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Lo más habitual es que sea algo banal

Al niño le duele la cabeza, ¿cuándo debes preocuparte?

El dolor de cabeza en niños es algo frecuente y que nos suele preocupar mucho como padres. ¿Cuándo sí y cuándo no debes preocuparte? ¿Qué tratamientos le podemos dar a los niños?

Niña con dolor de cabeza

Niña con dolor de cabezaiStock

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El dolor de cabeza, o cefalea, en niños es más frecuente de lo que te puedas pensar. Es el problema neurológico más frecuente en niños, así como el motivo más frecuente de consulta al especialista de neuropediatría y en urgencias. Como ves, es algo que nos preocupa mucho.

Cosas que debemos saber. Primero: ¿el dolor de cabeza es algo primario o secundario a otros problemas? Segundo: ¿cuáles son los tipos más frecuentes de cefalea primaria? Los más frecuentes son la migraña y la cefalea tensional. Por último, ¿a qué procesos puede deberse un dolor de cabeza? Puede ser secundario al abuso de analgésicos, a problemas psiquiátricos, golpes, infecciones o tumores.

Por suerte, de todo esto, lo más habitual es que el dolor de cabeza coincida con un cuadro viral u otra enfermedad, normalmente sin mayor importancia. Pero si tu hijo tiene fiebre y dolor de cabeza, ¿qué debemos vigilar? Fundamental, que tenga buen estado, que no haya petequias en la piel (son unas manchas de color rojo vino que no desaparecen a la presión) ni rigidez de nuca.

Cuando a un niño le duele la cabeza, siempre hay un padre o madre detrás pensando en que algo malo puede pasar, pensando: “¿en qué me tendría que fijar y que me debe preocupar más?”. Tranquilízate porque en la mayoría de ocasiones son procesos banales. Pero toma nota de los signos de alarma:

1. Dolor de cabeza asociado a vómitos persistentes.

2. Que el dolor de cabeza sea mayor al orinar, defecar o con la tos.

Las cefaleas son muy comunes en los niños
Las cefaleas son muy comunes en los niños | iStock

3. Si el dolor de cabeza hace que tu hijo se despierte en mitad de la noche o que se queje de dolor nada más levantarse.

4. Que tu hijo cambie notablemente de carácter, veas una caída en su rendimiento escolar o el dolor de cabeza interfiera con su actividad normal.

5. Si los episodios de dolor aumentan en frecuencia o intensidad a lo largo de los meses.

6. Que tu hijo asocie convulsiones, movimientos raros, rigidez de nuca o visión doble.

7. Si el dolor de cabeza no mejora con la medicación habitual.

¿Tu hijo tiene alguno de estos signos de alarma? No hace falta que te digamos que lo primero es consultar con vuestro pediatra. Incluso, en casos graves, a urgencias.

¿Dolor de cabeza asociado a dolor de barriga, tristeza o rechazo a ir al cole? Busca alguna explicación, algo debe estar pasando.

En muchas ocasiones los padres preguntáis: “¿no será bueno hacerle una analítica o una prueba de imagen y nos quedamos tranquilos?”. A los médicos la mayoría de veces nos resuelve más una buena historia clínica con lo que nos contáis la familia y explorar bien al niño que cualquier prueba. Muchas veces las pruebas de imagen suponen radiar a tu hijo y que sean normales no quiere decir que no pueda aparecer otra cosa en unos meses. Una cosa que sí puede ser de utilidad es, cuando acudas a tu pediatra, que le llevéis una especie de agenda que refleje qué días le duele y un poco las características de ese dolor.

Si tu hijo tiene dolor de cabeza, ¿qué tratamiento puede tomar?

1. Primero piensa si hay algo que desencadena el dolor. Así podréis prevenirlo.

2. Si lo que tu hijo sufre es migraña, probablemente mejore metiéndose en una habitación en penumbra y sin mucho ruido.

3. Si el dolor es intenso, los medicamentos que utilizamos habitualmente son ibuprofeno o paracetamol, a las dosis habituales.

¿El dolor de cabeza se puede prevenir?

En muchas ocasiones podemos. La migraña, principalmente, tiene factores desencadenantes. Si analizas qué se relaciona con el dolor de cabeza de tu hijo, los podrás evitar. Evita también ambientes muy cargados, la exposición al sol sin protección o los cambios en el ritmo del sueño.

Si el dolor de tu hijo es muy intenso y repetido, consulta con tu pediatra. Hay tratamientos preventivos que, en algunos casos, se pueden aplicar. Tu pediatra será quien mejor te pueda indicar si es necesario y cuál es el mejor para tu hijo. Recuerda, es quien mejor lo conoce.

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