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Análisis

Por qué recurrir a la homepatía en niños es una mala idea

Habitualmente, a los padres nos gusta dar a los niños la menor cantidad de medicamentos posibles. Y, en ocasiones, te puedes sentir “tentada” a buscar una solución “natural” al problema o enfermedad de tu hijo.

Homeopatía

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Cuidado con usar productos que no han demostrado científicamente ser eficaces y que, además, pueden tener sus riesgos. Ojo con la homeopatía.

¿Qué es la homeopatía?

La homeopatía, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, se define como una "práctica que consiste en administrar a alguien, en dosis mínimas, las mismas sustancias que, en mayores cantidades, producirían supuestamente en la persona sana síntomas iguales o parecidos a los que se trata de combatir" (hasta hace nada la definición era la de "sistema curativo que aplica a las enfermedades, en dosis mínimas, las mismas sustancias que, en mayores cantidades, producirían al hombre sano síntomas iguales o parecidos a los que se trata de combatir".

La homeopatía se basa en un principio fundamental, la ley de similitud o ley de los semejantes. Por esta ley, una sustancia, que es capaz de producir una serie de síntomas en una persona sana, es también capaz de curar síntomas semejantes en una persona enferma, cuando se administra en dosis mínimas.

Según el Libro Blanco de la Homeopatía (ojo, patrocinado por el principal laboratorio de productos homeopáticos) se efectúa un examen holístico del paciente para buscar un remedio eficaz personalizado. La teoría dice que no se tratan enfermedades, sino a la totalidad del enfermo. Como comprenderás, eso es bastante discutible: la infección de orina de tu hijo se trata igual en España que en Holanda.

¿Qué es eso de las dosis mínimas?

El principio activo que se usa en la homeopatía se aplica siempre diluido. La forma más frecuente de conseguir esta dilución es: Se coge 1 ml de la sustancia original y se mezcla con 99 ml de agua. Se agita y se obtiene una dilución de 1 CH (Centesimal de Hahnemann, su ideólogo). Luego se coge 1 ml de esa dilución y se repite la operación y así pasamos a una dilución de 2 CH. Así seguiremos, diluyendo la sustancia 100 veces cada vez que sumamos un número CH. Esa dilución, a veces, llega a realizarse hasta en 30 ocasiones. ¿De verdad crees que queda algún efecto en un principio activo tan diluido? Según el creador de esta pseudoterapia, el efecto curativo se produce no por la sustancia en sí, sino que la dilución y golpeteo transmite al agua el "espíritu curativo de la sustancia". ¡Por favor, un poco de seriedad y método científico en el siglo XXI!

Niño tomando medicación
Niño tomando medicación | iStock

¿Por qué hay, entonces, personas que dicen que les funciona?

El efecto placebo es un efecto positivo que puede percibir una persona cuando le damos una pastilla, jarabe o similar (sin saber que realmente es inútil) para tratar una dolencia, por el hecho de pensar que está tomando algo curativo. Ése es el único efecto que ha demostrado tener la homeopatía a día de hoy.

De hecho, si miras sus prospectos, no sabrías si reír o llorar. Con respecto a las indicaciones de los diferentes productos pone: “Se ha utilizado tradicionalmente para…” No, perdone, yo lo que quiero saber es para qué ha demostrado su producto ser útil. Claro, que a eso no hay respuesta y por eso se considera una pseudoterapia.

Pero bueno, mala no será, ¿no?

Pues seguimos mirando el prospecto. Sus efectos secundarios son todo un misterio. En ningún sitio especifica claramente sus posibles efectos adversos. Los fabricantes se cubren las espaldas indicando que "como todos los medicamentos, pueden tener efectos secundarios". ¿No te parece poco serio? Cualquier medicamento habitual pasa previo a su comercialización estudios muy serios sobre seguridad y llevan un prospecto en el que especifica uno a uno sus posibles efectos y la frecuencia de ellos.

Entonces, ¿qué problemas nos podemos encontrar en niños que les demos homeopatía?

1. Que sus padres, por confiar en estos productos nada eficaces, dejen de darles otros que sí que lo son y su cuadro empeore.

2. El gasto innecesario de dinero que suponen estos productos, ya que muchas veces se usan durante temporadas largas para prevenir catarros o infecciones de poca importancia que suelen disminuir en número año a año según el niño crece, incluso si no le diésemos nada.

3. Tanto los gránulos como los jarabes suelen ser muy azucarados. Súmalo a una higiene dental regular, un maravilloso nido de caries dental.

Tanto es así que países como Australia ya han tomado la determinación de dejar de financiar terapias alternativas, como la homeopatía. Desde España, la Organización Médica Colegial, exige retirar su venta de las farmacias, ya que no ha demostrado su eficacia.

Por ahora sigue estando en el mercado pero, si por lo menos tú eres una consumidora más informada, tendrás menos posibilidades de gastarte el dinero en productos inútiles.

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