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Cada vez están más presentes

Probióticos, ¿debes tomarlos de forma habitual?

Los ves por doquier, todo el mundo habla de ellos, te los manda el médico en alguna dolencia determinada pero hay firmas que ya los venden para consumo habitual. ¿Es aconsejable este tipo de consumo?

Salud

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Empecemos por hacer una aclaración importante: aclararte qué es un probiótico y qué es un prebiótico. Los probióticos son aquellos alimentos en los que existen bacterias que ayudan a reforzar nuestro sistema inmune, bacterias que sobreviven a la digestión llegando vivas al colon y ayudando a restituir la flora intestinal (que se puede alterar por muchas causas). Son, por ejemplo, los que te aconseja el médico cuando has tenido una gastrointeritis o cuando estás tomando antibióticos.

Por otra parte están los prebióticos, que son los alimentos que estimulan el crecimiento de esas bacterias beneficiosas en el colon. No son bacterias vivas, son simplemente sustancias que ayudan, a modo de complemento energético. “El organismo alberga una comunidad diversa de bacterias simbióticas a las que denominamos microbiota, que establece una relación mutualista con el individuo, de modo que influye permanentemente en su fisiología. Por ejemplo, hay evidencia clara de que las interacciones de nuestras bacterias con nosotros mismos en la mucosa del intestino desempeñan un papel muy importante en el desarrollo y regulación del sistema inmunitario, en definitiva regulan nuestro estado de salud total. Los probióticos son microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas producen un efecto beneficioso en la salud y el bienestar del huésped, los prebióticos (carbohidratos no digeribles como la fibra soluble) serían el alimento de los probióticos, cuya ingestión induce el crecimiento de microorganismos beneficiosos) y los simbióticos, asociación de los dos anteriores”, explica la nutricionista Paloma Quintana.

Los probióticos te sientan bien si tienes dermatitis atópica

“Los probióticos se utilizan en gran número de patologías tanto pediátricas como en el adulto, principalmente en problemas gastrointestinales como la diarrea aunque también se ha valorado su efecto beneficioso en alteraciones inmunológicas como la dermatitis atópica y, en los últimos años, en diferentes patologías de la mujer como las vulvovaginitis y las mastitis. Sin embargo, el empleo de probióticos no está del todo incorporado a la práctica clínica habitual por los médicos de Atención Primaria ni de los dietistas-nutricionistas debido en parte a los resultados poco concluyentes de la mayoría de los estudios, y por otro lado a la gran diversidad en el diseño de los mismos, lo que justifica la variabilidad en los resultados de su eficacia”, aclara Quintana.

Yogur
Yogur | iStock

Pero entonces, ¿merecen o no la pena? ¿deben consumirse de forma habitual? “Yo diría que sí merecen la pena si se conoce bien el tipo de probiótico y la cantidad que podría ayudar en cada patología, por ejemplo, mandar un probiótico que mejora la diarrea a una persona con problemas en la piel pues igual no tiene sentido. Un buen uso me parece el consumirlos junto a un tratamiento antibiótico (que mata casi toda nuestra microbiota), siempre bien separados del antibiótico”, aconseja.

Está claro que su consumo asociado a determinadas patologías ayuda a tu salud pero en lo que respecta a su consumo habitual “yo diría no, probablemente no sea útil porque lo que debes hacer es cuidar tus propios “bichitos”, no añadir más, cuidarlos con prebióticos, y esto significa, COMER MÁS SALUDABLE, vegetales, frutas, legumbres, por ejemplo”, finaliza la experta.

En el caso de que tu ritmo de vida (por ejemplo, si te pasas la vida viajando) no te permita tener esa alimentación tan saludable como querrías, sí te pueden venir bien algunas formulaciones del mercado (por ejemplo, la marca Perricone tiene varias, como los sobres de toma diaria Green Seeds, con vitaminas y minerales que lleva Kale, espinacas, alfalfa, brocoli, etc). Pero siempre es aconsejable que lo consultes con tu médico o tu nutricionista.

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