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Y sobre todo, mucha calma

¿Qué hacer (y qué no) si a tu hijo le sangra la nariz?

El sangrado nasal en niños es algo frecuente, de hecho muy frecuente. ¿Por qué pasa? Pues el motivo último por el que sangra la nariz es de lo más variado: catarros, mucosa de la nariz seca, alergia, rinitis, golpes o, el más frecuente, hurgarse en la nariz. Está claro que cuando un niño se hurga en la nariz puede provocar una herida y que ésta sangre. Pero en otras ocasiones no hay golpe o éste es mínimo. También tienes que tener en cuenta, que hay medicamentos (no de uso frecuente en niños, pero los hay) que pueden facilitar este sangrado.

Sangrado nasal

Sangrado nasaliStock

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Pero, ¿por qué ocurre especialmente en los más pequeños de la casa? Pues porque los niños, en la parte anterior del tabique nasal, tienen una encrucijada de pequeños vasos sanguíneos en pleno crecimiento. A poco que la zona se irrite o se lleve un mínimo golpe, sangrado nasal asegurado.

Vale, pues vamos a lo interesante: ¿qué puedes hacer tú en casa si a tu hijo le sangra la nariz? Lo primero de todo, tranquilidad. Ten en cuenta que en la mayoría de ocasiones se va a solucionar comprimiendo 5-10 minutos. ¿Cómo lo puedes hacer? Pues aprieta el ala de la nariz para que presione sobre la zona del tabique, donde habitualmente estará el punto sangrante. Puedes apretar únicamente o ayudarte con una gasa o similar. Tienes que tener en cuenta que no es recomendable usar algodón, las fibras que se deshilachan se quedarán pegadas por dentro de la nariz.

Más dudas que te pueden surgir: ¿y cuánto tiempo presiono? Al menos unos 5 minutos antes de quitar el tapón. Luego ya puedes quitarlo y comprobar cómo va. Otra cosa a tener en cuenta es cómo colocar al niño en el momento del sangrado: ¿boca arriba? ¿boca abajo? ¿sentado? ¿de pie? Pues lo mejor es poner al niño sentado, un poco inclinado para delante. Así evitaremos que trague la sangre, que es bastante desagradable. Si tras comprimir bien como te he dicho, ves que el sangrado continúa, es el momento adecuado para acercarte a tu centro de salud, a tu hijo debería verlo un pediatra.

Cosas que igual has oído, pero que no han demostrado que valgan para nada: apretar la zona de la nariz entre los ojos, ahí no está el punto que sangra con casi toda probabilidad. Tampoco vale de nada aplicar hielo, déjalo para los golpes.

Niña con sangrado nasal
Niña con sangrado nasal | iStock

Preocupaciones que os surgen habitualmente a los padres son: ¿habrá sangrado demasiado? ¿Se habrá anemizado? ¿Habrá que hacerle una analítica? Pues no es tan fácil que un niño se anemice con un único sangrado nasal (aunque en casos muy graves podría ser). Lo normal es que el niño siga funcionando con normalidad y no tenga ningún problema. ¿Cuándo indicamos hacer una analítica los pediatras? Pues ante situaciones como:

1. Sangrado nasal muy repetido, tanto como 2-3 veces por semana.

2. Sangrado nasal en bebés pequeños.

3. Cuando dura mucho tiempo, más de 30 minutos.

4. Cuando hay otros sangrados no normales o hematomas exagerados.

Los últimos supuestos sobre todo buscando otras enfermedades que justifiquen el sangrado.

A veces, cuando el sangrado nasal es frecuente, los padres también soléis preguntarnos: ¿no lo tendrá que ver el otorrinolaringólogo? Pues, sí, en algunas ocasiones es necesario que los vea el especialista, pero no es lo habitual. El niño debe ser valorado de manera especializada cuando el sangrado es muy, muy repetitivo o muy abundante. Y entonces, ¿qué le harán? Pues en ocasiones prueban a “quemar” el vasito sangrante. Pero es importante que sepas que a veces ni siquiera esto es la solución porque, como hemos visto, en esa zona los vasos están en pleno crecimiento e, igual dentro de unas semanas, la nariz sangra por otro sitio.

¿Qué nos queda en esas ocasiones? Taponar cuando le sangre. Tu hijo crecerá. El sangrado nasal es bastante infrecuente por encima de los 14 años. Mientras tanto, mantén su nariz humidificada, lavados nasales cuando se acatarre, evita que se toque la nariz o acudir al pediatra para que inicie tratamiento en caso de alergia o rinitis. Y, sobre todo, paciencia, como siempre, mucha paciencia.

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