler.

- Imprescindibles serán una barra de turrón del duro y otra del blando. No hay lote sin ellos.

Latas de conserva:

- Puede ser os encontréis alguna lata o tarro de cristal más gourmet, como una ventresca, unos pimientos asados o incluso unas anchoas.

- Una lata de espárragos. Aunque, sinceramente, ¿alguien come espárragos en Navidad? Puede ser que sea un mensaje subliminal para después de los días de banquete…

- Una lata de piña o melocotón en almíbar. Si, porque estoy segura de que estas latas sólo se hacen para llenar los lotes de Navidad, aunque el pijama sea un postre totalmente olvidado. Siempre nos puede quedar el consuelo (igual que con los espárragos) de decir que hemos comido fruta de postre. Y ¿Qué me decís de verter el caldo en un vaso y bebérselo? ¡¡Cómo ansiaba ese momento cuando era una niña!!