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MITOS

¿Puedes comer mantequilla si estás a dieta?

¿Estropeará tu dieta si utilizas mantequilla para cocinar o si pones en tus tostadas del desayuno? Lo analizamos.

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La mantequilla ha estado muy demonizada por ser una grasa en general y por contener ácidos grasos saturados en particular. Bien, pues ni una cosa ni la otra tienen porque enfermarte ni mucho menos, ni tampoco impedir que tu dieta de adelgazamiento sea un éxito.

Ya en 2014 nos sorprendió la portada de la revista Time con su aplastantes “eat butter” (coma mantequilla) para desmentir que las grasas saturadas fueran las responsables directas del aumento del colesterol ni enfermedades cardiovasculares.

La mantequilla es básicamente la grasa de la leche, siendo este alimento en su composición un mínimo de 80% de grasa. Contiene ácidos grasos saturados, pero debes saber también que no todos son iguales, y que estos ácidos grasos cortos (químicamente son cadenas cortas o medias) son en realidad beneficiosos para nuestro organismo. Así mismo, no todas las mantequillas son iguales, algunas pueden contener algo más añadido, sobre todo sal.

Con respecto a la sal contenida en las mantequillas, sí deberíamos tener algo de más cuidado, siguiendo las recomendaciones de la OMS que nos dice que limitemos a 5 g de sal al día, y algunas marcas de mantequilla contienen casi un 3% de sal, por lo que te recomiendo intentar comprarlas sin sal.

Otro inconveniente de la mantequilla es su aporte calórico, al no contener agua prácticamente en su composición, y tal porcentaje de grasa, aporta mucha energía. Esto puede solucionarse tomando la ración adecuada que variará de unas personas a otras, pero unos 10 a 20 g para untar o cocinar, pueden hacerte disfrutar de tu receta, sin ser un problema por provocar exceso calórico, y a su vez, aprovechando sus nutrientes, como las vitaminas liposolubles A y D, muy importantes para la salud ósea.

Mantequilla
Mantequilla | iStock

Margarina, mucho más peligrosa que la mantequilla

Recomiendo tener mucho cuidado con la confusión creada con las “grasas vegetales”. No son mejores que una mantequilla a no ser que hablemos de un aceite sin refinar, como ocurre con el aceite de oliva virgen extra, ese sí es saludable.

La margarina es en realidad una mezcla de grasas vegetales hidrogenadas, es decir, que mediante una modificación industrial se ha conseguido que sean sólidas, y provocan serios problemas de salud. Por tanto, huye de las margarinas y cualquier otro producto que contenga ácidos grasos trans en su composición.

Disfruta de la mantequilla en su medida, para cocinar es muy estable, es decir, se oxida menos que otros aceites, por lo que puede ser una buena opción, y a pesar de ser calórica, es saciante, lo cual es muy positivo cuando tratamos de perder peso.

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