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Sí, ellos también lo sufren

Tópicos del patriarcado que afectan a los hombres

Si hacemos uso de la empatía, estaremos todas de acuerdo en que los hombres tienen que soportar carros y carretas por el simple hecho de ser hombres y que ninguna tenemos en cuenta. O sí... pero a eso llegaremos más adelante.

Peluquero

PeluqueroiStock

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"Eres una nenaza si eres maquillador". Desde tiempos inmemoriales, son los hombres quienes se han encargado de llevar el pan a casa, soportando trabajos duros y pesados como son la construcción, metalurgia, minería, etc. y altos cargos empresariales con jornadas laborales interminables en busca del éxito profesional, en vez de quedar en casa al cuidado de los hijos, fregando platos y lavando la ropa a mano. Aunque esto ha ido cambiando y las mujeres trabajamos, e incluso hay hombres que se quedan en casa haciendo las tareas domésticas (ya por fin con lavadora) y quitando pañales (a pesar de que en ninguna entrevista de trabajo se haya molestado por conocer su intención de ser padres), en el mercado laboral tienen que soportar grandes injusticias y desigualdades a la hora de desempeñar según qué labores.

Es muy complicado encontrar a un hombre trabajando de administrativo, secretario, peluquero de mujeres, esteticién especialista en manicuras, asistente del hogar, maquillador o maestro gourmet de cupcakes sin que sea tachado de “nenaza”, “mariposón” o “marica” (como si esto último fuese un insulto).

"¿Cómo vas a ir a ballet?" Pero este trato desigual al hombre no solo se da en el trabajo, también en los deportes. A día de hoy, muchos chavales viven con el estigma emocional de no poder practicar ballet, gimnasia artística, natación sincronizada, clases de Zumba o Tuerking en el gimnasio, sin que sean humillados por sus compañeros de clase, pandilla o trabajo al tratarse de deportes de mayoría femenina (que no "de mujeres"). ¡Vaya, qué falta de decoro!

"Los chicos no lloran". Pero la desgracia de los hombres va más allá del trabajo y el deporte, también se ven muy condicionados en su actitud y vestimenta: llorar y expresar sentimientos (excepto si es un dolor físico diagnosticado médicamente) o llevar una prenda rosa pone en peligro la masculinidad del macho.

Clase de ballet
Clase de ballet | iStock

Pongámonos en su piel. Tiene que ser durísimo abrir el armario y encontrar media docena de vaqueros, camisetas y chaquetas, todo cortado por el mismo patrón y sin ningún ápice de diferencia del resto, ¿y por qué no una minifalda o unas medias con liga?

Los primeros testimonios de faldas en la Historia no tenían género, ni mucho menos líos, porque las usaban indistintamente bárbaros y bárbaras. Y ya ni hablar de no poder pintarse la cara fuera de carnaval y las despedidas de soltero, ¡con lo guapos que se ven muchos cuando se marcan la raya en el ojo! Los primeros en maquillarse y depilarse en la Historia fueron sacerdotes egipcios hace unos 5 mil años antes de que se lo apropiara el patriarcado para tenernos a las mujeres con la piel fina, hasta hoy día con los bonos de depilación láser tarifa plana para nuestras selvas repartidas a lo largo y ancho de toda nuestra anatomía.

Es intolerable que aún en 2018 estas cosas pasen. Seguimos con actitudes, trabajos y deportes feminizados por los roles patriarcales de género, no porque sean cosas de mujeres. ¡Y tenemos que ayudarlos a esquivar esta hecatombe! Que en realidad, ya se lleva muchos años intentando a través del feminismo, lo cual tiene más pros para tod@s de los que se le atribuye, lejos de quitar a los hombres privilegios que llevan siglos por delante.

Porque no se trata únicamente de luchar por la mujer, sino de derribar todos aquellos juicios y construcciones sociales que han hecho que el machismo afecte tanto a unas como a otros. Porque el feminismo, además de contribuir a igualar derechos, también dota de cajas de herramientas para terminar con esas desgracias que el hombre lleva toda la vida soportando.

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